“Posconflicto” necesitaría nuevos instrumentos para medir políticas de seguridad

Para un escenario de pos-acuerdos o posconflicto, Colombia necesitará fortalecer sus instrumentos para medir y analizar la seguridad y convivencia. Sobre este tema trató un encuentro en la Universidad Eafit.

Colombia necesita nuevos instrumentos para estudiar la seguridad y la convivencia. Esta es una de las conclusiones del encuentro de académicos y expertos y políticas de seguridad que se realizó en la Universidad Eafit en los días 27 y 28 de julio de 2015.

El seminario con talleres de trabajo llamado «Instrumentos para la medición de la seguridad y la convivencia: Experiencias, aprendizajes y desafíos de cara al posconflicto”, tuvo como invitados a investigadores de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes (María Alejandra Vélez, Lina Moros, Clemente Forero y Carlos Trujillo), y a funcionarios del Sistema de información para la seguridad y la Convivencia (SISC) Medellín y el Sistema de información para la seguridad y la Convivencia (SISC) Antioquia.

Como invitada especial estuvo a Ana María Arjona, investigadora y experta en conflicto de la Universidad de Northwestern (EE.UU).

“Queremos fortalecer los puentes entre la universidad y los funcionarios públicos, y ofrecer bases de datos que permitan contextualizar mejor las agendas públicas sobre políticas de seguridad”, explicó Andrés Casas Casas, investigador del Centro de Análisis Político de la Universidad Eafit y miembro organizador del evento.

La actividad académica fue abierta por el secretario de Gobierno de Antioquia, Santiago Londoño Uribe, quien manifestó que uno de los retos de este departamento en el posconflicto es ampliar la presencia estatal en políticas sociales y de seguridad y convivencia. “El Estado no llega en Antioquia a cerca de un 70 por cierto del territorio”, reconoció.

Por otro lado, reconoció como un aspecto positivo que “Antioquia fue el primer departamento de Colombia donde las víctimas dejaron su condición de vulnerabilidad».

Entre los estudiosos presentes y parte del público, en el que también se encontraban conocedores de la temática, se habló de Medellín como una ciudad que en términos de seguridad y convivencia ha venido mostrando evoluciones. Tanto, que se alude al tema como “el milagro de Medellín”.

Y se menciona el término milagro porque, si bien hay consenso sobre la disminución en la ciudad de homicidios, y algunas infracciones y delitos, aún no se ponen de acuerdo sobre las políticas que han logrado ese milagro.

“No sé a qué se debe con precisión, pero en materia de convivencia en Medellín uno ve las mediciones de 2008 y las de 2014 y las encuentra muy distintas. En tolerancia, confianza institucional y respeto a las normas, Medellín cambió drásticamente”, opina Andrea Ramírez, quien estaba entre el público asistente, y quien ejerce como directora del Observatorio de Cultura Ciudadana de Corpovisionarios, con sede en Bogotá.

Por su parte, José Girón Sierra, coordinador del Observatorio de Derechos Humanos del Instituto Popular de Capacitación, en Medellín todavía no se puede cantar victoria, pues «no por tener datos de reducción de homicidios podemos decir que hay una ciudad más segura», afirma, en alusión a fenómenos que siguen en alza en la ciudad, como la extorsión, el control territorial de grupos delincuenciales y el microtráfico de drogas.