Inicio Desarrollo Con lúdica, desconectados de Medellín debaten su dramática situación

Con lúdica, desconectados de Medellín debaten su dramática situación

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Líderes comunitarios estiman que por lo menos unas 2.000 personas se encuentran desconectados en La Honda y La Cruz.
Más de 500 personas afectadas por la desconexión de los servicios públicos domiciliarios se darán cita este domingo 12 de julio en el encuentro “Conéctate con el desconectado”, que tendrá lugar en el colegio Gente Unida del barrio La Cruz, nororiente de Medellín. El evento es organizado por los procesos sociales de los sectores de la ciudad donde más se evidencia esta problemática.


Desde las 8:30 de la mañana y hasta las 5:00 de la tarde, los desconectados de barrios como Belén Altavista, Nuevo Amanecer, Las Independencias, Llanadas, Golondrinas, El Pacífico, Altos de la Torre y Mirador de Calazans, expondrán el drama social que están generando las altas tarifas de los servicios públicos y la falta de los mismos.

 

Allí se podrán escuchar historias  de familias que han recurrido al peligroso sistema de préstamos “pagadiarios” con el fin de cancelar sus obligaciones con Empresas Públicas de Medellín (EPM); casos de niños y ancianos quemados o asfixiados debido a la utilización de velas y fogones de leña por no contar con el servicio de energía eléctrica y se conocerán denuncias de facturación excesivas y poco ajustadas a las condiciones sociales de los residentes de estos barrios.

 

Lo curioso del encuentro es que muchas de estas situaciones serán expuestas de forma lúdica o artística. Por ejemplo, los habitantes de los barrios La Honda y La Cruz realizarán una parodia cómica sobre una escena que se ha vuelto cotidiana en sus vidas: la suspensión del servicio de energía eléctrica por parte del funcionario de EPM.

 

“Hemos preparado un montaje llamado ‘historias de la vida real’ y la vamos a protagonizar los propios desconectados del barrio. Tenemos varios personajes como el abogado del pueblo y el abogado de la empresa, que entre otras cosas se llama Luz Miseria Nipan Niagua”, cuenta doña Flor Inés Restrepo, habitante de La Cruz y una de las actrices de la singular obra.

 

Paradójicamente, entre el 24 y 26 de junio le fue suspendido el servicio de energía eléctrica a más de 120 hogares de este populoso sector, ubicado en la parte alta de la zona nororiental, dejando a unas 700 personas en “penumbras”. La razón: imposibilidad de pago por parte de las familias.

 

Por este mismo motivo, un número similar de viviendas padecerá un corte en este servicio en los próximos días, según denunciaron líderes comunitarios. Y es que a la inmensa mayoría de habitantes de esta zona, catalogado como uno de los mayores asentamientos de desplazados de la ciudad, el dinero literalmente les alcanza “o para comer o para pagar la cuenta de servicios públicos”.

 

Además, las alternativas para superar la desconexión por la falta de pago planteadas por EPM, como la energía prepago y la re-financiación de las cuentas vencidas, están empeorando la situación.

 

“Tenemos el caso de una señora que instaló el contador prepago hace como cuatro meses. A ella le dijeron los de Empresas Públicas que quedaba a paz y salvo, pero ahora le llegó una factura por 700 mil pesos. ¿De dónde va a sacar esa señora esa plata?”, se pregunta doña Flor.

 

Opción: el pagadiario

La angustia que genera este tipo de situaciones está llevando a las familias a recurrir a los llamados “gota-gota”, con los riesgos que ello implica. Tal es el caso de doña Marta Carvajal, quien en mayo ajustó dos cuentas de servicios públicos sin cancelar. Como lo ordena la ley en estos casos, EPM suspendió la prestación del servicio de energía eléctrica y teléfono.

 

La suspensión de servicios públicos ha generado accidentes y afectaciones a la salud de menores de edad y ancianos.
Como no contaba con los 70 mil pesos para el pago de su deuda, pues sus ingresos derivados del trabajo en una fábrica de arepas apenas le alcanzan para comer, doña Marta se las ingenió para iluminarse con velas. Pero la penumbra de la noche le jugó una mala pasada. Un día, su hijo de 11 años tropezó con una olla que contenía aceite caliente que no alcanzó a ver, lo que le produjo fuertes quemaduras en uno de sus brazos.

 

El drama familiar fue aún mayor. Sin dinero para cubrir los gastos médicos de su hijo, doña Marta le solicitó un préstamo por 180 mil pesos a una persona que maneja un “pagadiario” en la zona. Con el dinero, la señora pagó su cuenta de servicios y compró los medicamentos formulados para la quemadura de su hijo.

 

Pero “la cura resultó peor que la enfermedad”, pues ahora debe cancelar 30 mil pesos semanales durante cerca de dos meses sin demora alguna sino quiere verse sometida a presiones y amenazas armadas y adicionalmente, ya le llegó la nueva factura de los servicios públicos por valor de 22 mil pesos que, como cosa curiosa, no va a poder cancelar este mes.

 

“Me va tocar trabajar turnos de 17 horas en la fábrica para no quedarle mal al señor y ajustar la plata para los servicios. Cuando pienso en estas cosas me dan unas ganas de devolverme para Bajirá. Yo me vine desplazada de allá hace 10 años, y no sé si hayan condiciones para volver, pero es que esta situación es muy dura”, relata doña Marta.

 

De ahí que uno de los objetivos del encuentro del domingo 12 de julio será el de concientizar a la comunidad que ni la energía pre-pago ni los llamados “pagadiarios” son alternativas de solución para el drama que hoy padecen.

 

“Seguiremos insistiendo en que los servicios públicos son un derecho, no una mercancía. Durante la jornada vamos a construir soluciones para plantearle a EPM, pues este es un problema que viene creciendo y frente al cual hay que fortalecer la movilización ciudadana”, señala Francy Álvarez, integrante de la Red Juvenil, organización no gubernamental que apoya la realización del Encuentro.

 

De acuerdo con Francy, se espera que este domingo se entreguen resultados parciales del gran censo que los procesos comunitarios de La Honda y La Cruz vienen realizando desde el mes de mayo en esta zona, con el fin de determinar la dimensión de sus problemáticas sociales. 


“Vamos a socializar el diagnóstico realizado a lo largo de estos meses. La idea es complementarlo con los asistentes y culminar este proceso, que nos va a servir para emprender acciones a futuro que permitan dar solucionar reales al problema de la desconexión”, sentencia Álvarez.