Con sombrillas las personas se protegían del sol de mediodía mientras cogían lugar en la fila.

Desde el mediodía de este 11 de noviembre de 2015, más de 5.000 personas esperaban con ansías la conferencia del expresidente de Uruguay, José Mujica, en el segundo día de la VII Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales (Clacso) que se llevó a cabo en el Pabellón Amarillo de Plaza Mayor.

Para ellos no importaba ni las inclemencias del clima, ni el hambre, con tal de presenciar un acto histórico para Medellín y el país. Sentados con sombrillas, con libros en las manos y tertulias académicas les pasaban las horas.

Al mejor estilo de un súper concierto juvenil, poco a poco se sumaban más jóvenes a la fila, y la escena era cada vez más amplia. Un cordón humano se postraba sobre la pared externa del centro de convenciones.

La fila para ingresar a la conferencia se extendió hasta Pies Descalzos.

Paciencia, ese fue el valor que predominó hasta las 5 y 30 de la tarde cuando las puertas del Pabellón Amarillo se abrieron. En ese momento hubo un éxtasis de emoción porque la larga espera había terminado. Ahora lo importante era escoger un buen lugar.

Por fin a las 8 de la noche, tras las palabras inaugurales de Pablo Gentili, Secretario Ejecutivo de Clacso, Mujica habló por más de una hora sobre el proceso de paz en Colombia, la democracia, los negativos efectos del mercado sobre los Estados y la política en el mundo globalizado, y los desafíos de integración de los países latinoamericanos.

Además planteó que el mundo actual necesita tres tipos de medidas internacionales: 1. medidas contra la desigualdad 2. Medidas contra la pobreza 3. Medidas por el medio ambiente.

Al finalizar, ‘Pepe’ invitó a los jóvenes a participar de la lucha política para intentar cambiar el mundo.

“Soñar y pelear por un mundo mejor pero organizadamente, la lucha es colectiva o no es. Urge un organismo que asegure la lucha intergeneracionalmente, que contenga disciplina y empeño colectivo para avanzar en un propósito, la lucha por la organización humana”, resaltó Mujica.

Agregó que la humanidad tiene que salir de la tontería individualista, obstáculo de la integración, “y si no hay integración no habrá nada que nos proyecte como potencia a futuro”.

Junto al exmandatario estaban su esposa, Lucia Topolansky, y el Alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria Correa. En su discurso Mujica dio incluso lecciones de vida sobre asuntos humanos como la felicidad, la vida en pareja, la solidaridad y la libertad.

Reflexiones como: «La libertad necesita tiempo para vivir» «La libertad es tener un cacho de tiempo para hacer lo que te de la gana» y «La felicidad está en las cosas más simples», conmovieron al público. «Dicen por ahí que soy un viejo pobre. Pobres son ellos pagando cuotas toda una vida», concluyó Mujica.

Tras las palabras de Mujica todas las personas aplaudieron de pie durante varios minutos y corearon su nombre en repetidas ocasiones.