Formación de líderes y participación social, claves para la paz en el Bajo Cauca

A través del fortalecimiento de los liderazgos y espacios de diálogo en los territorios, pretenden crear condiciones para que haya paz en esa subregión antioqueña.

La Fundación Universitaria Católica del Norte y la Pastoral Social de la Diócesis de Santa Rosa de Osos convocaron para el pasado 21 de mayo al foro taller “La voz local: escenarios de reconciliación y perdón. Hacia un desarrollo sostenible de los territorios”, como apuesta para la construcción de paz en la subregión del Bajo Cauca.

Al evento, que se realizó en el Centro Educativo Los Sauces del municipio de Caucasia, asistieron aproximadamente 150 líderes académicos, religiosos, políticos, sociales y empresariales que, desde sus instituciones o ámbitos de acción, inciden en las decisiones que afectan el desarrollo territorial en los municipios de esa subregión.

El sacerdote Diego Rendón, rector de la Fundación Universitaria Católica del Norte, explicó que el objetivo del foro taller –y de los otros dos que se han realizado en las subregiones del Norte y Nordeste antioqueño– fue propiciar un espacio de encuentro para que los líderes reflexionaran sobre las realidades de sus territorios, en relación con la coyuntura socio-política de la región y el país.

Aunque la actividad no constituye propiamente un ejercicio de pedagogía para la paz, precisó el sacerdote, sí “arroja unos resultados de pensamiento, de apreciación, de experiencias”, sobre las dificultades que se viven en los municipios por la presencia de actores armados y las propuestas de los líderes para aportar al desarrollo territorial y la construcción real de paz en sus comunidades.

Dificultades en los territorios

El Bajo Cauca antioqueño, que está conformado por los municipios de El Bagre, Cáceres, Caucasia, Nechí, Tarazá y Zaragoza, ha sido afectado históricamente por el conflicto armado y factores relacionados con la minería –informal, ilegal y a gran escala– y los cultivos ilícitos. Además, tiene altos niveles de pobreza (un índice de Necesidades Básicas Insatisfechas de 58.9, que duplica la media de Antioquia de 22.9).

Rendón aseguró que, según ha identificado la iglesia católica en los procesos de acompañamiento social en esa subregión, la principal dificultad que enfrentan los pobladores es la violencia generada por los distintos grupos armados que están presentes en los municipios, ejerciendo presión para obtener control territorial y aprovechar las fuentes de economía local.

En ese sentido comentó que Caucasia, por ejemplo, es un municipio que se ha convertido en corredor “por donde se mueven muchas fuerzas y muchos intereses, pero todo movido por toda esa capacidad, toda esa riqueza que tiene esa región tanto en su gente como en sus recursos”. Y eso convierte sus potenciales de desarrollo y progreso en focos de muerte, desplazamiento y pobreza.

Por su parte, Stiven Zapata, politólogo y promotor de la Pastoral Social en el Bajo Cauca, donde trabajan en el fortalecimiento de seis organizaciones –de mujeres, productoras y de acción comunal–, afirmó que una de las dificultades que ha encontrado esa dependencia eclesiástica es la reducida participación de las comunidades en los espacios donde se toman decisiones sobre sus territorios, debido a la influencia coercitiva de actores armados.

Según añadió, también ha notado que existen dificultades en las organizaciones sociales que trabajan por el desarrollo territorial de la subregión; dificultades que están relacionadas con la precariedad de sus recursos y las dificultades para su acceso y manejo, y las deficiencias en la formación de sus miembros, lo que dificulta el funcionamiento y la proyección de aquellas.

Líderes Bajo Cauca

En este espacio de reflexión también participaron funcionarios y líderes de municipios que limitan con el Bajo Cauca y que comparten problemáticas similares, como es el caso de Jonás Henao, alcalde de Valdivia ( Norte de Antioquia), quien indicó que una de las dificultades que tiene en su territorio es la legalización de predios que, después de haber sido abandonados durante décadas por sus dueños –quienes ahora están regresando debido al proceso de paz–, fueron apropiados por campesinos para crear pequeñas parcelas.

Además, señaló la falta de apoyo permanente por parte del gobierno departamental para realizar sustitución de cultivos ilícitos de manera voluntaria. Hasta el 9 de febrero realizaron reuniones con campesinos y funcionarios gubernamentales, en las que los campesinos que están cansados de sembrar coca propusieron sustituir por cacao, naranjo y peces. Pero cuando iban a empezar un censo de las familias que participarían, el proceso se detuvo, recordó el mandatario en el mes de mayo.

Aporte a la construcción de paz

Para el sacerdote Rendón, el foro taller organizado por la Fundación Universitaria y la Arquidiócesis es “un aporte anticipatorio” a la discusión en torno a cómo debe ser el desarrollo territorial y la construcción de paz en el Bajo Cauca: cimentados sobre lazos de confianza entre la sociedad civil y el Estado, que posibiliten la participación de las comunidades en los escenarios políticos, puntualizó.

Esa, agregó, es la labor que está desarrollando la iglesia en esa subregión: promover la participación comunitaria sobre las bases de una confianza basada en conocimientos y argumentos. “Creo que puedo construir desde la razón, en la medida en que dialogo con otra persona, que me acerco a las realidades, que participo de ellas, que conozco los problemas, hablo sobre ellos y les busco soluciones”.

Y concluyó afirmando que el objetivo final de la participación comunitaria, que reivindica la posibilidad de decidir de todas las bases sociales, es la materialización de acciones concretas que conduzcan a superar las dificultades que se han identificado en los territorios, procurando la igualdad de oportunidades, la equidad en el acceso a los recursos y “una posición ética desde lo que significa la dignidad humana y el respeto por la vida”.


Desconocimiento previo al posconflicto

Durante el foro taller convocado por la Fundación Universitaria Católica del Norte y la Pastoral Social de la Diócesis de Santa Rosa de Osos, el alcalde del municipio de Valdivia, Jonás Henao, aseguró que en lo referido al posconflicto o posacuerdo ni él ni sus homólogos saben por dónde iniciar y responsabilizó, en parte, a las autoridades departamentales en quienes “vemos mucha desconfianza en comunicarnos verdades o cosas para uno irle comentando a la ciudadanía”.

“Alcalde que le diga por dónde empezar está equivocado. Ninguno sabemos ni qué decirle a nuestra ciudadanía. Aquí estamos dedicados, en estos casi cinco meses que llevamos del Gobierno 2016-2019, a presentar nuestros planes de desarrollo, pero  estamos desenfocados: siempre hablamos de posconflicto o posacuerdo pero no damos realidades ni una información directa a nuestros campesinos”, manifestó.