El próximo 10 de diciembre debería entrar en funcionamiento el Consejo Territorial de Paz, Reconciliación y Convivencia (Conpaz) de Medellín. Ese fue el compromiso que asumió la Subsecretaría de Derechos Humanos del Municipio, ante entidades como la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, durante el Encuentro de consejos municipales de paz del área metropolitana que se realizó este 31 de octubre en el recinto del Concejo.
Jualián Marín, delegado del Centro Fe y Culturas y la Mesa Voces de Paz para el comité de impulso del Conpaz, explicó que el paso siguiente que deberá dar la Subsecretaría es convocar a los representantes de diferentes sectores sociales y la institucionalidad local a un encuentro asambleario, donde se defina quiénes serán los representantes por organizaciones, instituciones, poblaciones, etcétera.
En ese mismo espacio, los representantes de diferentes sectores tendrán que aportar a la discusión sobre los retos que tiene la ciudad en temas de paz, reconciliación y convivencia. Posteriormente, deberán hacer propuestas para construir una agenda de trabajo conjunto de la sociedad civil y la institucionalidad local como responsable de la disposición de los recursos y espacios de encuentro del Conpaz.
Según Alfonso Insuasty, miembro de la Red Interuniversitaria por la Paz (Redipaz), es necesario que el Conpaz empiece a funcionar como órgano asesor-consultor del gobierno municipal en las decisiones sobre paz, no estigmatización y posacuerdo; sobre todo en este momento, cuando distintas organizaciones están denunciando la crisis social y de derechos humanos que se vive en la ciudad.
¿Hay voluntad política para que funcione el Conpaz?
Mediante el Decreto Ley 885 de mayo de 2017, el Gobierno de Juan Manuel Santos modificó la Ley 434 de 1998 y creó el Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia. De ese modo, dispuso el marco legal para crear los consejos municipales de Paz, Reconciliación y Convivencia como órganos favorables a la implementación territorial de los Acuerdos de Paz.
Aquel marco fue debatido y adoptado por la actual administración municipal, a través del Acuerdo 049 de septiembre de 2017 que creó el Conpaz de Medellín y le asignó funciones análogas a las del Consejo Nacional: incidir en temas de reconciliación, reparación, conflicto y posconflicto. Pero si desde entonces se aprobó como un mandato, ¿porqué este órgano aún no funciona?
Insuasty sostuvo que una de las principales razones para ello ha sido la falta de voluntad política de la administración municipal, que se evidenciaría en el silencio: “Cuando usted no se manifiesta, no empuja, no apalanca, eso ya es una posición. Entonces, no ha habido hasta el momento una postura de acción contundente de la institucionaldiad, que apalanque la implementación del Conpaz”.
En otras palabras, expresó que “la paz esencialmente requiere de voluntad política, pero aquí siempre se ha negado hasta la posibilidad de hablar de paz”. De hecho, “el alcalde Federico Gutiérrez no ha sido muy proclive a hablar de ella, y mucho menos cuando se habla de implementación de los acuerdos con la FARC”, y agregó que “tampoco le ha dado impulso a la otra apuesta de paz que la que está pendiente con la guerrilla del ELN”.
Por su parte, Marín considera que el Conpaz no está funcionando porque “la administración municipal ha asumido otras prioridades en su agenda”. En aquella, dijo, “el tema de paz no está en el primer plano de las decisiones y acciones; en parte porque ha habido otros temas como Hidroituango y los problemas de seguridad que se han robado la atención de la institucionalidad y de la sociedad civil”.
Desde su perspectiva, mientras ese órgano asesor-consultor no opere, “difícilmente la sociedad civil y la institucionalidad podrán discutir estructuralmente la implementación territorial de los Acuerdos de Paz, que para el caso de la ciudad se trata de una paz urbana”. En suma, “sin ese espacio el tema de la paz continuará siendo una discusión solo entre las organizaciones sociales”.
También hay retos para la sociedad civil y la academia
La puesta en funcionamiento del Conpaz de Medellín representa retos no solo para la actual administración municipal, sino también para las organizaciones sociales y la academia, como dos de los sectores llamados a conformarlo y a participar en la construcción de una cultura de paz, convivencia, no estigmatización y defensa de los derechos humanos consagrados constitucionalmente.
En ese sentido, Insuasty aseguró que “a las organizaciones sociales también les falta una mayor apropiación del tema”. Puntualmente, cuestionó el hecho de que “las organizaciones no tienen escenarios de articulación permanente desde los que puedan coordinar acciones compartidas” y sugirió que aquellas “cambien la forma de hacer pedagogía para poder llegar a formar a públicos de otros sectores sociales”.
Asimismo, cuestionó el papel de la academia en el actual escenario de construcción de paz territorial: “Desafortunadamente, está capturada por esa lógica universidad–empresa–Estado, en la que falta el componente que debería ser más fuerte: la sociedad. Entonces las universidades tienen que recuperar su papel de articuladoras de la sociedad y generadoras de procesos de transformación”.
Con ello coincidió Alejandro Zuluaga Cometa, también integrante de Redipaz, quien planteó que “las universidades, desde sus funciones misionales de investigación y extensión, tienen como reto crear un lenguaje que vaya más allá de los textos y las cátedras, y que realmente comunique un discurso que todos puedan entender en perspectiva de construcción de paz, reconciliación y convivencia”.
Pero, más allá de esos retos para la sociedad civil y la institucionalidad, destacó el compromiso político que manifestaron los participantes locales, departamentales y nacionales en el Encuentro de consejos municipales de paz del área metropolitana: trabajar por la conformación y entrada en funcionamiento del Conpaz, como órgano legítimo de asesoría y consulta para la administración municipal, antes de que finalice 2018.
