Zonas de Reserva Campesina: alternativa de desarrollo rural solidario

Las Zonas de Reserva Campesinalación con la economía solidaria, fue uno de los temas abordados en el X Seminario Otra Economía es Posible, realizado en Medellín entre el 6 y el 7 de noviembre de 2014 por la Red de Economía Solidaria Antioquia-REDESOL. Para comprender mejor este aspecto de la ruralidad, la Agencia de Prensa del IPC dialogó con Ángel Torres, delegado nacional del equipo dinamizador de ANZORC.

Ángel es miembro de la Asociación Campesina Ambiental Lozada Guayabero en La Macarena, departamento del Meta; organización que hace parte de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina de Colombia (ANZORC).

En su conversación el líder recordó qué es una ZRC y explicó su importancia para el desarrollo de la ruralidad colombiana, en un contexto donde prima el despojo violento y la acumulación de tierras; y refirió la forma como se materializa la economía solidaria en esta propuesta rural. Esto fue lo que expresó el dirigente agrario:

Cuando se conoció el primer acuerdo de los diálogos de paz entre las FARC y el Gobierno colombiano, sobre el desarrollo rural integral, se suscitó en Colombia un debate porque aparecían mencionadas las Zonas de Reserva Campesina, pese a que estaban reconocidas en la Constitución Política desde 1991. Considerando eso, empiece por recordarnos ¿qué es una Zona de Reserva Campesina?

Las Zonas de Reserva Campesina son una lucha de los campesinos que se logró materializar entre los años 1980 y 1987 en base a muchas marchas de cocaleros y campesinos productores de comida. Eso ha sido un proceso que viene desde los años 1950 y no es algo nuevo, sino que a través de estas grandes marchas se logra posicionar en la ley 160 a través de la propuesta de los campesinos que se incluyera la zona de reserva campesina en la ley 160 de 1994 y se reglamenta en el decreto 1777 de 1996. De ahí en adelante se construyeron 6 zonas de reserva campesinas entre 1998 y 2001.

La visión nuestra sobre las zonas de reserva campesina, es que son la posibilidad de poner límite a la tenencia de la tierra. De acuerdo a la propuesta nuestra, en esos territorios una familia como máximo puede tener dos o tres unidades agrícolas familiares. Eso permite evitar que después de tituladas las tierras no llegue un gran terrateniente a querer acaparar todos los títulos, como ha sucedido en muchos territorios de Colombia.

Además, estos espacios tienen un componente ambiental muy fuerte y eso lo hemos logrado por acuerdos ambientales entre las organizaciones, entre la comunidad, entre las juntas de acción comunal y a partir de un plan de desarrollo que se elabora con toda la comunidad. También, las zonas de reserva campesina son exclusivamente para la siembra de comida y estamos impulsando mucho el tema de la comida limpia, de que sea comida orgánica, porque nosotros debemos de aprender a comer sano y no a comer una cantidad de químicos que es lo que prácticamente está llegando de otros países.

¿Por qué son tan importantes esas zonas como reconocimiento a los campesinos?

En este momento no todo el campesinado se siente recogido en las Zonas de Reserva Campesina, pero los que estamos decimos que esto es una pequeña reforma agraria  y ahí nosotros necesitamos ser reconocidas como sujetos de derechos, porque es por ahí que se vincularía al campesino sin tierra, al obrero, que es uno de los más desprotegidos en el campo porque no tiene ninguna garantía ni de bienestar social, ni de educación, ni de seguridad social.

De manera que al avanzar en unos derechos de los campesinos podríamos agrupar mucha más gente y materializar lo que hoy en día ya tienen las negritudes y los indígenas, que tienen unas trasferencias y tienen sus propias autonomías, y eso es lo que realmente estamos buscando los campesinos, esa autonomía que consiste en acordar cómo se respetan nuestras culturas, nuestra forma de territorio, nuestras formas de pensar y de cultivar, nuestras semillas, eso es lo que realmente queremos materializar.

Entre 1998 y 2001 se constituyeron 6 zonas de reserva campesina pero después de eso no se han constituido más ¿Qué ha pasado con el proceso?

Hoy en día el Estado nos ha limitado y nos ha puesto un poco de trabas a pesar de que las ZRC ya están legalmente constituidas. Entonces, en este momento el estado no quiere cumplir la ley porque hay 54 organizaciones solicitando zonas de reserva campesina pero no ha sido posible que se constituya una nueva, solo quedaron las 6 que ya teníamos.

Realmente la visión nuestra está en los planes de desarrollo pero no ha sido posible porque las primeras ZRC que se constituyeron lograron tener algunos recursos, inclusive del mismo Banco Mundial, de la Unión Europea y del mismo Incoder –Instituto Colombiano de Desarrollo Rural-, pero posteriormente el entonces presidente, Álvaro Uribe, beta las zonas de reserva campesina y les quita todos los recursos y simplemente lo que se hace es retroceder porque no vuelve a haber asistencia técnica ni ningún seguimiento por parte del Estado para complementar cosas que hacían falta y muchos proyectos quedaron suspendidos porque no llegó la segunda fase.

De manera que en este momento el Estado quiere hacer una evaluación de las ZRC y en eso vemos una intención de decir que las zonas de reserva campesina no son viables. Ahí nosotros decimos, pues claro de esa manera cómo van a ser viables, si nunca ha habido un presupuesto real para sacar adelante nuestros proyectos.

Estas explicaciones sobre las ZRC se dan en el X Seminario Otra Economía es Posible. A propósito de este tema, ¿cómo se materializan esa economía solidaria en las zonas de reserva campesina?

Pues por ejemplo, a través de los acuerdos comunitarios, nosotros en nuestras regiones hemos logrado construir carreteras para comercializar nuestros productos y eso lo hemos hecho a través de la organización; aunque no es fácil hacerle entender a la gente que, si hay un abandono estatal, nosotros no podemos quedarnos esperando a que nos caiga todo, porque eso lo que va es a generar más empobrecimiento y a desmejorar nuestra calidad de vida.

Entonces, esa economía hemos logrado materializarla a través de un esfuerzo o comunitario, y lo hacemos para arreglar carreteras, para hacer puentes o para construir escuelas. Para eso hacemos un aporte de trabajo y de material y, fuera de eso, hemos propuesto hacer aportes económicos porque hemos logrado una economía un poco solida gracias a la ganadería de leche.

Pero la falencia que tenemos es la falta de un precio justo y sin tanto intermediario. Por eso en la propuesta programática que le presentamos a la mesa de La Habana, además de que las 54 organizaciones de ANZORC proponen la ampliación de las Zonas de Reserva Campesina a 9 millones de hectáreas, se pide que haya las garantías de la comercialización de todos nuestros productos y valores agregados, porque los campesinos no queremos ser solo productores de materia prima sino que queremos darle valor agregado a nuestros productos para comercializarlos en los mercados. Y esa es también la posibilidad de ver cómo a la gente de las ciudades se les rebaja un poco en los precios, porque el consumidor final está pagando unos precios muy altos y si nosotros logramos romper la cadena también se podría favorecer a la gente de las ciudades porque bajarían los costos.