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Las metas de seguridad que no cumplió Federico Gutiérrez como alcalde de Medellín

Durante su alcaldía, en Medellín hubo 2.277 homicidios, 120 feminicidios, 95.644 hurtos, 31.904 casos de violencia intrafamiliar y 3.870 desplazamientos forzados intraurbanos.

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Un helicóptero que sobrevolaba la ciudad 24 horas durante los siete días de la semana,  2.462 cámaras de vigilancia, cuatro drones y 1.400 bodycam para policías, fue la tecnología con la que Federico Gutiérrez quiso combatir la inseguridad y mejorar la convivencia en Medellín durante su mandato. 

En el Plan de Desarrollo para la alcaldía 2016-2019, Federico señalaba que los habitantes de Medellín tenían una percepción de intranquilidad, inseguridad y desconfianza, y “es por esto que se hace necesaria para la ciudad una acción integral que tenga en cuenta una reorientación de la política de seguridad integral para retomar su control, y que promueva acciones concretas y además estrategias para que ella se sienta protegida y acompañada”. 

Allí mismo, contemplaba como meta disminuir la tasa a 15 homicidios, 153 hurtos y 1,2 feminicidios por cada 100 mil habitantes.

Sin embargo, los resultados se rajaron con respecto a las metas del exalcalde: en los homicidios, Medellín cerró el 2019 con una tasa de 24 homicidios por cada 100 mil habitantes, cuatro puntos más que en 2015, el último año de gobierno de Aníbal Gaviria, y de feminicidios de 2,52. 

Ante estas cifras, en 2018, ciudadanos y organizaciones sociales como el Instituto Popular de Capacitación IPC, Viva la Ciudadanía, Unaula y Mujeres Caminando por la Verdad convocaron a Federico Gutiérrez a una rendición de cuentas “sobre las políticas de seguridad, convivencia y Derechos Humanos que desarrolla su administración desde el Plan de Desarrollo Medellín Cuenta con Vos”.

“Para llegar al ejercicio de la audiencia pública, que fue el 11 de octubre de 2018, hicimos un ejercicio previo de coloquios y mirábamos que esa alcaldía de Medellín era más de lo mismo: en términos económicos una ciudad industrial neoliberal y excluyente, en términos de las organizaciones sociales no había un movimiento social de Derechos Humanos. Nos estábamos preguntando por la agenda política porque para nosotros era fundamental Medellín y el Valle de Aburrá. Pensar la seguridad de Medellín era pensar en la seguridad del Valle del Aburrá y las regiones”, comenta Diego Sierra, integrante del Instituto Popular de Capacitación IPC y quien era el coordinador del Observatorio de Derechos Humanos de esta institución para la época. 

A pesar de que la carta de invitación a la rendición de cuentas se envió con un mes de anterioridad a Federico Gutiérrez, él no se presentó: “y entonces, un hombre que se supone que era amable con el debate político y que reivindicaba el diálogo, no fue. Nosotros hicimos una de esas fotografías tamaño real, en cartón, muy simbólica, e hicimos el debate: simbólicamente él estaba parado ahí”, añade Sierra.

En esta rendición de cuentas, entonces, las organizaciones sociales dejaron plasmada la necesidad de pensarse la ciudad en claves de Derechos Humanos y desarrollo humano, de seguridad humana en un contexto de paz urbana y la implementación del Acuerdo de Paz que, a pesar de que era muy rural, debía pensarse cómo iba a actuar la ciudad frente al desarme de la antigua guerrilla de las Farc.

Si bien la alcaldía tenía una subsecretaría de Derechos Humanos, no tenía un sistema municipal de Derechos Humanos. Solo hasta el 10 diciembre de 2019, faltando menos de un mes para terminar su alcaldía, se firma el decreto donde se instala el sistema municipal y el comité de Derechos Humanos. Esa audiencia movilizó que tuviéramos ese decreto firmado por Federico para instalar el sistema y el comité”, agrega Sierra. 

El sheriff o el batman

Fue también en ese 2018 en donde los homicidios en Medellín aumentaron. Mientras que en 2016 la alcaldía cerró su año con 544 homicidios, en 2018 se registraron 634, de los cuales el 45% eran de jóvenes entre los 18 y 28 años.

Para Lukas Jaramillo, activista de Medellín e integrante de Casa Morada, un colectivo juvenil que a través del arte y la cultura trabaja por la construcción del tejido social de la Comuna 13, Medellín pasó a ser una ciudad con unos indicadores muy mediocres en términos de seguridad y que representaron un estancamiento dentro de las políticas de seguridad que estaba implementando Federico Gutiérrez. 

“Desafortunadamente, nosotros sí tenemos una fibra en nuestra cultura política de querer un papá con una visión de la seguridad extremadamente clientelista. Y entonces la gente decía que necesitaba ese gran hombre, ese gran macho que le diera una lección y le produjera miedo a los criminales, pero ese show nunca va a llevar la seguridad al cuidado”, agrega Jaramillo.

El show al que se refiere es al papel de Sheriff o al juego de “policías y ladrones”, como él mismo lo menciona, en el que se metió Federico Gutiérrez, en donde su único objetivo era acabar y desarticular las bandas y organizaciones criminales de la ciudad, “a estos criminales los vamos atendiendo uno a uno”, dijo un día en sus redes sociales. Por eso, cada viernes, encabezaba las redadas que la Policía desplegaba por las calles de Medellín. 

Es muy ingenuo creer que salir a perseguir delincuentes les da susto a ellos, que los voletee, una selfie y una cámara persiguiendo ladrones o insultar a los ladrones en las redes sociales, eso nunca va a tener un efecto más allá de la percepción. El problema de fondo es que detrás del show empiezan a haber trampas, empieza a ser una alcaldía tramposa, que no da ejemplos, que desinstitucionaliza porque tenemos la otra cara de la moneda, como lo fue Gustavo Villegas”, comenta Jaramillo. 

Así mismo, Diego Sierra recuerda que Federico también era llamado “el batman”, porque salía a perseguir a los pillos pero cuando llegaba, no había nada, “¿Por qué no había nada? porque se lo habíamos advertido desde que nombró a Gustavo Villegas, que era un tipo investigado, que tenía sospecha de estar vinculado a la Oficina de Envigado”, comenta Sierra. 

Villegas fue Secretario de Gobierno de Federico Gutiérrez y capturado en julio de 2017 por los delitos de concierto para delinquir y nexos con el crimen organizado. 

Las otras cuentas

Fueron más de 736 mil millones de pesos los que Federico invirtió con el propósito de mejorar la seguridad y convivencia de la ciudad. Según el reporte del Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia (SISC), hasta octubre de 2019  Medellín registró en el cuatrienio de Federico 2.277 homicidios, 120 feminicidios, 95.644 hurtos, 31.904 casos de violencia intrafamiliar y 3.870 desplazamientos forzados intraurbanos.

Sin embargo, la alta inversión de la alcaldía no se dio solo para la seguridad y convivencia. Entre 2016 y 2017, la alcaldía invirtió más de 130 mil millones de pesos en contratos de publicidad, según lo reveló una investigación de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), Estos contratos, según señaló la entidad, tenían la intención de promover y mejorar la imagen de Federico en los medios de comunicación y en publicidad que se ubicaba en diferentes puntos de la ciudad. Así mismo, la Flip aseguró que con este dinero se podrían construir cinco megacolegios en la ciudad, comprar siete trenes del metro o  construir más de dos mil parques barriales. 

Diego Sierra concluye que “ese cuatrienio de Federico fue, en clave de titular, una alcaldía hueca, porque había el titular pero no el desarrollo de la noticia, era como un cascarón. La gente percibía y él se movía en eso, pero cuando usted ahondaba en la realidad, la percepción no correspondía con las realidades que estaba viviendo la ciudad”.

Daniela Sánchez Romero
Periodista de la Universidad de Antioquia. Me interesan los tema de cultura, memoria, paz y derechos humanos.