Inicio Derechos Humanos Producción Académica El Ángel que volvió vino la sangre

El Ángel que volvió vino la sangre

-

Por: Gonzalo Medina[i]

Cada vez que alguien se acercaba a su ataúd y dejaba escrita su última lágrima, León abría socarronamente uno de sus ojos y disfrutaba, su fría o se enverracaba con cada mensaje: “Desde tu plenitud espiritual, te burlas de mi inestabilidad total”, “Yo mejor no digo nada; “Hoy contigo la sangre se convirtió en vino”; “Danzabas como pájaro, con las alas que irradiaban libertad”.

Aunque en una posición no muy cómoda, BENHUR LEON ZULETA RUIZ, Itagüiseño de 41 noviembres, ciudadano por convicción, cierra sus ojos y se grita  a sí mismo que no está muerto. Y como para probar que no es un mal sueño se dice con fuerza: “Yo soy licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad de Antioquia; me he autoformado en semiología, sociolinguística, ecología, derechos humanos, sexología, feminismo, sindicalismo. Obtuve mi maestría en Psicopedagogía en la Facultad de Educación de mi alma mater.  He aprendido a querer  al hombre y a la mujer, sin límites, sin juegos de palabras. Por ese compromiso vital me han perseguido, he tenido que amar a escondidas, me han empujado al sentimiento clandestino. Es la deuda que me quieran cobrar por develar el rostro pacato y peligrosamente engañoso de esta sociedad, la misma que he dado en llamar falocéntrica”.

Unas goticas de sudor recorren su calvicie prematura, la que nunca ocultó a diferencia de quienes le piden imposibles al peine. Deseoso de liberarse de tanta ropa formal, León se limita a abrir de nuevo uno de sus ojos para reconocer a quienes vienen a su velación. Por allí desfilan colegas, excompañeros de universidad, exalumnos, amigos de la bohemia, de la noche, cómplices de su lucha por los derechos humanos, sindicalistas, jóvenes, mujeres de distinta condición y opción. Allí se condensan 20 años o más en rostros que rezuman las tristezas de quienes además se identifican  en la alegría de haber sido amigos de ese ya lejano editor de “El Cocodrilo Insurgente” y de “El Otro”0, periódicos que desde los corredores y aulas de la Universidad de Antioquia pisaban los callos de quienes no aceptan la idea de querer a otro del mismo sexo, salvo que se estuviese enfermo de la cabeza o presa de la amargura.

Aún sin saber porque permanece en ese cajón, rodeado de flores, cirios y amigos, León no puede contener una sonrisilla maliciosa mientras recuerda pasajes de su vida adobados por la persecución y el aislamiento. A su mente asoma lo que fue su paso por la Universidad de Nariño, en donde  actuaba como docente de filosofía. Su postura de intelectual crítico y su opción homosexual le granjearon el odio de ciertos jerarcas católicos, quienes intentaron expulsarlo del lugar invitando a las gentes a no venderle comida ni a darle alojamiento, a la vez que presionaron al Rector para que lo destituyera por inmoral. Ante su resistencia, fue este último el destituido… después le seguiría León quien apareció renunciando “voluntariamente” a su empleo.

Vivencias como estas, mezcladas con otras más placenteras y no menos humanas, fueron fermento para una obra literaria que se prolongó hasta el último día de su vida. Día a día fue surgiendo el poemario “Laberinto de futuro a presente”, un libro de sueños, astros errantes y soles en rotación. No faltaron novelas aún inéditas como “Bazuco Street” y “El suicida en la salita de estar”.

Mientras la sala de velación se sigue llenando gasta el bochorno, León se despoja de sus extrañas roñas y sale volando por una de las ventanas, rumbo a su Torre Azul de Loreto, lugar de cita con su ángel y con su verdugo.

Homenaje a Benhur Zuleta a poco más de 23 años de su asesinato. Fue miembro del Instituto Popular de Capacitación. Este filósofo, poeta, escritor, docente y defensor de derechos humanos, dejó en esta ciudad una honda huella.

 


 

[i] Comunicador social – periodista y politólogo Universidad de Antioquia. Texto publicado en Relecturas N°16, agosto – octubre de 1996, Instituto Popular de Capacitación, Medellín, Colombia, p. 46.