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Disputa por el microtráfico se extiende al Oriente antioqueño

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  • Preocupación en la subregión por aumento de casos de sicariato, vendetas y fleteo
  • Bandas criminales de Medellín estarían detrás del negocio de la droga en el Oriente


La disputa que sostienen actualmente combos y bandas delincuenciales por el control de rentas legales e ilegales en varias comunas de Medellín se estaría trasladando a los municipios del Oriente antioqueño.

Así lo manifiestan pobladores, organizaciones sociales y funcionarios de varias localidades de la subregión, visiblemente preocupados por el surgimiento de fenómenos como el sicariato, venta y consumo de estupefacientes, la vinculación de menores de edad a actividades ilícitas, amenazas a líderes sociales, extorsiones a comerciantes y propietarios de fincas de recreo, fleteos, entre otros, y en los que estarían participando integrantes de organizaciones criminales que delinquen en la capital antioqueña.

Testimonios allegados a las organizaciones que confluyen en la Mesa de Derechos Humanos y Protección Humanitaria del Oriente Antioqueño señalan una fuerte presencia de “personas extrañas provenientes de Medellín” en localidades como Rionegro, Guarne, La Ceja, Marinilla y La Unión, situación que coincide con el aumento de expendios de droga y el incremento en los homicidios (principalmente entre la población joven) motivados por ajustes de cuentas entre grupos dedicados al microtráfico.

En Marinilla, por ejemplo, la Secretaría de Gobierno Municipal señaló que de los 16 homicidios cometidos el año anterior un número importante de ellos está relacionado con vendetas entre personas dedicadas a la venta de estupefacientes. Si bien la titular del despacho, Adriana Gómez, señaló que no se tiene identificada la presencia de bandas criminales en la localidad, reconoció su preocupación por el incremento en la venta y consumo de alucinógenos así como los casos de fleteo y hurto, tanto en zonas rurales como urbanas, donde las víctimas señalan a “personas de Medellín” como los principales responsables.

“Pensamos que Marinilla, por estar tan cerca del Valle de Aburrá, puede estarse convirtiendo en un escondite para integrantes de las bandas de Medellín. La gente así lo señala, nos dicen que vienen jóvenes de Medellín, que alquilan fincas por unos días, delinquen en el municipio y luego se van. Pero decir que aquí hay presencia de bandas criminales como tal, no tenemos identificadas”, expresó la funcionaria.

La Agencia de Prensa IPC quiso conocer la opinión del Teniente Francisco Rojas Ñamtiara, comandante de la Estación de Policía de Marinilla, pero no pudo establecer comunicación con el uniformado.

Similar preocupación ronda a los habitantes de Rionegro. Según cifras oficiales, esta localidad registró en el 2009 el número más alto de homicidios de la subregión: 29; antes de finalizar el 2010 la cifra de asesinatos se ubicaba en 18, siendo, de nuevo, la más alta del Oriente. De acuerdo con un funcionario oficial, que pidió reserva de su nombre, gran parte de estos crímenes obedecen a disputas entre bandas criminales llegadas de la capital antioqueña, las cuales vienen adelantando un fuerte proceso de vinculación de menores de edad para fortalecer sus actividades ilegales en la región.

“Las bandas urbanas de Medellín se han desplazado a Rionegro para hacer lo mismo: manejo de plazas de vicio, ingreso de armas. Están utilizando menores de edad, niños y niñas, para transportar armas y vender drogas bajo la modalidad de domicilios. Hay puntos críticos en el municipio como la calle Obando, el Alto del Medio, un sitio céntrico conocido como El Callejón. Y eso coincide con el incremento del fleteo, el robo de fincas y la extorsión a propietarios de las mismas”, señaló la fuente.

La Agencia de Prensa IPC conoció el testimonio de un poblador de la vereda El Tablazo, quien fue víctima hace poco de una extorsión. Lo preocupante, según el relato de la víctima, fue descubrir, al momento de interponer la denuncia respectiva, que buena parte de sus vecinos también fueron extorsionados. “Se identificaron como gente que trabajaba con un señor “Valenciano” y que necesitan dinero para unas medicinas”, expresó el labriego sin dar más detalles.

¿Rearme paramilitar?         

Para la Secretaría de Gobierno de Marinilla, lo que viene ocurriendo en localidades como la suya tiene una explicación apenas lógica: dada su cercanía con el Valle de Aburrá, lo que pase en esta subregión impacta inmediatamente en el Oriente cercano.

Prueba de ello es que debido a la presión que viene ejerciendo la Fuerza Pública en los barrios de Medellín contra las organizaciones criminales ha ocasionado que varios de sus integrantes utilicen a los municipios del Oriente como “escondite” o retaguardia para sus actividades ilegales. El que se haya registrado el asesinato de varios cabecillas de estas estructuras en zonas rurales de Rionegro y Guarne mientras eludían el asedio de autoridades y enemigos, es un indicativo de lo anterior.

Entre los casos más sonados figuran el de Fabio León Vélez Correa, alias Nito, señalado de ser uno de los jefes de la red criminal conocida como “Oficina de Envigado”, asesinado en septiembre de 2009 en zona rural de Rionegro y la masacre perpetrada en septiembre de 2010 en una finca ubicada en Guarne, donde perdieron la vida tres hombres sindicados de pertenecer a la banda “La Unión” de Itagüí.

Además, los análisis de las organizaciones que confluyen en la Mesa de Derechos Humanos y Protección Humanitaria del Oriente advierten que la llegada a la región de grupos armados ilegales de Medellín guarda estrecha relación con la presencia de cultivos ilícitos en el Oriente antioqueño, región que se caracterizó hasta hace poco por ser territorio libre de hoja de coca.

Al parecer, la subregión se está convirtiendo en punto estratégico para la actividad del narcotráfico debido no sólo a su cercanía con el Valle de Aburrá y la facilidad de conectividad que tiene con otras subregiones como el Magdalena Medio y el norte del departamento de Caldas, sino también porque permite mantener pequeñas parcelas cultivadas con hoja de coca, instalar pequeños laboratorios para el procesamiento del alcaloide y disponer de estructuras armadas con capacidad logística, en este caso provenientes de Medellín, para que custodien toda la cadena del negocio.

En Rionegro, las denuncias de pobladores señalan fuerte presencia de bandas de Medellín.
Los seguimientos de las organizaciones sociales dan cuenta de presencia de sembradíos de hoja de coca en San Francisco, Cocorná, Granada, Guarne, La Unión, Nariño, San Luis, San Vicente y El Santuario. Si bien hay informes oficiales que señalan que la guerrilla de las Farc controla los cultivos en municipios del Oriente lejano y algunos de la zona de Bosques, en los restantes el control sobre los mismos es atribuible a grupos armados sin identificar.

Donde se advierte con fuerza esta presencia es en La Unión y La Ceja. Pobladores de ambos municipios consultados por la Agencia de Prensa IPC y que solicitaron reserva de su nombre manifestaron su preocupación por la fuerte presencia de un comando de hombres fuertemente armado en zona montañosa de La Unión que, al parecer, sería la responsable de una serie de homicidios que se registraron a finales del año anterior en la localidad.

“El año pasado La Unión estuvo muy delicado. Sólo en octubre se presentaron 14 homicidios, casi todos de gente joven. Muchos de ellos fueron encontrados en la vía que va a La Ceja. Hasta unos desmovilizados que vivían en el pueblo se tuvieron que ir porque les dijeron que si no se unían al grupo armado, los mataban. Ahora está un poquito calmado, pero la gente sigue con miedo porque dicen que ya montaron un campamento entre La Unión y El Carmen”, expresó un poblador de La Unión.

Por su parte, una mujer residente en La Ceja señaló que: “el municipio se está convirtiendo en la plaza de vicio más grande del Oriente. Gente de otros municipios viene a conseguir vicio a La Ceja. Pero resulta también que hay un grupo armado aquí en el pueblo, con gente que no es del Oriente, que controla esas plazas. La gente dice que vienen de Medellín. Hay mucho miedo entre la población por eso”.

La Agencia de Prensa IPC intentó comunicarse con autoridades municipales de La Ceja y con el Personero Municipal de esa localidad, doctor Leopoldo Botero Alzate, pero no pudo establecer comunicación alguna.

Lo que más preocupa es que, a diferencia de épocas anteriores donde la sociedad entera se movilizaba para rechazar cualquier acto violento, ahora se encuentra amedrentada: varios de los más representativos líderes sociales del Oriente antioqueño fueron amenazados, tal como lo denunció recientemente el portal Verdadabierta.com y varios de ellos ya piensan, incluso, abandonar la región.