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En 2012 el morro de Moravia deberá estar deshabitado

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Según el Secretario técnico del Instituto de Vivienda de Medellín (Isvimed), para junio de 2012 las 220 familias que aún habitan el morro tendrán que haber salido de él. Comunidad manifiesta temor de reasentarse en Nuevo Occidente por miedo a los ‘combos’ de la zona.

Juan Alejandro sonrió después de tomar el tetero. Su hermano mellizo, Juan Sebastián, dormía bajo las cobijas. Los bebés, de seis meses de nacidos, eran ajenos a lo que sucedía en su casa, que se llenó de vecinos del barrio, funcionarios de la Personería y de la Alcaldía.

Era la fecha programada para su desalojo, uno de los nueve que ya tiene en sus manos la Secretaría de Gobierno y que serán ejecutados antes de que termine el año. Según funcionarios del Isvimed, en estos casos ya agotaron los procesos legales y sus habitantes no quisieron negociar, no han allegado la documentación necesaria o, tras búsquedas de varios meses, se les agotó el tiempo para encontrar un lugar donde vivir mientras consiguen una solución definitiva de vivienda.

El caso de Jazmín Agudelo, la madre de los mellizos y también de Sara Valentina, de seis años, es el único desalojo en Moravia motivado por ocupación irregular (invasión). Los otros 219 que faltan por solucionar se deben a su ubicación en zonas de alto riesgo o a la declaratoria de calamidad pública expedida por el Ministerio del Interior mediante Resolución 031 de 2006, que dio lugar al Plan Parcial de Moravia, en el que ya van reasentadas cerca de dos mil familias de las 2.138 censadas en 2004.

“¿Quién va a responder por los muertos de los otros reasentamientos? Queremos que no destruyan las familias, que nos respondan no solo por la vivienda sino también por la vida”, dijo María Piedad Rojas, mamá de Jazmín, a los funcionarios de la Administración que llegaron a dialogar sobre su caso. Uno de los miedos generalizados entre los habitantes de Moravia que faltan por reubicarse son las condiciones de seguridad en la ciudadela Nuevo Occidente, en donde se les ha ofrecido reasentamiento, pues a su juicio, los ‘combos’ delincuenciales de la zona los pondrían en peligro.

“Conocemos casos de que efectivamente algunas familias han sido amenazadas cuando van a Pajarito, pero es claro también que eso ocurre en todos los barrios. Nosotros siempre hacemos acompañamiento a las familias a través de la Gerencia de Moravia, y en Pajarito a través de la Gerencia Social de Nuevo Occidente”, afirmó Daniel Miranda, Trabajador Social en Moravia del Isvimed.

Habitantes de Moravia, unidos para exigir nuevas negociaciones

Carlos Bedoya, líder cívico de Moravia, exigió que los desalojos se detengan. “Pedimos una negociación justa, con los abogados de ellos y los de nosotros. La reubicación en Nuevo Occidente es lesiva porque la gente tiene su arraigo y su proceso económico aquí”, señaló.

Sin embargo, Ana Cristina Igua, abogada del Laboratorio de Reasentamiento de la Personería de Medellín, afirmó que están atentos a que en cada uno de los casos respeten los derechos de los habitantes de Moravia, y que hasta ahora los procedimientos se han realizado en derecho.

Miranda añadió que en las negociaciones con las comunidades llevan más de seis años, y que jurídicamente ya vencieron los plazos y las rondas para negociar con muchas de las familias a quienes, según su situación y las mejoras que hayan hecho a sus casas, se les reconoce un monto de dinero o se les postula a subsidios de vivienda del Municipio, la Nación o de fundaciones privadas que les permitan adquirir una vivienda nueva o usada.

Frente al tema, el subdirector técnico del Isvimed, Antonio José Toro, anotó  que la meta de la Administración saliente es que a mayo de 2012 no haya ni una familia habitando el morro de Moravia.

Durante la diligencia de hoy se decidió detener el desalojo de Jazmín Agudelo y de su familia y analizar nuevamente el caso. Entre los compromisos que asumió Jazmín está el de entregar toda la documentación que, desde mayo, les solicitaron tanto Personería como Isvimed.

Juan Alejandro y Juan Sebastián, que pasaron por las manos de varias vecinas mientras su mamá atendía a los funcionarios públicos, no se enteraron de lo que sucedió en casa, del desalojo que se detuvo y de que, seguramente, la próxima Navidad ya no estarán viviendo en Moravia.