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Contar la violencia antisindical

En los últimos 46 años, en Colombia fueron asesinados 3.186 sindicalistas. Las historias de esta tragedia son las que los sindicatos quieren presentar al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No repetición.

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Sucedió el 16 de diciembre. Henry Arturo González Acevedo, un profesor rural del corregimiento El Tigre de Vegachí, Antioquia, se movilizaba en una motocicleta. En su recorrido fue interceptado por desconocidos que le dispararon. Allí murió. El profesor era activista de la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida).

Seis días antes de la muerte del profesor Henry Arturo, en San Vicente del Caguán fue asesinado el tesorero del Sindicato único Nacional de Mototrabajadores de Colombia (Sunmcol). El 9 de diciembre en Corinto, Cauca, asesinaron a Gilberto Antonio Zuluaga Ramírez, un líder indígena inscrito en el preacuerdo municipal del Programa Nacional Integral de Sustitución (PNIS). Ellos fueron los últimos trabajadores víctimas el año pasado, de acuerdo con la Escuela Nacional Sindical (ENS), quien ya registra 3.186 sindicalistas asesinados entre 1973 y 2018.

“El movimiento sindical en Colombia ha sido uno de los sujetos y movimientos más victimizados, lo que le ha ocurrido al sindicalismo en el país no le ha pasado a otro en el mundo, por las prácticas de persecución y violencia antisindical”, dice Viviana Colorado López, coordinadora de Derechos Humanos de la ENS.

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El sindicalismo y el Sistema

Los sindicatos han persistido en la exigencia de sus derechos a la verdad, la justicia, la reparación y no repetición, por eso en el Sistema, integrado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV) y la Unidad para la Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) ven la posibilidad de que se reconozcan sus derechos vulnerados. Los datos recogidos por la ENS indican que 11.487 personas fueron víctimas de violencia antisindical y que los niveles más altos de esta se presentaron en Antioquia (32%), Valle (12.5%) y Santander (9.3%).

“Se debe reconocer el sindicalismo como un constructor de paz”, es lo que dice Luz Mary Sánchez, de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), “se debe reconocer como un canal que permite que los más pobres puedan reclamar sus necesidades. El sindicalismo no surgió por los caprichos de algunos, sino por la falta de derechos laborales”.

Por eso en la ENS lo ven como una oportunidad, es lo que asegura Viviana Colorado López, “para que se esclarezca y se reconozcan a las víctimas y los presuntos responsables de la violencia antisindical, para construir unas primeras bases para adoptar medidas para que esta violencia cese. No es un fenómeno del pasado, aún está presente”, agrega. En ese sentido, la ENS creó la campaña «El sindicalismo cuenta» para decir que son un actor fundamental en la construcción de democracia, equidad, paz y justicia social; además, como un actor que defiende la verdad como un derecho y un bien público, y se suma a muchos movimientos, colectivos y organizaciones.

En el informe La paz se construye con garantías para la libertad sindical, los sindicatos manifiestan sentirse interpelados a participar del Sistema. Si este tiene como centro a las víctimas, para los sindicatos es importante el esclarecimiento de la violencia antisindical, la estigmatización y la exclusión políticas. A fin de año habrá un gran encuentro entre el sindicalismo y el Sistema, un espacio político y simbólico para hacer entrega de sus informes.

El sindicalismo es una apuesta por la democracia, es lo que dice Andrea Toro, integrante de la Comisión de la Verdad en Antioquia. Para ella, en la historia del movimiento sindical se repite la estigmatización de la que ha sido víctima. “El movimiento sindical ya tiene construido un contexto y cómo el conflicto armado estuvo relacionado con la violencia antisindical”, agrega.

En la misma línea Viviana Alfaro, enlace territorial de la JEP en Antioquia, asegura que en el movimiento sindical confluyen diferentes voces y diferentes miradas y que la verdad no es una mirada sino muchas. Pues la violencia antisindical es multicausal y no ha generado daños homogéneos en las organizaciones, por eso cada organización dará cuenta de la violencia, de los daños que vivió.

La oportunidad de participar en el Sistema y de poner allí la discusión sobre la violencia antisindical es una de las apuestas de Humberto Correa, director de Derechos Humanos del CTC. Pero también es la apuesta de Fecode, según Jackeline Rodríguez, quien asegura que hay una “necesidad de construir esa memoria y verdad para los maestros. No podemos quedarnos solo en un informe. Que en las escuelas sepan qué nos pasó y cómo, porque lo que existió fue un intento de exterminio”.

Las cifras señalan que los sindicalistas también han sido víctimas de atentados (409), desapariciones forzadas (242), amenazas de muerte (7.307) y desplazamientos (1.900). La mayoría de las víctimas mortales fueron hombres y el paramilitarismo fue el principal victimario (67%), seguido por organismos estatales (21%) y las guerrillas (8%).

Para Viviana Colorado López, “es la oportunidad para que se esclarezca y se reconozcan a las víctimas y los presuntos responsables de la violencia antisindical, para construir unas primeras bases para adoptar medidas para que esta violencia cese”.

 

 

Juan Camilo Gallego Castro
Periodista de la Universidad de Antioquia. Autor de los libros "Aquitania. Siempre se vuelve al primer amor" (Sílaba Editores, 2016) y "Con el miedo esculpido en la piel" (Hombre Nuevo Editores, 2013). Algunas de sus crónicas han sido publicadas en Frontera D (España), El Espectador, Verdad Abierta, Pacifista!, Universo Centro y Hacemos Memoria.