“Los campesinos caían asesinados mientras que en las veredas y los corregimientos mataban a los dueños de las tiendas comunitarias. Eso ocurrió en el Norte, en el Oriente, en el Occidente [de Antioquia]. Aquellos maestros que protestaron por esos asesinatos y masacres fueron perseguidos, desaparecidos y asesinados. Y los médicos que iban a las veredas y a los corregimientos a atender a los enfermos con mucho esfuerzo también fueron perseguidos, amenazados, asesinados y desaparecidos. Aparecían fuerzas oscuras que reemplazaban al Alcalde… los comandantes. Y los paramilitares y las Convivir se confunden en los uniformes, en las sedes y en los vehículos que utilizan. Eran paramilitares, Convivir y autodefensas.”

El compendio hace parte del discurso que proclamó el abogado Jesús María Valle Jaramillo el 25 de agosto de 1997 durante la conmemoración del décimo aniversario de los homicidios de Héctor Abad Gómez y Leonardo Betancur, a quienes seguiría en el trágico destino de la muerte.

Diecisiete años después, este fragmento fue revivido por Juan Guillermo Valle Noreña, su sobrino, quien habló en nombre de las víctimas y de la familia durante el Acto de Reconocimiento de Responsabilidad del Estado Colombiano en el Caso de Jesús María Valle y Otros, realizado el viernes 27 de febrero de 2015 en el Teatro Camilo Torres de la Universidad de Antioquia.

A Juan Guillermo el Estado colombiano le impugnó sus declaraciones en el proceso por ser un “testigo con interés en el resultado de la causa”, en “razón de su parentesco con la familia”. Fue la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) la que admitió sus declaraciones “para ser valoradas conforme a las reglas de la sana crítica y al conjunto de pruebas en el proceso.” [CIDH, sentencia caso Valle Jaramillo y otros Vs. Colombia. 2008. P. 20]

Y fue esa misma Corte la que finalmente profirió una sentencia, el 27 de noviembre de 2008, sancionando al Estado colombiano por el homicidio del defensor de derechos humanos y ordenándole realizar un acto público de reconocimiento de su responsabilidad internacional, en la Universidad de Antioquia.

Para pedir perdón a nombre del Estado, el Gobierno colombiano delegó al Consejero Presidencial para los Derechos Humanos, Guillermo Rivera Jaramillo, quien manifestó:

“Hoy, 17 años después, en nombre del Estado de Colombia, en Representación del Gobierno Nacional y en mi condición de Consejero Presidencial para los Derechos Humanos, pido perdón público, reconozco la responsabilidad del Estado colombiano y expreso mis más sentidas condolencias por el crimen de Jesús María Valle Jaramillo y por los hechos ocurridos el 27 de febrero de 1998 a Nelly Valle Jaramillo, Carlos Fernando Jaramillo Correa, María Leticia Valle Jaramillo, Ligia Valle Jaramillo, Luz Mila Valle Jaramillo, Magdalena Valle Jaramillo, Romelia Valle Jaramillo, Marina Valle Jaramillo, Darío Valle Jaramillo, Octavio Valle Jaramillo, Alfonso Montoya Restrepo, Luis Fernando Montoya Valle, Gloria Lucía Correa, Carlos Enrique Jaramillo Correa, María Lucía Jaramillo Correa, Ana Carolina Jaramillo Correa, Jesús Emilio Jaramillo Barrera, Adela Correa de Jaramillo, Blanca Lucía Jaramillo Correa, Romelia Jaramillo Correa, Nellyda Jaramillo Correa, José María Jaramillo Correa, Luís Eugenio Jaramillo Correa, Gloria Elena Jaramillo Correa y Adriana María Jaramillo Correa, así como a los demás familiares, amigos y a la sociedad en general.”

 

“Un perdón sin esencia”, Juan Guillermo Valle

2015-02-27 Conmemoracion JMV 2 (1)

“Se acepta el reconocimiento que hace el Estado de su responsabilidad por la violación a los derechos de la vida, la libertad y la integridad de Jesús María Valle, pero NO aceptamos un perdón que viene sin su esencia, un perdón que no está respaldado en hechos concretos como la reparación integral que debe haber para los campesinos de Ituango, Antioquia, por los que tanto luchó Jesús María Valle y que continúan siendo estigmatizados y perseguidos”, expresó Juan Guillermo.

Desde su labor como abogado penalista, Jesús María Valle defendió a los habitantes del municipio de Ituango, Norte de Antioquia, y entre los años 1996 y 1997 denunció que las Convivir se habían vuelto grupos paramilitares que, con el apoyo de algunos miembros de la IV Brigada del Ejército, estaban cometiendo masacres, desplazamientos forzados y otros atropellos contra la población civil de los corregimientos El Aro y La Granja; este último su poblado natal, donde nació el 28 de febrero de 1943. Ver perfil de Jesús María Valle

Por ello, un perdón con esencia, como el que refiere Juan Guillermo, requiere del Estado garantías concretas de NO repetición en un sentido amplio, es decir no sólo para los familiares y amigos de Jesús María Valle, y para los defensores y defensoras de los derechos humanos, sino también para la sociedad en general y de forma particular para la comunidad del municipio de Ituango, que aún en la actualidad sufre constantes vulneraciones de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario por parte de los actores del conflicto armado y por el impacto de mega proyectos energéticos. Entonces, un perdón con esencia implica avanzar hacia la construcción de la paz territorial, de la paz con justicia social como soñaba el abogado.

Pero “tampoco aceptamos este perdón —continúo Juan Guillermo—, porque no está respaldado en hechos concretos como la protección de los defensores de derechos humanos en este país, que continúan siendo estigmatizados, perseguidos y asesinados.”

El mismo Jesús María Valle ocupó la presidencia del Comité por la Defensa de los Derechos Humanos en Antioquia, en febrero de 1988,  luego de una cadena de asesinatos a otros integrantes o presidentes de ese comité como Pedro Luis Valencia, Leonardo Betancur, Héctor Abad Gómez, Luis Fernando Vélez y Carlos Gónima. Muchos otros murieron antes y muchos más lo han hecho después en esa labor de defender los derechos de los más vulnerables, como bien lo hiciera Valle Jaramillo con los campesinos, los excluidos, los perseguidos políticos, las víctimas de la injusticia…  Persecusión a los defensores de los derechos humanos_serie La Verdad sea Dicha

Por último, “NO se acepta un perdón que no tiene respaldo en hechos concretos como la búsqueda de la verdad y la justicia en el caso del asesinato de Jesús María Valle”, puntualizó  Juan Guillermo, dejando abierta la pregunta por los autores intelectuales de la muerte de su tío, aquellos que planearon y ordenaron su asesinato. Caso Jesús María Valle: lo que deberá esclarecer la justicia

“Hoy la Presidencia de la República pide perdón en representación de un Estado condenado internacionalmente, pero los asesinos de Jesús María siguen impunes, siguen libres, enemigos de los derechos humanos, de la justicia social y de la paz. El perdón, a diferencia de la memoria no puede ser colectivo”, declaró en su discurso María Victoria Fallón, directora del Grupo Interdisciplinario por los Derechos Humanos (GIDH), organización representante de las víctimas ante la Nación y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

La abogada recordó que “en julio de 1997 Jesús María Valle denunció la participación conjunta de soldados del Ejército y un grupo paramilitar en un operativo contra insurgente en el sector de Pescadero Ituango. Esa denuncia le significó la acusación en medios de comunicación, por parte del entonces Gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, de que era un enemigo de las fuerzas armadas; y un proceso penal por calumnia iniciado a instancias del entonces comandante de la IV Brigada, Carlos Alberto Ospina Valle.”

Solo un mes después, el defensor de derechos humanos pronunciaría su memorable discurso sobre lo que estaba ocurriendo en el Norte, en el Oriente, en el Occidente…  “En octubre de ese mismo año, sin titubear, volvió a denunciar al Ejército de Colombia por haber participado de manera activa con los paramilitares en la masacre de 17 campesinos en el corregimiento de El Aro y en el desplazamiento masivo y forzado de los pobladores (…) Cuando anunció que presentaría las pruebas en contra de las autoridades departamentales, como parte de su defensa en el proceso penal que le iniciaron por calumnia, sus verdugos actuaron ejecutándolo en su despacho mediante un operativo de inteligencia militar”, concluyó María Victoria Fallón.

Informe y memorable discurso: la vigencia de la palabra

“Esa es la situación hoy. Lo han visto mis ojos, lo he presenciado con gentes de mi pueblo, de mis veredas, de mis corregimientos. A esas personas que yo vi nacer, con esas personas con quienes escuché silbidos de miseria en las montañas, han sido asesinadas. Y yo he ido por todas partes invocando el derecho de petición para la población campesina, y no he recibido una respuesta positiva. Esa es la situación dramática que presenta hoy Antioquia y es el informe que puedo rendir hoy con honestidad en este recinto, sin odios contra nadie, pero sí con una infinita tristeza de cómo se van perdiendo las vidas y golpeando a las personas”.

Con estas palabras cerró su discurso Jesús María Valle Jaramillo aquel 25 de agosto de 1997. Seis meses después, el 27 de febrero de 1998, sería asesinado dentro de su propia oficina en el centro de Medellín, en presencia de su hermana Nelly Valle Jaramillo y de Carlos Fernando Jaramillo Correa.

Hoy, aquel informe que se convirtió en discurso continúa vigente en la memoria de muchos, una memoria que debe hacerse colectiva para que el legado y las denuncias de este defensor de derechos humanos no caigan en el olvido como algunos quisieran. Para ello habrá que continuar buscando la verdad, la justicia y la NO repetición, a fin de que el perdón del Estado pueda ser aceptado como un perdón con esencia.


La Universidad también debería pedir perdón

El día que asesinaron a Jesús María Valle Jaramillo, la Universidad de Antioquia se negó a recibir el cuerpo del defensor de derechos humanos para que fuera velado en cámara ardiente dentro del Alma Mater. La decisión fue tomada por el entonces rector Jaime Restrepo Cuartas.

Por este acontecimiento, el profesor jubilado Darío Arcila, amigo y compañero del abogado en el Comité por la Defensa de los Derechos Humanos Héctor Abad Gómez hasta el día de su asesinato, manifestó que los profesores, los ex profesores y los estudiantes están en la obligación de exigirle a la rectoría de la universidad que pida perdón, por lo que consideró la segunda muerte de Jesús María Valle.