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Homicidios preocupan a los habitantes de Marinilla

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Herido de muerte el adolescente abrió la puerta de su casa para desplomarse en la sala. Sus padres corrieron a auxiliarlo mientras su hermanito de 6 años preguntaba angustiado qué ocurría. Este drama lo vivió la familia Giraldo Carvala del municipio de Marinilla, en el Oriente Antioqueño, donde la comunidad está preocupada porque la inseguridad y el aumento de homicidios están afectando principalmente a los jóvenes.

De reportar 10 asesinatos en el 2008 el municipio pasó a 38 en el 2011; según cifras de la administración municipal que ya registra 10 homicidios en lo corrido del 2012. Pero la Fiscalía indica que el número de casos es mayor, porque según su reporte en el 2011 fueron 42 muertes violentas y este año han sido 14. La última víctima fue este joven de 16 años, apuñalado el sábado 12 de mayo en el barrio Villas de Marinilla.
Doris Elena Giraldo Carvala, hermana del adolescente e integrante de la Asociación de Mujeres del Municipio de Marinilla (ASSOMA), relató que el joven regresaba de una fiesta y a una cuadra de su casa fue atacado por la espalda, recibiendo siete puñaladas que le ocasionaron la muerte.
“Para la familia es supremamente doloroso porque estábamos seguros de que esto no nos iba a tocar a nosotros. Por eso estamos invitando a toda la comunidad para que nos apoye este miércoles 23 de mayo, cuando realizaremos una marcha en la que rechazaremos todo acto de violencia”, indicó Doris.
Asenel Muñoz, líder de la Asociación de Mujeres del Oriente (AMOR), explicó que la movilización comenzará a las tres de la tarde en la plaza de mercado y recorrerá las principales calles del pueblo hasta llegar al espacio de memoria de las víctimas, Renacer con Esperanza, ubicado en la salida hacia el municipio de El Peñol.
Esta no es la primera vez que los marinillos marchan contra de la violencia. La movilización anterior tuvo lugar e pasado 6 de febrero de 2011, tras la muerte de Óscar David Martínez, comerciante y gestor cultural, quien fue baleado por otro joven de la población. Aunque el agresor fue capturado la comunidad aún no tiene claras las razones del homicidio, como al parecer ha ocurrido en la mayoría de los casos.
En la misma situación se encuentra Doris Elena, quien no comprende por qué mataron a su hermano. “Él trabajaba de 8 de la mañana a 8 de la noche, no tenía tiempo para amigos, drogas o violencia. Era un joven que no se fumaba un cigarrillo y como trabajaba con dos hermanos mayores, ellos siempre estaban pendientes de las amistades que tenía. A él se le reprendía o se le aconsejaba por algo y lo único con lo que nos respondía era con un llanto o con un puchero.”
Quienes atacaron a este joven al parecer tenían la plena intención de matarlo, porque en ningún momento le robaron dinero o alguna de sus pertenencias, según indicó Doris. Ella agregó que lo último que alcanzó a decir su hermano, antes de morir, fue: “papá, mamá, me mataron”; pues llegó al hospital sin signos vitales.
Además de preocupar a la comunidad, la muerte de este joven atrajo la atención de la Mesa Regional de Derechos Humanos, que se reunió el viernes 18 de mayo en Marinilla, para analizar lo que está sucediendo en esa población y en otros municipios del Oriente Antioqueño, afectados por asesinatos, extorsiones, hurto y micro tráfico.
 Allí se planteó que es necesario hacer una caracterización de las muertes violentas, con el propósito de establecer quiénes son las víctimas y a qué se debieron sus muertes. Además se concluyó que la población juvenil se ha vuelto más vulnerable porque las estructuras familiares se están debilitando.

 

Jóvenes tentados por las drogas y el alcohol
Una escena que se ha vuelto común los fines de semana en Marinilla y que tiene alarmada a la comunidad, la conforman grupos de jóvenes que consumen licor  y drogas hasta altas horas de la noche. Sobre esta situación el presidente de la Junta de Acción Comunal de El Yarumo, José Humberto Ramírez, expresó que ha recibido varias quejas al respecto.
“Sinceramente esto se salió de las manos, hay atracos, gente bebiendo en las calles y la ciudadanía está quejándose. A mí me han abordado ciudadanos reconocidos del municipio a decirme que por la 30 hay una banda de muchachos y gente que se apilonan a beber y a tirar vicio, la cosa más tremenda”, indicó José Humberto quien señaló que falta más fuerza pública para controlar la situación.
Al respecto la procuradora provincial del Oriente Antioqueño, Ángela María Giraldo, argumentó que “muchas veces la debilidad de las autoridades para aplicar la normatividad hace que los jóvenes sean el caldo de cultivo para la delincuencia. Los vemos expuestos en las calles y sin estrategias suficientes.”
Si bien el hermano de Doris Elena regresaba de un baile cuando fue asesinado, este joven no acostumbraba emborracharse ni estar en la calle hasta altas horas de la madrugada. Por el contrario, dice su hermana, sus padres sólo le permitían salir hasta las 11 de la noche, algo que él solía respetar.
Sin embargo este tipo de normas familiares no se aplican a todos adolescentes del municipio y, como se identificó en la mesa de derechos humanos, parte del problema que vive la juventud se debe a la desestructuración familiar.
De esa forma lo explicó Luz Dary Valencia Gómez, presidenta de la Asociación Provincial de Víctimas a Ciudadanos (APROVIACI), quien aclaró que “esas dificultades son producto de las secuelas del conflicto y de madres cabeza de hogar, que deben desproteger a sus hijos para cumplir otras obligaciones.”
La procuradora Ángela María explicó que “una vez destruido, el núcleo familiar es asumido por diferentes actores y es cuando los jóvenes, dado que no hay una protección real de la familia y la institucionalidad pública, son objeto de reclutamiento por parte de diferentes grupos, caen en manos de la droga, el alcohol y son cooptados por esos mismos grupos.”
Aunque en Marinilla no hay indicios de que exista una guerra entre bandas, la secretaria de Gobierno, Adriana María Gómez Tamayo, si reconoció que “hay un conflicto con una presencia pequeña, que aparece y desaparece, (…) con respecto de pronto a bandas criminales y que está muy articulado al comercio de estupefacientes en pequeñas cantidades. Desafortunadamente, en ese cruce, muchos jóvenes de Marinilla han perdido su vida.”
Lo más lamentable es que los homicidios de jóvenes han cobrado vidas inocentes, como ocurrió en el barrio Alto de San José, el 21 de septiembre de 2011, cuando sicarios dispararon de forma indiscriminada causándole la muerte a un niño de 13 años y heridas a otro menor de las misma edad.
Para conmemorar estas muertes y exigir respeto por la vida, durante la marcha del próximo miércoles 23 de mayo las personas vestirán camisetas blancas y negras; las primeras con el propósito de evocar la paz que necesita Marinilla y las segundas como símbolo de duelo por las víctimas.
Al recordar que la última víctima fue su hermano, Doris Elena se dejó embargar por la tristeza y manifestó que los marinillos “no pueden quedarse indiferentes ante las circunstancias que pasan día a día con los jóvenes. Como hoy somos nosotros el día de mañana puede ser cualquiera.”
 

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Yhoban Camilo Hernandez Cifuentes
Periodista egresado de la Universidad de Antioquia. Candidato a Magister en Ciencia de la Información con Énfasis en Memoria y Sociedad, Escuela Interamericana de Bibliotecología de la UdeA. Coordinador de la Agencia de Prensa IPC entre 2012 y 2018. Actualmente periodista en Hacemos Memoria. Trabajando por esa Colombia excluida y vulnerada, por aquellos que no son escuchados y por la anhelada paz. Aficionado a la literatura, al rock, a las huertas y a las buenas películas.