- Armas, policías y escenas de violencia conforman la cotidianidad de niños y niñas
- Educadores comienzan a advertir secuelas del conflicto armado en esta población
.jpg "El evento contó con una nutrida presencia de padres de familia, quienes disfrutaron, al igual que sus hijos, los amplios espacios que posee el barrio Carlos E. Restrepo.")
Lo anterior puede advertirse en sus narraciones, sus juegos, sus miedos y hasta en la forma como representan su mundo a través de sus dibujos. Por lo menos así han comenzado advertirlo los integrantes de la Corporación Cedecis, que a través del programa “Educación, Ciudadanía y Derechos para la Primera Infancia”, en convenio con el programa Buen Comienzo de la Alcaldía de Medellín, viene atendiendo a más de 2.300 infantes de las comunas 6, 8 y el corregimiento Altavista, en 21 centros infantiles.
Precisamente el pasado viernes 13 de mayo, unos 300 pequeños provenientes de estas comunas así como el corregimiento, se tomaron el barrio Carlos E. Restrepo para celebrar allí el evento “Pinceladas de Colores: una cuidad pintada por los niños y niñas”. Por espacio de ocho horas, y como su nombre lo indicia, los transeúntes del tradicional barrio del centro-occidente de la ciudad pudieron apreciar, en su máxima expresión, la creatividad infantil para representar lo que a sus cortas edades entienden sobre términos como familia, escuela, barrio, ciudad.
Para Alejandra Cardona, coordinadora del programa “Educación, Ciudadanía y Derechos para la Primera Infancia”, el evento sirvió no sólo para que los niños y niñas, todos provenientes de sectores marginales, entraran en contacto con otros referentes de ciudad sino también para que los adultos conocieran “esas lecturas que hacen ellos sobre sus entornos y que, muchas veces, nosotros no sabemos entender”.
Y es que para Cardona, no deja de ser preocupante que, aparte del referente familiar (madre, padre y hermanos), las imágenes más recurrentes que tienen los niños de estas comunas cuando se les indaga sobre su ciudad (o barrio) sean el Metro de Medellín y los hombres armados, los miembros de la fuerza pública o situaciones de violencia como atracos y enfrentamientos.
“Mientras los adultos intentamos ocultarles una realidad compleja, ellos ya la tienen interiorizada en sus vidas. Ellos hacen sus propias lecturas sobre la violencia. Y se volvió un hecho que viene creciendo en los centros infantiles, en las escuelitas; es decir, pareciera que cada vez es más natural el conflicto para ellos y eso está impactando en sus referentes, en sus imaginarios”, señaló Cardona, quien agregó además que dichos impactos también se dan en las formas de interacción. “hay niños que simulan jugar con armas, que juegan a construir armas”.
Para quienes trabajan en el ámbito pedagógico o cuentan con esta formación profesional, como el caso de Alejandra Cardona, el que se den este tipo de situaciones a tan cortas edades también supone re-pensar los procesos de acompañamiento a los menores de edad. Desde su perspectiva, ya no se puede hablar de un trabajo preventivo, “sino que ya, a esas edades, hay que hacer una intervención directa y un acompañamiento para curar esas heridas y esa carga con la que ellos llegan a los centros infantiles”.
Hoy día, el programa de la Corporación Cedecis viene trabajando intensamente en tres componentes como son el pedagógico, donde se busca que los niños desarrollen sus habilidades cognitivas y motrices; la seguridad alimentaria y el acompañamiento psicosocial.
Justamente, uno de los propósitos de mediano plazo del programa es poder realizar aportes a la Administración Municipal tendientes a fortalecer las políticas públicas en materia de educación para la primera infancia. Según Sonia Goez, directora de la Corporación Cedecis, los relatos que realizan los niños a través de sus diferentes actividades en los centros infantiles, constituye un insumo valioso que da pistas sobre los aspectos a tener en cuenta con miras a forjar adultos capaces de explotar todas sus potencialidades.
