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¿Hasta dónde pueden llegar las avanzadas de una oposición?

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Editorial por José Girón Sierra

Analista de paz y conflicto del Observatorio de Derechos Humanos del IPC 

La historia así nos lo enseña: parte de la longevidad del conflicto entre el Estado colombiano y la insurgencia, se debe a que es dentro de la elite en el poder y de la institucionalidad donde se encuentran los amigos de la  guerra y por lo tanto los enemigos de una solución política. Las evidencias no son pocas en cuanto a lo funcional que ha sido la guerra a intereses bastante claros, la práctica bastante eficaz del despojo violento de la tierra y los fracasos en los intentos legales por llevar  acabo una reforma agraria, son un ejemplo paradigmático de lo que se quiere decir. A manera de  avanzadas estos enemigos tienen expresiones concretas.

Uribe Centro Democrático, es en la actualidad la avanzada legal y política que tiene como núcleo de su programa impedir que se concrete una negociación entre el Gobierno y la insurgencia. Pero las avanzadas no paran ahí. Estos enemigos no improvisan ni trabajan dejando cabos sueltos. La utilización de los medios y las tecnologías modernas de comunicación, hacen parte de  estas avanzadas en tanto algunos de ellos expresan claras afinidades con este proyecto autoritario de sociedad. Allí, su papel no es otro que el estar reforzando los elementos centrales  de su ideario y, a la  figura del caudillo, le imprimen una omnipresencia que raya con el fanatismo.

La manipulación de los hechos es cotidiana, de manera descontextualizada son utilizados en esta tarea de reforzamiento en un plan bastante eficaz de desinformación. Por ejemplo, que se esté negociando en medio del conflicto no es un problema en la actualidad imputable a  la insurgencia es, por así decirlo, una imposición del Gobierno, no obstante los pedidos de la insurgencia para que se pacte un cese al fuego. Sin embargo, a diario se está cuestionando el proceso de La Habana por los hechos que diariamente ocurren a causa de una guerra que el Gobierno cree estar ganando. Las bajas propinadas al ejército y la policía  ocupan importantes espacios de los medios, como también los daños a la infraestructura eléctrica, lo son también los bloqueos a vías y los paros en el transporte.  Al respecto ha sido elocuente en sus pronunciamientos públicos el candidato del Uribe Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga.

En sana lógica, no deberían sorprender los efectos de usar la guerra para sacar ventaja en la mesa de negociación pues esa es la regla de juego que impone el Gobierno, pero  ante la valoración de los hechos esta realidad se omite.

Todo esto se trae a cuento con motivo del despliegue que ha tenido el supuesto o real plan para atentar contra el ex presidente Álvaro Uribe. Todo parece indicar que esta información no es nueva pues hace parte de la información de inteligencia en la que también se hablaba del atentado al ex ministro Fernando Londoño. ¿Por qué sale esta información en la coyuntura?, ¿Qué relación puede tener esto con el  anuncio sobre el acuerdo del segundo punto de la agenda acordada entre el Gobierno y la insurgencia? ¿Por qué el Ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, saca la información a cuenta gotas y según las conveniencias? Son preguntas obvias frente a circunstancias que hacen inevitables las debidas suspicacias.

A manos del ex presidente Uribe le ha venido llegando información cuya fuente no puede ser otra que el Ministerio de Defensa. Se prometió una investigación exhaustiva, con relación al hecho de la filtración de las coordenadas sobre la ubicación de los dirigentes de las FARC que viajarían a La Habana, y  hasta ahora nada se ha dicho nada al respecto. Las evidencias no son pocas y  ya no es posible especular  y, menos, mantener las cosas en un nivel de suspicacias. Todos los caminos conducen a que es el Ministerio de Defensa una de las avanzadas claramente articulada  a “Uribe Centro Democrático¨. Esta fuente calificada de información, más las permanentes posturas públicas del Ministro de Defensa, al que le es imposible ocultar su oposición al proceso de negociación, configuran un enemigo claro del proceso que al parecer el Gobierno tolera, pues no conocemos ninguna acción que pretenda ponerle  límites. Parte de esta avanzada institucional  lo es sin duda la Procuraduría que abanderada de una lucha contra la impunidad, por momentos bastante amañada, no deja escapar oportunidad para entrar a hacerle coro al Ministro Pinzón en no reconocer ningún avance en los diálogos que se adelantan.

Estos son los enemigos públicos, pero esto no para ahí,  sabemos que también están los ocultos, tan bien identificados por Belisario Betancur. Siempre lo han estado  dentro  de  la institucionalidad y no es descartable que lo estén de igual forma al interior de la insurgencia misma. Todos ello, explicita que en los bandos no hay homogeneidad y que allí se cuecen contradicciones importantes.  Esto último, los ocultos, constituyen una de las avanzadas antes indicadas y expresa la forma más  bizarra de todas ellas y la que, por ello mismo, puede ocasionar mayor daño. La masacre de la Unión Patriótica y magnicidios como el de Álvaro Gómez Hurtado son ejemplarizantes al respecto. Las amenazas denunciadas pueden hacer parte de una estrategia política pero no pude descartarse  la posibilidad de  acciones que en algunos de nuestros artículos hemos calificado de extravagantes, pero no por ello sean imposibles. Aquí  se sitúan los grandes riesgos, que esperamos no ocurran. Pero si es necesario que de ello se tenga una clara conciencia de quienes apoyamos este proceso, especialmente de quienes negocian, pues allí estaría el gran medidor  de que tanto caminan sobre  terreno sólido, de que tanto están preparados para sortear los intentos de sabotearlo desde  estas extravagancias. No es muy alentador la expresión del jefe de la delegación del Gobierno  que ante el anuncio de de los supuestos atentados afirmara que  “un atentado destruiría la viabilidad del proceso”.

¿Hasta dónde pueden llegar? Imposible saberlo, pero es indispensable prepararse apelando a la historia y al valor de lo que se tiene entre manos, para no caer en la provocación. Ojalá Gobierno e insurgencia entiendan que a cada paso que dan en la dirección de un acuerdo; los enemigos desde sus avanzadas darán otro paso en la dirección contraria para impedir ese acuerdo. La Paz camina sobre un terreno resbaladizo y minado por eso su fragilidad.

José Girón Sierra

Observatorio IPC

Noviembre 2013