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Corregimientos de Medellín: en alerta por presencia de “Urabeños”

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  • Pese a presencia de Policía, habitantes de corregimientos se mantienen en alerta
  • Disputa por corredores claves para actividades ilícitas podría agudizarse en la ciudad

La llegada de los “Urabeños” a Medellín de seguro transformará el mapa del conflicto urbano que padece la ciudad desde hace ya más de dos años y agudizará la disputa por las zonas periféricas de la ciudad, territorios vitales en términos logísticos para el desarrollo de actividades ilegales como el tráfico de sustancias alucinógenas y armas.

Así lo conceptúan analistas de organizaciones no gubernamentales como la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), el Instituto Popular de Capacitación (IPC) y la Unidad Permanente para los Derechos Humanos (Updh) de la Personería de Medellín, quienes coinciden en señalar que con la presencia de este nuevo actor armado ilegal, la confrontación se intensificará en aquellos territorios de la ciudad que constituyen corredores estratégicos de movilidad hacia otras regiones del departamento y del país.

Esa presencia también supone una re-estructuración de las bandas delincuenciales orgánicas tanto a la facción de Maximiliano Bonilla Orozco, alias Valenciano, como a la de Eric Vargas, alias Sebastián, así como el recrudecimiento de los enfrentamientos entre ambas facciones surgidas de la llamada ‘Oficina de Envigado’. Lo más grave es que, bajo este escenario, se agravará la delicada crisis humanitaria que padece la ciudad por cuenta de este complejo conflicto armado. 

Para los analistas, la situación actual de los corregimientos Altavista, San Cristóbal y San Antonio de Prado, refuerza la tesis sobre los nuevos focos de disputa territorial.

De acuerdo con los registros del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, dichas localidades experimentaron en el primer trimestre de 2011 un incremento en los homicidios con respecto al mismo periodo del año anterior. En San Antonio de Prado, por ejemplo, se cometieron 53 homicidios en todo 2010 y en lo que va corrido del año el registro ya se ubica en 22 casos. En San Cristóbal se presentaron 12 homicidios en los dos primeros meses del año, dos más que en el mismo periodo del año pasado y en Altavista ya van siete asesinatos.

En la Updh, las declaraciones de víctimas de desplazamiento forzado intraurbano provenientes de los corregimientos también vienen aumentando con relación al año anterior. La comunas 8 y 13, así como sectores como El Limonar (San Antonio de Prado), La Loma (San Cristóbal) y Nuevo Amanecer (Altavista) figuran como las zonas donde se han registrado desplazamientos forzados en lo que va de 2011.

Es precisamente en estos últimos sectores donde la Updh ha advertido la presencia de los “Urabeños”. Testimonios recogidos por esta agencia del Ministerio Público dan cuenta de cómo desde mediados de diciembre del año pasado, llegaron numerosos hombres provenientes de otras regiones de Antioquia e incluso, de otros barrios de Medellín, al corregimiento Altavista para ejercer un fuerte control armado y enfrentarse con las estructuras de alias Sebastián.

Versiones recopiladas por la Agencia de Prensa IPC señalan que para esa misma época se presentaron situaciones similares en San Antonio de Prado y San Cristóbal. En todos los territorios se registró el mismo fenómeno: los “recién llegados” desplazaron del mando a los líderes de las bandas del sector, convirtiéndolos además en “soldados rasos” al servicio de la nueva organización, con disponibilidad para ser trasladados a otras zonas de la ciudad y de Antioquia.

Los que se opusieron a ello, debieron desplazarse de sus barrios o terminaron asesinados, como en el caso de alias “Nanis”, quien fue hasta hace poco el jefe de una de las bandas más fuertes de Altavista. Según lo conoció la Agencia de Prensa IPC, el joven no quiso acogerse a las nuevas reglas impuestas por la banda criminal, como lo era entregar el total del producido de las plazas de vicio, aumentar el cobro de vacunas a comerciantes y transportadores, y ejercer controles territoriales más fuertes en el corregimiento. Su determinación le costó la muerte a principios de enero de este año. El hecho generó el éxodo de varios miembros de la banda, quienes ahora se encuentran protegidos por las autoridades judiciales y de policía.

La zozobra es aún mayor entre la población, pues dicen que ahora “ya no saben quiénes son sus verdugos ni cómo actuar frente a ellos”: “De alguna manera, uno sabía cómo actuar frente a los pelados del combo, porque todos eran del sector. Los conocíamos. Ya no. El que manda ahora en mi sector es un tipo raro, nadie sabe de dónde es. Lo que dice la gente es que son los Urabeños que vienen desde  (Belén) Aguasfrías, ya dominan el Centro y van para las otras veredas y Nuevo Amanecer”, cuenta Juan*, líder barrial de Altavista.

“Yo vivo en todo el límite entre la comuna 13 y San Cristóbal. Y en las últimas semanas ha llegado mucha gente al barrio, sobre todo negros. Alquilan una casa y se meten tres o cuatro de esos tipos todo el día en ella. Casa que vean estratégica, casa que van pidiendo. ¿Qué le toca a la gente? Irse, ¡qué más! Desde eso es que la cosa se puso bien fea. Antes era maluca, ¡pero ahora está invivible! No podes pasar para el lado de la Quiebra (comuna 13) y los del barrio, como no conocen a la gente, se mantienen atropellándola diciendo que quién es y para donde va. ¡Y vaya hágales algún reclamo pues!”, agrega a su vez Jorge*, habitante de San Cristóbal.

El relato de Alberto* sobre lo que ocurre en San Antonio de Prado es igual de inquietante. “En el Limonar Dos, que es donde yo vivo, hay un proceso de reclutamiento forzado de pelados miedoso. La orden es: trabaja para nosotros o se van. Los jefes, que no sabemos quiénes son, alquilaron una casa. Ahí programan reuniones y los fines de semana les entregan plata”.


Territorios estratégicos

Lo que hoy se conoce como la banda criminal de los “Urabeños” fue, hasta la captura de Daniel Rendón Herrera, alias don Mario, lo que se conoció como las Autodefensas Gaitanistas. Luego de la desmovilización del bloque Élmer Cárdenas, en agosto de 2006, alias don Mario comenzó la conformación de este grupo. Con su captura, en abril de 2009, las autoridades señalan a los hermanos Úsuga David como los principales jefes de esta organización criminal.

Informes de la Corporación Nuevo Arco Iris indican que los hoy llamados” Urabeños” se aliaron con alias Valenciano, lo que supone un reacomodo de fuerzas en todo el departamento de Antioquia, Córdoba y Sucre pero que, sin duda, impactará fuertemente en la ciudad de Medellín.

Bajo esa lógica, los corregimientos adquieren un valor especial para los grupos armados ilegales, dada la movilidad que permiten con otras regiones del departamento. “Controlando esas zonas se asfixia al enemigo, se le gana terreno y se puede comenzar a controlar la ciudad”, asevera, Fernando Quijano, director de Corpades.

Ya en el pasado, tanto las milicias guerrilleras como los bloques paramilitares identificaron la importancia de San Cristóbal, Altavista y San Antonio de Prado en el ajedrez de la guerra.

Así, por ejemplo, Diego Fernando Murillo Bejarano, alias don Berna, ordenó a sus hombres del bloque Cacique Nutibara conquistar, a como diera lugar, los corregimientos San Cristóbal, San Antonio de Prado, Altavista y otros sectores del occidente de Medellín como Belén Aguas Frías. Cada uno de ellos tenía su propio atractivo y valor estratégico.

Un porcentaje importante de los recursos que financiaron al Cacique Nutibara en Medellín provenía del hurto de gasolina del poliducto Medellín-Cartago, que atraviesa la vereda Buga de Altavista. El grado de conectividad que ofrecía San Antonio de Prado con los municipios del sur del Valle de Aburrá y con los demás corregimientos lo convirtieron en territorio clave para las Auc. San Cristóbal se convirtió en la puerta de entrada de los paramilitares a la comuna 13. Fue desde allí que se inició la retoma de la zona, en manos de las milicias de las Farc y el Eln.

En la actualidad, según las hipótesis de las organizaciones y la Updh, la llegada de los “Urabeños”, particularmente a los sectores del suroccidente de Medellín, apunta a impedir que alias Sebastián cierre el anillo periférico que ha venido consolidando en el último año.

El planteamiento, sustentado en los análisis de las estructuras delincuenciales afincadas en los barrios, su nivel de confrontación y el nivel de homicidios, es el siguiente: desde mediados del año pasado, la facción de Sebastián logró consolidar un dominio importante en las partes más encumbradas de la ciudad, especialmente en el nororiente (comuna 1) y noroccidente (comunas 6 y 7). Para lograrlo, recurrió a una estrategia cruelmente efectiva: someter a sangre y fuego a los combos al servicio de alias Valenciano; desplazar del sector a quienes no aceptaron la oferta de trabajar para el nuevo “patrón”, incluidas sus familias y, luego sellar, con acto público de por medio, un “pacto de no agresión”.

Para erigirse como el nuevo “amo y señor” del crimen en Medellín le bastaría dominar el sur y el occidente de la cuidad, importantes porque desde allí se puede conectar con el occidente del departamento y el Urabá antioqueño. Y es la zona rural comprendida entre la comuna 7, el corregimiento San Cristóbal, la comuna 13 y el sur-occidente, incluido el sector Altavista, el que hoy es objeto de disputa.

Es en estos sectores donde se han incrementado las acciones armadas y las muertes violentas en los últimos meses. Es allí donde se concentran hoy los operativos de la Policía Nacional y el Ejército, quienes vienen trabajando de forma conjunta con el fin de recuperar la tranquilidad en esta amplia franja.

“Si los ‘Urabeños’ están en Medellín, el análisis que hay que hacer es dónde están y de dónde vienen. Sabemos que están fuertes en el Urabá, en el Sur de Córdoba, en algunas regiones de Sucre y Magdalena. No es descabellado pensar entonces que para ellos es vital ese corredor entre San Cristóbal, Pajarito, San Javier parte alta”, conceptúa el director de Corpades.

Para Diana Barajas V., coordinadora del Observatorio de Derechos Humanos del IPC, también se debe tener en cuenta que importantes jefes mafiosos operan desde Medellín y que en sus calles se dirimen pleitos por cargamentos o incumplimientos de pactos mafiosos. “Las denominadas Bacrim prestan los servicios de seguridad a las rutas y los cargamentos, al mismo tiempo, son Sebastián y Valenciano los jefes de  estructuras criminales cualificadas para estos servicios violentos de protección”, declara Barajas V.

Los propios habitantes de los corregimientos saben que sus territorios son claves en un rompecabezas en el que están de por medio el tráfico de drogas y armas. “Yo, que toda la vida he vivido en Altavista, sé que hay caminos que lo llevan a uno a San Cristóbal, a (San Antonio de) Prado; de Aguas Frías a Itagüí. Mejor dicho, si yo fuera un ilegal, este pueblo sería vital, por lo bien ubicado. Y es lo que yo me pregunto: la llegada de tanta gente rara, tan bien armados, no creo que sea para pelearse una plaza de vicio. De fondo, tiene que haber algo más grande”, sostiene Juan, el líder social de Altavista.

Por lo pronto, mientras llegan las respuestas, los habitantes de los corregimientos viven ahora en una tensa calma. Las recientes capturas realizadas por la Policía Nacional por lo menos han incidido en la disminución de las muertes violentas y confrontaciones. Pero lejos de dar tranquilidad, hay quienes sostienen que estarán alertas frente a un nuevo rebrote de la violencia pues, “los jefes, a los duros, a esos nos los capturaron y eso significa que tarde o temprano volverá a comenzar la guerra”, sentencia Alberto, el poblador de San Antonio de Prado.

*Los nombres fueron cambiados a petición de las fuentes.