Inicio Derechos Humanos El gobierno le quitó 36 mil millones de pesos al Pnis en...

El gobierno le quitó 36 mil millones de pesos al Pnis en Antioquia

Durante 22 meses, Luis Fernando Pineda fue director del Plan Nacional Integral de Sustitución (Pnis) en Antioquia. En mayo renunció al cargo por diferencias con el actual gobierno. En entrevista con la Agencia de Prensa IPC hace su balance del programa.

-

En Antioquia, 12 mil familias se acogieron al programa de sustitución de cultivos ilícitos que surgió luego de los Acuerdos de Paz. Campesinos cultivadores de coca en Briceño, Tarazá, Cáceres y Anorí se comprometieron a sustituir. En ese proceso estuvo Luis Fernando Pineda, como director regional del Pnis, hasta que renunció en mayo pasado.

Entre las razones se cuenta que estaban ad portas de firmar acuerdos colectivos con unas 2500 personas de Yarumal, El Bagre, Nechí y Sabanalarga, y “quedaba listo todo el departamento, pero la orden fue suspender esos procesos con esas familias”, le dijo Pineda a la Agencia de Prensa IPC. Esa decisión del gobierno, la cual contemplaba cumplirle a las 12 mil familias que ya habían firmado sus acuerdos colectivos, no se iba a extender a estas nuevas familias dispuestas a hacer parte del proceso. “Habíamos hecho cartografías, estábamos a punto de firmar acuerdos porque el gobierno iba a desarrollar nuevas estrategias”. Pero el proceso se detuvo y coincidió con la emergencia ocasionada por Hidroituango. En este contexto, el entrante gobierno del presidente Duque tomó la decisión de “reasignar esos recursos con el compromiso de que este año 2019 se hicieran las inscripciones. Estamos hablando de 3000 personas, de 36 mil millones de pesos”.

Y ese dinero no regresó. En este diálogo plantea sus diferencias con el nuevo gobierno, el cambio de enfoque en el Pnis, los logros y dificultades, y los aciertos y desaciertos del programa Antioquia libre de coca, liderado por la Gobernación de Antioquia.

IPC. ¿Cuáles fueron las dificultades del Pnis en Antioquia?

L.F.P. Estoy agradecido con el programa, el hecho de que me haya retirado no quiere decir que desestime lo que hicimos, era una propuesta muy importante, acogida por la gente, a tal punto que 12 mil personas se vincularon al programa y 3000 más quedaron a punto de vincularse individualmente.

El programa tenía dos fases, una de vinculación colectiva con presidentes de las juntas y, posteriormente, una vez se verificaba se pasaba a una vinculación individual, el compromiso del campesino con el estado. Esas 3000 mil familias quedaron en acuerdo colectivo y no logramos pasar al individual

Hubo comunidades que empezaron a dilatar. Estamos hablando de las comunidades de Valdivia, entre Pueto Valdivia hasta El 12 y la comunidad de El Aro, comunidades limítrofes, donde los actores sociales tienen una relativa comunicación y que es un corredor de actores ilegales.

Esas comunidades pusieron trabas, empezaron a manipular dos programas que estaban en movimiento que eran el Pnis y Antioquia libre de coca. La gente de Valdivia decía que estaba trabajando con el Gobernador y tenían expectativas puestas en lo que hiciera él. Había una dilación a asumir compromisos como lo hicieron los otros 12 mil.

IPC. Pero Hidroituango también afectó el proceso…

L.F.P. Se presentaron problemas objetivos. Nosotros íbamos a hacer la inscripción individual, íbamos en carretera y sucedió la crisis de Hidroituango, eso afectó la fase de inscripción. Esa situación llevó a que el programa hiciera uso de unos recursos. Estamos hablando de cuatro o cinco meses. Hidroituango fue un problema muy crítico para las comunidades de Puerto Valdivia para abajo. ¡Qué iba a hacer una inscripción en semejante caos! Y El Aro quedó aislado. Entonces Naciones Unidas puso restricciones a la movilidad, basados en la restricción de la Gobernación y la unidad de riesgo. Ese tiempo, entre mayo-septiembre, octubre, tuvimos la plata, pero al ver que la situación no mejoraba, el gobierno tomó la decisión de reasignar esos recursos con el compromiso de que este año se hicieran las inscripciones. Estamos hablando de 3000 personas, de 36 mil millones de pesos.

Sucedió en el gobierno Duque, yo todavía estaba, pero fue imposible conseguir los recursos para estas personas, porque el gobierno tomó la decisión de paralizar el programa hasta ordenarlo. Una decisión de Emilio Archila, Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación, con el compromiso de que este año se retomaba.

Entiendo que las 12 mil están vigentes, están muy atrasadas, no digo que conmigo no hubo atrasos, pero ahora los atrasos son más endémicos. Sin embargo, en el gobierno del presidente Duque, se lo dije al consejero Archila, se montó un esquema de Pnis distinto. Yo digo que no voy a tomar partido ´por uno de los dos modelos. Sí sé cuál es bueno y cuál no.

IPC. Describa los dos modelos.

L.F.P. El que implementamos como modelo de los Acuerdos de Paz, que se basaba en la confianza que se construía a partir del acuerdo mismo y la confianza que se generaba por la construcción colectiva y participativamente de la materialización de los diferentes desarrollos del Acuerdo.

En un esfuerzo muy duro de llegar a puntos de acuerdo se logró construir una agenda colectiva, acordada, concertada, y esa agenda se pasaba a las agendas locales y a las comisiones municipales de planeación, donde el gobierno tenía un cierto desarrollo colectivo.

Finalmente, ese era un espacio de construcción de confianza en el cual la gente sentía que hacía parte del programa. La gente pedía cuentas de los compromisos que allí se adquirían. Yo digo que esa confianza fue la que permitió que en momentos difíciles de incumplimiento la gente misma, a pesar de sus críticas y protestas, aceptara continuar en el programa, porque tenía confianza, sabía que nos íbamos a demorar, pero que íbamos a llegar. Ese era el primer elemento del modelo que montamos con el presidente Santos. Era un acuerdo construido a partir de la confianza y de la búsqueda de acuerdos.

El segundo elemento fue el de una relación, inclusive en Antioquia fuimos pioneros, entre los temas de sustitución y erradicación. Hablamos con “Antioquia libre de coca” y las acciones con el ejército y la policía. Nosotros planteamos una fórmula exenta de confrontación violenta entre erradicación y sustitución. Nosotros priorizamos el tema de sustitución sobre la erradicación. Sí utilizamos la erradicación porque el acuerdo mismo lo dice: primero para aquellos cultivos grandes y segundo para aquellas zonas en las cuales los campesinos no se hubieran vinculado al Pnis después de haber tenido todas las oportunidades para hacerlo.

Nosotros no solamente aceptamos, sino que promovimos la política de erradicación, pero para los sectores en los que los campesinos eran objeto del programa, no promovimos la erradicación ni le dimos prioridad durante mucho tiempo a la sustitución voluntaria.

Y el tercer elemento, tal vez el que más énfasis y reconocimiento le ha dado el gobierno es lo que denominan el orden. Un programa de estos, en un caos de estos, esto no se está haciendo en el barrio Laureles ni en una comuna, esto se está haciendo en zonas dominadas por la ilegalidad y el crimen, esto se está haciendo en zonas donde campesinos han desarrollado cierta resistencia contra el estado, en algunos casos con razón, y unos campesinos con toda la desconfianza del mundo. Usted tiene dos opciones: entrar con un programa duro, en el que no puede tener controladas todas las variables, o usted se sienta a construir el orden, que le permita manejar todas las variables. Nosotros optamos por lo primero. Era un programa con 12 mil personas al borde de la legalidad y la ilegalidad, con 12 mil personas que habían estado en contra de la no presencia del estado, que habían desarrollado todos los niveles de desconfianza hacia el estado.

La desmovilización de las Farc favoreció infinitamente al programa, seguían otros actores. Nosotros optamos por meternos en ese contexto de desorden con un programa que no estaba totalmente estructurado y lo importante era llamar a la voluntad de los campesinos y levantar la coca, en un año arrancamos 5000 hectáreas de coca. Pero luego llega el nuevo gobierno. Esos eran los elementos básicos del modelo anterior.

IPC. Usted manifiesta que el gobierno decidió paralizar el programa hasta organizarlo. ¿A qué se refiere?

L.F.P. Llega el nuevo gobierno, dice que es un desorden imposible y paralizó el programa, aunque no lo dijo, hasta que lo ordenara. Efectivamente, durante todo ese tiempo, hasta enero de este año, desde agosto de 2018 hasta enero y febrero, el gobierno nacional se dedicó, o nos dedicamos, a ordenar el programa, a esclarecer dónde vivía la gente. Ordenar no quiere decir no verificar el cumplimiento.

El ordenamiento implicó la suspensión. El sentarse a ordenar, ya de por sí, dio a una parálisis relativa del programa, que fue como de seis meses, entre otras cosas, se desfinanció el programa para este año, a pesar del proyecto de presupuesto presentado por el presidente Santos y aprobado por el congreso. Una de las decisiones del gobierno fue disminuir el presupuesto del Pnis. Hubo una reducción de más del 50%.

Se entra en esa parálisis por análisis que llevó a que el programa tuviera un bajón en sus inversiones. De alguna manera se cumple. Este gobierno desarrolla una idea un poco conservadora en el sentido de que el orden es lo fundamental. Tener el control sobre todas las variables antes de actuar.

La segunda diferencia con el modelo anterior está en el tema de la erradicación, este gobierno entra muy duro, desprestigiando el modelo de sustitución, diciendo mentiras, que los cultivos estaban aumentando. Lo que hicieron fue abrogarse esa disminución en el periodo agosto diciembre. El periodo fuerte por la sustitución se dio ente enero y agosto. De las 5000 hectáreas, levantamos 3000 entre enero y agosto.

Entonces, digamos que viene la idea de la inoperancia del Pnis, y eso dio paso para invertir la ecuación. Para nosotros era primero la sustitución y luego la erradicación y ahora es al revés. En algunos casos se respetaron acuerdos colectivos.

En Antioquia estábamos cerca de firmar acuerdos colectivos en Yarumal, El Bagre, Nechí y Sabanalarga y quedaba listo todo el departamento y la orden fue suspender esos procesos con esas familias. Es decir, se le cumplía a los que habían firmado y no se firmaba más ningún acuerdo colectivo. Unas 2500 personas se quedaron con procesos iniciados. Habíamos hecho cartografías, estábamos a punto de firmar acuerdos porque el gobierno iba a desarrollar nuevas estrategias.

Ahí es cuando insinúan las dos estrategias de sustitución que van a ser el marco de referencia del gobierno, que son las familias guardabosques y la estrategia de sustituir para formalizar, propuesta explorada en el gobierno de Uribe, la gente erradica y el gobierno se compromete a titular.

Lea también: El conflicto armado y la minería continúa afectando al Bajo Cauca

IPC. Algunos campesinos del Bajo Cauca que firmaron acuerdos están denunciando que la fuerza pública erradicó sus cultivos.

Ya no hay Pnis porque se imponen otras estrategias del gobierno. La erradicación empezó a tener mucha más preponderancia. Digamos que en Antioquia no tuvo tanta repercusión. Donde la coca estaba creciendo, era en zonas que no estaban dentro del programa, por ejemplo, en Cáceres, en los límites con Anorí y Valdivia, en Bejuquillo. Cáceres no estaba incluido. Hubo erradicación también en Nechí y El Bagre, y como no tenían acuerdo no podíamos hacer nada. Mientras no haya acuerdo individual no hay acuerdo. El acuerdo colectivo no te garantiza que no haya erradicación.

Yo defiendo a los campesinos que se han metido al programa. Pero no defiendo absolutamente nada la actitud de los campesinos de Valdivia y de El Aro. Mire el informe del Simsci, muestra que Valdivia es el municipio de más crecimiento, pasamos de 1000 a 3000 hectáreas. Eso se llama jugar torcido. Tuvieron toda la oportunidad del mundo.

Sin embargo, hay un tema crucial, y es que esa perspectiva de concertación y acuerdo que construimos, ese trabajo colectivo se desmoronó por una concepción del gobierno, y es la concepción de la autoridad, aquí no vamos a discutir nada, aquí se va a ejecutar. Ahora la cosa es que no hay plata, que el gobierno dice que no hay plata. No en términos de romper el acuerdo, pero sí de interpretación del acuerdo y unas formas autoritarias de decir que no hay plata, que se aclara esto y después se sigue. Todas esas fueron las decisiones por las que renuncié, después de 22 meses.

IPC. El gobierno aseguró que parte del denominado desorden era que no se sabía cuántas familias iban a entrar al programa…

L.F.P. ¿Quién iba a saber cuántos campesinos eran? Hay 100 mil con acuerdo individual y faltan otros 50 o 60 mil por vincular. Ahora dicen que solo le cumplen a los que solo están inscritos individualmente. Así que saldría Anorí y parte de Ituango.

Pero de los 100 mil, nosotros dejamos 12 mil inscritos. Y los dejamos en el nivel de ejecución más alto del país, ellos a agosto del año pasado tenían una inversión de 105 mil millones de pesos, casi 8 millones por familia vinculada.

Además, dejamos a Briceño libre de coca; dejamos a Tarazá con algunos incrementos. La resiembra solo fue del 0.5%.

IPC. Antes de que se priorizara la erradicación por encima de la sustitución, ¿cómo era la relación con la fuerza pública?

L.F.P. Siempre hubo un margen de discusión y de interpretación con la fuerza pública. Hay que decir que la fuerza pública se manejó de manera extraordinaria en su momento, porque los riesgos de la erradicación eran grandes para ellos, y los riesgos de resiembra eran altísimos. Ellos nos decían que era un negocio el Pnis, les evitaba que los campesinos les salieran con palos y machetes.

El aliado más importante de nosotros fue la fuerza pública. Los mismos líderes campesinos pedían que el ejército entrara en zonas controladas por narcotraficantes grandes. Ese es otro elemento diferenciador de los enfoques.

IPC. ¿Cómo era la relación con Antioquia libre de coca?

L.F.P. Con Antioquia libre de coca tuvimos una relación muy buena. Llegamos a un punto muy importante. Nosotros nos repartimos el trabajo: hacíamos sustitución y ellos hacían desarrollo, donde el Pnis ya había entrado, ellos le daban sostenibilidad al Pnis.

El problema en Valdivia es que entró primero Antioquia libre de coca. Ellos quisieron hacerle competencia al Pnis, pero apenas vieron que no tenían los recursos ni las posibilidades cambiaron de posición. Nosotros trabajábamos la sustitución.

Sin embargo, el Gobernador se hace el que no entiende, uno le explica diez veces el Pnis y luego dice que no entiende el programa. Ellos definieron como prioridad a Valdivia e Ituango, los lugares donde más problemas tuvo el Pnis. En Valdivia, los campesinos se entregaron de brazos a Antioquia libre de coca. Ese programa, de alguna medida facilitó esa mamadera de gallo de la gente de Valdivia y ese incremento de los cultivos.

Ese es un fracaso del Gobernador, que lo implementó en Valdivia, compitiendo con el Pnis, y el resultado es que los municipios, excepto en Tarazá, en donde estaba el Pnis disminuyó la coca, mientras que en Valdivia se multiplicó por tres.

El fracaso de Antioquia libre de coca es Valdivia, porque nunca entró el Pnis, siempre se antepuso Antioquia libre de coca al Pnis con los campesinos y el alcalde.

Ese es una visión cruda de la realidad. Mientras el Pnis sustituye hectáreas de coca en Briceño, Tarazá, Caceres y Anorí, a Antioquia libre de coca, en un municipio donde trabajó, se le multiplicaron por tres, de menos de mil a casi tres mil.

IPC. Después de 22 meses usted decidió renunciar, ¿qué le dijo el consejero Archila y cree que el gobierno le va a cumplir a los campesinos?

L.F.P. Archila no expresa nada. Él piensa y después sale a decir a los medios lo que se le ocurre. Archila no debate, no confronta.

El programa disminuyó su ritmo, pero no se paralizó totalmente, sigue habiendo asistencia técnica. Hay una disminución del ritmo, siguen haciendo asistencia, algunos pagos con interrupciones. Pero finalmente se pagó. No se paralizó completamente porque eso sería una batalla campal

El presidente Duque ha dicho que cumple y yo le creo. Qué es cumplir, es darle los 36 millones de pesos a cada campesino.

No soy fatalista, el gobierno está tomando dinámica en algunas partes y creo que los Pdet tratan de reaccionar. Porque de pronto el gobierno pensó que esto lo podía hacer trizas, pero se dio cuenta de que esto es norma constitucional, el que se oponga al desarrollo de los acuerdos está violando la constitución del país.

Ellos ya se dieron cuenta. Yo soy relativamente optimista de que por la vía del Pnis y del Pdet, los acuerdos seguirán. Hay un modelo distinto. Malo o bueno. A mí me gustaba más el anterior. Una buena dosis de orden es necesaria, claro que es necesaria, porque ahí también hubo mucho vivo que se aprovechó. Una buena dosis de erradicación es necesaria, no podemos darles vueltas a los grandes cultivadores.

Lea también: El acceso a la tierra en Colombia: una deuda histórica pendiente

Juan Camilo Gallego Castro
Periodista de la Universidad de Antioquia. Autor de los libros "Aquitania. Siempre se vuelve al primer amor" (Sílaba Editores, 2016) y "Con el miedo esculpido en la piel" (Hombre Nuevo Editores, 2013). Algunas de sus crónicas han sido publicadas en Frontera D (España), El Espectador, Verdad Abierta, Pacifista!, Universo Centro y Hacemos Memoria.