A pocos meses de que se firme el acuerdo final para la terminación del conflicto entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, tal vez el mayor desafío que le quedará al proceso será la refrendación de los acuerdos por parte de la sociedad civil. Es decir, que los ciudadanos aprueben lo que fue pactado en La Habana. De la manera como se haga esa refrendación dependerá el éxito del posconflicto. Fallar podría significar el fracaso de la paz.

Esa es una de las conclusiones que se dio en el foro Antioquia le Habla a La Habana, realizado en Medellín el 10 de marzo de 2016, por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, la Corporación Jurídica Libertad, la Fundación Forjando Futuros y el Instituto Popular de Capacitación (IPC).

Allí el académico Eduardo Pizarro manifestó que la refrendación debe hacerse en el corto plazo, preferiblemente un año después de firmado el acuerdo, cuando la sociedad aún está entusiasmada con la paz, porque si pasa demasiado tiempo se corre el riesgo de que la motivación se pierda y la refrendación fracase.

Por su parte, la ex senadora Piedad Córdoba valoró la importancia de refrendar los acuerdos en el corto plazo, pero planteó la necesidad de un proceso constituyente que a futuro, con una abierta participación ciudadana, permita realizar las reformas que hasta ahora no ha logrado hacer la clase política colombiana para acabar la corrupción, reducir la exclusión y facilitar la participación política.

El debate entre los panelistas estuvo en establecer ¿cuál es el mecanismo idóneo para refrendar los acuerdos? La tensión es la misma que se vive en la mesa de negociaciones de La Habana entre el Gobierno, que ya avanza en la propuesta de un plebiscito, y las FARC, que son partidarios de abrirle vía a un proceso constituyente.

De acuerdo con el artículo 374 de la Constitución Política de Colombia, recordó Pizarro, en el país hay tres mecanismos para refrendar los acuerdos: mediante el Congreso, mediante una Asamblea Nacional Constituyente y mediante un referendo.

La refrendación es política, más que jurídica

“Los colombianos necesitamos refrendar los acuerdos con una gran movilización política, porque la refrendación más que un tema jurídico es un tema político. Entonces, necesitamos que millones de colombianos estén a favor de la paz.” Así lo planteó el académico Eduardo Pizarro, hermano del fallecido líder de izquierda, Carlos Pizarro, asesinado el 26 de abril de 1990 siendo candidato presidencial por la Alianza Democrática M-19.

Tras analizar los mecanismos para refrendar los acuerdos, el académico descartó de lleno el refrendo porque, según él, tiene tres grandes problemas: 1. El umbral de votación es muy alto —requiere el 25% del censo electoral— 2. No se puede realizar el mismo día de las elecciones, que es cuando las clases políticas movilizan más recursos y electores 3. Votarlo es demasiado complejo porque generalmente consta de un amplio cuestionario que debe votarse punto por punto.

Algo similar piensa de la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente que, recordó, requiere el 33% del censo electoral y parte de una ley aprobada por ambas cámaras del Congreso de la República, que luego es sometida a votación para que sea el pueblo el que elija si convoca o no dicha asamblea.

“Es decir, convocar una asamblea constituyente en Colombia nos tomaría más de dos años y cuál es la consecuencia, que se repita lo de Guatemala donde se firmó el acuerdo de paz en 1996 y tres años después se convocó el referendo que tuvo una altísima abstención electoral” porque ya había pasado el momento político de la firma de la paz, advirtió Pizarro. Tras ese fracaso, anotó, en Guatemala solo se han cumplido el 5% de los acuerdos.

Pero la inquietud de Pizarro va más allá y lo lleva a preguntar: “¿qué garantías hay de que en la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente logren mayorías políticas los partidarios de los acuerdos de La Habana? (…) Es muy posible también que los sectores opuestos a los acuerdos de La Habana sean los sectores mayoritarios en la nueva Asamblea Nacional Constituyente, y esto es un disparo en el pie derecho, esto puede conducir no a un éxito sino a un fracaso de la propuesta”.

En cambio, Pizarro es partidario del plebiscito que ha impulsado el presidente, Juan Manuel Santos, para refrendar los acuerdos. “La idea con el plebiscito —para la paz— es que se voten todos los puntos de La Habana en bloque y no uno por uno; segundo, que haya un umbral más bajo, de acuerdo con el proyecto de ley radicado por el Gobierno es solamente del 12% y no del 25% para garantizar su éxito; y tercero, que haya una gran coalición nacional por la paz para su éxito.”

Por eso, concluyó Pizarro, “el plebiscito es la mejor solución, porque es de gran perspectiva y respaldo político a los acuerdos de La Habana. Y una vez haya este respaldo político mayoritario, popular, se trata de una gran movilización de los sectores que apoyan los acuerdos para impulsarlos”.

Se debe abrir la participación a toda la sociedad

“Considero que el plebiscito no es el instrumento para garantizar, no solo la refrendación de los acuerdos sino la participación directa de la gente de este país, de la sociedad colombiana, de los hombres y mujeres de a pie, de campesinos, afro descendientes, indígenas, mujeres, empresarios, exmilitares, es decir, de todo lo que compone esta sociedad.” Así se refirió la ex senadora Piedad Córdoba, líder del movimiento Colombianos y Colombianas por la Paz, respecto a la propuesta del Gobierno de realizar un plebiscito.

Para ella, el plebiscito tiene un desgaste, y es que el Gobierno propuso ese mecanismo de manera unilateral, es decir, sin discutirlo y acordarlo previamente en la mesa de negociaciones de La Habana. Y “plantearlo de manera unilateral aplazó mucho más el tiempo para la firma del acuerdo.”

Y peor aún, la ex senadora considera que, como está planteado, ese mecanismo no es legítimo, porque no cree que después de la firma de los acuerdos “el Congreso de la República, a través de una comisión legislativa escogida del mismo Congreso, vaya a hacer las reformas que no hizo en todos estos años. Porque si hay una cosa clara con el Congreso, es que muchos de sus integrantes, no todos, obedecen a intereses o de multinacionales, hoy con la minería a cielo abierto, o de quienes los financian para elegirlos.”

Por eso, Piedad Córdoba piensa que la mejor forma de refrendar los acuerdos es a través de un referendo constituyente que, de forma inmediata, convoque a una Asamblea Nacional Constituyente que garantice la participación de la ciudadanía, para que sea la sociedad la encargada de definir las transformaciones políticas que requiere el país en aras de construir la paz.

La es senadora propone además que “el acuerdo final sea considerado como un acuerdo especial que se pueda incorporar a los protocolos de Ginebra y al Derecho Internacional Humanitario, adquiriendo así una categoría especial acorde con el derecho público internacional.”

Con esto, explica Córdoba, se puede lograr, por ejemplo, que los acuerdos no puedan ser modificados en el Congreso de la República, o que la Corte Constitucional solo se pueda referir a la forma pero no al fondo de los mismos.

“Que quiere decir esto, que el hecho de que estemos hablando de la convocatoria de un referendo constitucional, que estemos hablando de que en ese mismo referendo constitucional se llame a una Asamblea Nacional Constituyente, no estamos sufriendo del síndrome de aval, es decir, no vamos a empezar a hablar de los acuerdos, o a hacer lento el proceso, todo lo contrario, los acuerdos están, hay que implementarlos”, explicó Córdoba.

La importancia de todo esto, concluyó la ex senadora, “es pensar en la posibilidad de una Asamblea Nacional Constituyente, que contenga precisamente a toda una Nación, que tenga la posibilidad de discutir el modelo excluyente de este país, que tenga la posibilidad de acabar con la corrupción, y que discuta como permitir que haya mayor participación política de gente que nunca ha participado en la política.”