“¡No, ni riesgos!, eso por allá está muy peligroso y si me ven con usted después me gano un problema con esa gente. No ve que a las personas extrañas así como usted los detienen los ‘muchachos’ y si no sabe explicar qué está haciendo en el barrio, la puede pasar muy mal. Es mejor evitar”, respondió don Aurelio*, tradicional líder comunitario del barrio Calatrava de Itagüí, al pedido del periodista de recorrer las calles del sector.
Su preocupación no era para menos. El domingo 4 de julio el dirigente barrial había acordado una cita con el periodista para el mediodía del lunes siguiente, con el fin dialogar sobre la situación del municipio. Pero 12 horas antes se registró un asesinato en el punto señalado para el encuentro: la terminal de microbuses de
Al parecer se trataba de un joven del barrio El Rosario, comuna 6 de Itagüí, quien visitaba a un amigo residente en Calatrava, perteneciente a la comuna 5 de la localidad. Desde que se agudizó la confrontación entre los llamados “combos”, los barrios de estas comunas se convirtieron en territorios intransitables para aquellos que no son propios de la zona.
“Nadie de este barrio (Calatrava), sea viejo, joven, hombre o mujer, puede pasar al Rosario o al Tablazo, estamos encerrados. Si de pronto lo conocen, lo peor que le puede pasar es que lo devuelven. Si nadie lo distingue, la puede pasar muy mal. Por aquí hay un muerto casi diario”, relató el dirigente barrial.
Desde ese día a la fecha no han cesado los homicidios en Itagüí. Entre el 22 y el 25 de julio se registró el que ha sido considerado el fin de semana más sangriento del municipio. En diversos hechos fueron asesinadas nueve personas y en lo que va corrido del año la cifra ya llega a 180, siendo la localidad más violenta de la región sólo detrás de Medellín.
Según las autoridades, el incremento de los asesinatos obedece a la disputa de “combos” delincuenciales por el control de las rentas legales e ilegales, como son las vacunas a comerciantes, transportadores y pobladores en general, las ganancias derivadas de venta de alucinógenos, entre otros.
Dichas confrontaciones, que cada vez se registran con mayor intensidad y en diversos puntos del municipio, han generado otra serie de afectaciones como son la imposición de férreos límites barriales; la ocurrencia de varias desapariciones forzadas, el aumento de los desplazamientos forzados intraubarnos y la deserción escolar.
“Son bastantes los muchachos de este barrio que no regresaron al colegio El Rosario, por ejemplo, por puro miedo. Esto está muy difícil. Igual pasa en el Diego Echavarría Misas o en Ciudad de Itagüí. Lo triste es que esos muchachos se quedan en la calle, sin hacer nada, propensos a ingresar a esos grupos porque, ¿qué más les queda por hacer?”, manifestó Aurelio.
De acuerdo con reportes entregados en el primer trimestre del año por
Los análisis sobre la situación de convivencia y seguridad realizados por
“Barrios como El Tablazo, Calatrava, El Rosario,
Según Cardona, lo que sucede en Itagüí obedece al recrudecimiento de la confrontación entre las bandas
“La disputa es esencialmente entre las bandas
Curiosamente, en un pasado reciente ambas estructuras trabajaron juntas para miembros de la llamada “Oficina de Envigado”, especialmente para Alirio de Jesús Rendón, alias el “cebollero”. Pero luego de la fragmentación que experimentó la “Oficina” tras la extradición de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias don “berna” y la posterior captura de alias el “cebollero” llevó a que bandas con cierto poderío, aprendizaje y dominio territorial como
La supuesta autonomía derivó en una confrontación entre los líderes de ambas organizaciones criminales que hoy ha convertido a Itagüí en un territorio en disputa. Para dimensionar un poco la situación, basta decir que cada uno de los cerca de 100 colectivos que cubren la ruta San Gabriel-San Francisco deben pagar semanalmente unos 20 mil pesos a uno de los “combos” de San Gabriel. Hacer la misma cuenta con las otras seis empresas transportadoras, que en promedio manejan un parque automotor de 60 vehículos, arroja una suma importante de dinero producto de extorsiones por la que cualquier grupo armado competiría.
Para agravar la situación, los llamados “herederos de
Para contener esta arremetida violenta,
Está última fue derogada recientemente, pero las demás permanecen vigentes, pese a que líderes comunitarios y organizaciones como Nueva Gente han cuestionado su efectividad. De hecho, entre el 18 de junio y el 15 de julio se presentaron 15 asesinatos; dos menores de edad resultaron heridos en enfrentamientos armados ocurridos en el barrio El Rosario (2 de julio) y Calatrava (5 de julio) y se presentaron fuertes balaceras en la vereda Ajizal (2 de julio) y barrio Santa María (8 de julio).
El municipio ha incrementado su pie de fuerza en más de 160 efectivos, pero las acciones de
Testimonios como el de Andrés*, habitante del barrio Los Naranjos, comuna 1 de Itagüí, dan cuenta de lo anterior. “Hace como un mes unos pelados iban a atracar a un taxista por el sector de Tilín-Tilán, pero el conductor se defendió y logró frustrar el robo. De inmediato llegó
Brillan por su ausencia
Fueron pocas las situaciones que Aurelio le narró al periodista ese día en su cita. El temor era evidente y no sólo en él sino en las personas que decidieron acompañarlo en la entrevista. Mencionar las palabras “conflicto”, “bandas” o “violencia” despertaba una fuerte reticencia casi generalizada entre los hablantes.
Sin embargo, Aurelio se atrevió a narrar lo que, con la mirada, sus compañeros de mesa le pedían que callara. “Eso de las vacunas, pues que le digo yo, en todas las casas del barrio nos cobran dos mil pesos por la seguridad. Todos los domingos pasan y es mejor tener la plática. Después de todo son dos mil pesitos”, relató.
Y aunque ya se está acostumbrando a esta situación, hay cosas que le duele observar, sobretodo en su condición de líder barrial. “Mire, aquí
Aurelio no miente en su apreciación. El 11 de junio pasado fue asesinado Albeiro Garcés, quien había denunciado públicamente amenazas en su contra y que no fueron atendidas por las autoridades. Asimismo, desde febrero de este año fue intimidada toda la junta directiva de Asocomunal Itagüí y según lo pudo establecer
En comunas como la 5, ninguna de las Juntas de Acción Comunal ha podido realizar su asamblea y sus labores han disminuido ostensiblemente. Incluso, la sede del barrio Calatrava, que hace tres años fue entregada en comodato por
“¿Sabe qué es lo más triste de todo? Que hace 28 meses el Alcalde no se reúne con nosotros cuando el Estatuto de las Juntas de Acción Comunal (JAC), en su artículo 743, dice que las reuniones deben ser periódicas. Los líderes comunitarios son los ojos y los oídos de los funcionarios en los barrios, pero a este Alcalde parece que no le importa. ¿Ha dado la cara por toda esta problemática? ¿Ha dicho que medidas va a tomar? Nada, absolutamente nada”, aseveró Aurelio.
Y es que pese al sentimiento de zozobra que se viene apoderando de los itagüiseños, que ha obligado a las madres a restringir las salidas de sus hijos a la calle a jugar, a los novios a recurrir a las llamadas telefónicas o al e-mail, a los trabajadores a cambiar de rutas de buses y en general a todo mundo a callar, hay algo en lo que todos coinciden y para lo que, curiosamente, no faltan los calificativos, como lo pudo constatar el periodista ese día durante la entrevista: “A nosotros también nos gustaría saber que piensa el Alcalde de Itagüí sobre esta situación”.
*Nombres cambiados a petición de la fuente