Benjamín Cardona repite continuamente que la verdad, según Gandhi, es el reconocimiento del otro y que la reconciliación solo puede basarse en esa verdad. En el Oriente antioqueño Benjamín y su esposa Beatriz Montoya, fundadora de la Asociación de Mujeres del Oriente antioqueño (Amor), han trabajado en los últimos años en la gestación de unos diálogos entre los antiguos actores armados y las víctimas del conflicto. Parte de su preocupación era iniciar unos diálogos con los antiguos jefes paramilitares y guerrilleros para dar respuesta a las familias que esperan a cerca de tres mil personas desaparecidas.

En esta región de Antioquia las guerrillas Farc y ELN fueron derrotadas militarmente por el Ejército y los paramilitares. Esa guerra dejó más de 120 mil desplazados, alrededor de 800 víctimas de minas antipersonal, 214 masacres, 10 atentados terroristas y 2.448 casos de secuestro.

Al propósito inicial de Benjamín y Beatriz se sumaron varias organizaciones sociales del departamento, quienes se reunieron el 7 de marzo en Marinilla con algunos miembros de la antigua guerrilla de las Farc para iniciar lo que denominan Diálogos de Verdad para la Reconciliación en el Oriente Antioqueño. Estos diálogos ya se venían organizando, pues el partido Farc tiene interés de ir a esta región donde hizo presencia desde los setentas y las organizaciones buscan la reconciliación entre los viejos enemigos de la guerra y las víctimas de los 23 municipios de esta zona de Antioquia.

“En el trabajo de búsqueda de desaparecidos descubrimos algo”, dice Benjamín Cardona, “el problema es muy grande en el Oriente. Hubo mucho desplazamiento, mucha mina antipersonal, mucho daño en la infraestructura y muchos desaparecidos. Por otro lado, el Laboratorio de Paz documentó cerca de 3.000 fosas, tumbas de NN en los cementerios. Y cuando íbamos a los cementerios para hablar de desaparecidos siempre aparecía el dato de los NN. La curia de Rionegro tuvo que ir al Batallón Juan del Corral a decir que les tenían colapsados los cementerios”.

Benjamín insiste en que la guerra no hace ninguna revolución, sino que daña la gente. “Se para la guerra cuando se descubre que esta produce víctimas. Es una imposición a la comunidad y una decisión injusta que les hace mucho daño”, agrega.

Diálogos en el Oriente

“Nosotros hicimos presencia durante más de treinta años en el Oriente. Desde nuestra narrativa tenemos mucho que decir porque fuimos actores del conflicto. Tenemos verdades y responsabilidades que admitir como actores armados”, asegura Omar Restrepo, representante a la Cámara por el partido Farc.

Desde al año pasado, Farc había manifestado su intención de acercarse a la región y pedir perdón. Las organizaciones decidieron aplazarlo, pues querían evitar que esto coincidiera con las pasadas elecciones. Gerardo Cardona, uno de los líderes de los diálogos, asegura que “no quisimos hacer un acto de lectura de discursos, porque es más un show y algo del momento. No quisimos prestarnos para eso. Nosotros les dijimos que hiciéramos un proceso, que diseñáramos una estrategia, que sea algo de largo aliento, que sea un proceso de reconciliación. No solo es el acto final y ya, sino cómo se construye tejido social”.

Omar Restrepo señala que las Farc hizo “tomas guerrilleras en Cocorná, San Carlos, Granada; hubo afectaciones a la población civil, también se cometieron asesinatos. Queremos llegar a esa región para pedirle perdón a las víctimas, para decirles en qué fallamos como organización. Tuvimos malos comportamientos por algunos miembros de la organización”.

No obstante, Benjamín Cardona cree que en los Diálogos no se debe responder la pregunta qué pasó. Para ello sería suficiente con nombrar la destrucción de Granada, el atentado a la estación de Policía en Nariño, las tomas a Argelia, el desplazamiento de todos los habitantes de los corregimientos Aquitania y Santa Ana, el reclutamiento forzado, las minas antipersonal. “La pregunta que nos hacemos es qué nos pasó y en el primer evento del 7 de marzo se respondió qué pasó. Hicieron una línea de tiempo. La respuesta no es el atentado a la estación de Nariño sino qué nos pasó. La verdad es descubrir que la gente fue víctima. Cuando hablamos de Diálogos de verdad es qué se hizo, qué significó eso para las víctimas, que les den la cara a las víctimas, en donde hay un sentido de resignificación, entonces sí puede haber reconciliación”, agrega Benjamín.

Sin embargo, una de las preguntas que se hacen entre las organizaciones sociales que lideran los Diálogos es cómo llevar a los antiguos guerrilleros a municipios como Argelia o Nariño en donde hay rencor y resistencia, sumado a que en el plebiscito de 2016 el No se impuso en 22 municipios y el Sí en uno, Alejandría.

Gerardo Cardona insiste en que hay que preparar el terreno y una manera de hacerlo es a través de los Consejos Territoriales de Paz. Estos ya fueron creados e instalados en 15 municipios. “Estamos diseñando unos módulos de temas que queremos dar con los consejeros en los municipios. Estos módulos se enfocarían en el Acuerdo de paz, en cómo seguir fortaleciendo el Acuerdo, en buscar diálogos con otros grupos como el ELN y generar con los Consejos un trabajo de construir una agenda para este resto de año”.

Benjamín coincide en que con los Consejos se deben abordar varias preguntas: “Qué nos pasó, cómo estamos ahora, qué podemos hacer hacia adelante. Y con esos ingredientes, escuchar a las Farc”. Aunque, insiste, las organizaciones también deben llegar a unos acuerdos: “Lo que yo considero debilidades del proceso se deben a nosotros, que somos un montón de organizaciones que no hemos logrado acordar un modelo, un método. Por ejemplo, al primer encuentro fue más de la institucionalidad, vino gente desde el Caquetá. Pero ellos [Farc] no pudieron tener el papel que debieron tener.”

Luego del primer encuentro en Marinilla, señala Gerardo Cardona, “hemos pensado hacer encuentros por zonas, por regiones. No municipio por municipio. Ellos no tenían presencia en todos los municipios. Por ahora sería propiciar más los encuentros. Son cinco zonas las que trabaja Prodepaz.  La idea es que ellos [Farc] estén participando. Ellos ya son sociedad civil, tienen que ser parte de nuestra comunidad.”

Mientras esto sucede, las organizaciones y Farc continuarán reuniéndose a la distancia para acordar unos diálogos que contribuyan a la verdad de lo que vivió la región y que conlleven a la reconciliación entre los antiguos guerreros y las víctimas que aún esperan respuestas.

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