Inicio Derechos Humanos “El Oriente está cercano a presentar niveles importantes de confrontación”: Fabián Restrepo

“El Oriente está cercano a presentar niveles importantes de confrontación”: Fabián Restrepo

Dos investigadores del informe “Nuevos órdenes, viejas disputas”, sobre la situación de Derechos Humanos en el Oriente de Antioquia, alertan sobre el escalamiento de los homicidios y las desapariciones, y la posibilidad de que aumenten los enfrentamientos y las víctimas de los grupos paramilitares en esa región.

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Al Oriente de Antioquia los grupos paramilitares ingresaron por tres zonas distintas. Por el Área Metropolitana, como los bloques Cacique Nutibara y Héroes de Granada; por el Nordeste, como el Bloque Metro; y por el Magdalena Medio, como las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio.

Si bien estos grupos se desmovilizaron entre 2004 y 2006, el fenómeno del paramilitarismo continuó en el país y el Oriente antioqueño. El informe de la Mesa de Derechos Humanos y Atención Humanitaria asegura que estos grupos continúan en la región bajo otro nombre y uniforme y que son una amenaza en el territorio, pues en los últimos cuatro años hubo 559 homicidios, 100 desapariciones y cerca de 700 desplazamientos.

En esta entrevista los investigadores Fabián Restrepo y Óscar Yesid Zapata se refieren a algunos de los hallazgos del informe.

IPC. ¿Por qué se refieren al paramilitarismo como una amenaza en la región, qué está sucediendo?

Fabián Restrepo. Lo que quisimos rastrear es cómo se han reconfigurado los actores armados en el Oriente antioqueño, a partir de una presencia histórica que fue el paramilitarismo en la región. El conflicto acá tuvo un claro vencedor, fue el paramilitarismo en lo militar, pero también en lo económico.

¿Qué se conserva y qué cambia? Se conserva la capacidad de ejercer control militar en los territorios, la capacidad de influir directamente en el negocio del narcotráfico, estos son grandes carteles. Cambia que ya no hay una presencia uniformada tan extensa como en su momento, cambia que los componentes políticos son un poco difusos, que, si bien actúan contra actores sociales, no hay un componente tan claramente delimitado en lo ideológico.

Si bien conservan la capacidad de golpear el movimiento social, cuando digo que cambia el componente ideológico, no es que cambie el accionar bélico contra líderes sociales o quienes critiquen el establecimiento, sino que en esta ocasión esas acciones se esconden, es ese contenido de guerra de cuarta generación, a comparación de otras épocas en las que se hacía publicidad. Hoy los asesinatos se hacen pasar como robos, líos de faldas.

Oscar Yesid Zapata. Con respecto a la presencia de actores armados, hay una reconfiguración, un avance paramilitar con estructuras de alto nivel, como AGC, el Clan Isaza, el Mesa, la Oficina del Valle de Aburrá y Los Pamplona.

Tenemos una característica y es que algunas llevan más de 20 años haciendo presencia en el territorio y avanzan con gran facilidad. Las autoridades hablan de algunos golpes, pero no hay una intención definida y firme del desmantelamiento de las estructuras, solo dar golpes.

El Clan Isaza son los herederos de los paramilitares del Magdalena Medio. Tienen poder en el territorio y se expandieron con gran facilidad.

Tenemos una pregunta que es importante: es imposible que estos grupos se expandan con tanta facilidad sin la permisividad de algunas autoridades civiles y políticas. La pregunta es a la Procuraduría sobre nexos y alianzas entre el Estado y estos grupos.

IPC. ¿Qué tan similar es el mapa del actual del paramilitarismo con el de los años 2000?

F.R. A partir de las desmovilizaciones de los paramilitares, estos ejércitos lo que hacen es cambiarse el uniforme. Bloque Metro desaparece y es absorbido por el Cacique. La gente de don Berna se quita el camuflado de paramilitares y se pone el de Oficina de Envigado, conservan una presencia más o menos clara en el Altiplano, en La Ceja, Rionegro, El Carmen. Y la gente de Ramón Isaza sigue teniendo presencia y algún control territorial.

Esto tendrá unos quiebres importantes a partir de 2015 y 2016 cuando hay una producción fuerte de narcotráfico en el Oriente antioqueño para la zona de lo que en su momento fue control de las Autodefensas del Magdalena Medio, va a sonar fuerte el Clan Oriente, que es la misma gente del Clan Isaza.

La Oficina de Envigado tiene su presencia territorial histórica en el Altiplano. Alrededor de ellos se han presentado unas tensiones, no una gran guerra, entre la gente del Mesa y la Oficina.

O.Y.Z. Al mirar los mapas históricos del Oriente, encontramos que los frentes y bloques de las anteriores AUC coinciden de manera casi calcada con la manera como se quieren reconfigurar los paramilitares, como si quisieran volver a reactivar esas zonas, esta vez bajo el mando de ellos. El grupo más fuerte en este momento es las AGC. Hay reconfiguración de las AUC con los bloques que había, que va avanzando territorialmente de a poco.

El territorio está completamente distribuido. Algunos grupos pueden estar subyugados al Mesa, que no está en todos los municipios, pero muchos de ellos son orientados militarmente por ellos, que se están apoderando del Oriente antioqueño.

IPC. En los últimos cuatro años hubo 559 homicidios en el Oriente, ¿a qué se debe?

F.R. Vemos que desde 2018 hasta hoy hay un aumento significativo en índices de homicidios en la región. Eso responde a la actividad armada de estos grupos, particularmente contra pequeñas estructuras locales, como en La Unión y Sonsón. En Rionegro y Marinilla han tenido la capacidad bélica de enfrentarse con otras estructuras, por ejemplo, que los Mesa no le ganaron a Los Pamplona. No creo en la versión oficial de las autoridades de Rionegro, que sostienen que la disminución de los delitos es producto del accionar de la fuerza pública, creo que es el resultado hegemónico del control de esos mercados. El Altiplano sí muestra cierta continuidad en la confrontación, creo yo por el aumento en la producción de cocaína.

O.Y.Z. Se debe, primero, a lo que denomino la permisividad del Estado, porque no está garantizando la vida de la ciudadanía y este deber tener el uso exclusivo de las armas. La otra es que hay una permisividad con esas presencias armadas territoriales. De nada sirve militarizar un territorio si no hay una intención de desmontar una práctica que le ha hecho tanto daño a las comunidades. Y hay una práctica que es condenable, que la denominan limpieza social, y es ahí donde los jóvenes que terminan siendo víctimas de los grupos que están ejerciendo el control territorial.

¿Cuáles son las investigaciones que ha tenido el Estado para esclarecer esos nexos y alianzas que hacen que los homicidios crecieran con tanta facilidad?

IPC. Además, la desaparición forzada va en aumento. Entre 2020 y 2021 creció 135%.

O.Y.Z. Esto podría estar relacionado con una práctica que sucede en todo el país: la desaparición forzada para reducir cifras de homicidios y para no afectar las políticas públicas en un municipio. La desaparición les permite hacerlo de esa manera. Con este informe queríamos demostrar que sí están sucediendo y que son desconocidas por las autoridades locales. La mayoría de sexo masculino. Municipios como Rionegro no quieren que se haga público toda esta situación crítica de violación de DDHH en el Oriente.

IPC. En los años noventa y dos mil eras comunes la presencia de los grupos armados en zonas rurales. ¿Ahora es más una presencia urbana?

O.Y.Z. La presencia es urbana, pero también es rural. Recientemente en Nariño, algunos medios de comunicación difundieron información de un comando paramilitar de un tal alias Camilo, en límites con Caldas, cerca de donde asesinaron hace poco el presidente de la JAC de Morro Azul. Esa presencia también la hemos identificado en El Carmen de Viboral, Sonsón y Argelia. Ahí es donde uno tiene que hacer el llamado para que el Estado proteja a las comunidades.

Por otro lado, nosotros no encontramos presencia de ningún tipo de insurgencia, ni de disidencia, ni del ELN. No hay presencia militar, no la encontramos. A diferencia de lo que dicen otros analistas, como Indepaz, que aseguran que hay por lo menos 150 guerrilleros en Rionegro, no hemos podido corroborar esa información.

IPC. ¿Cuál ha sido la respuesta de la institucionalidad ante estos casos de violación de Derechos Humanos y fuerte presencia de grupos armados?

F.R. Yo la veo como siempre. Eso no ha cambiado mucho. Por un lado, negar la existencia del fenómeno. Cada que se presentan muertes, escenarios de vulneración de derechos o ejercicios de poder armado, la respuesta es que se debe a actividades de narcotráfico. Es como si fuera menos grave un muerto asociado con el narcotráfico, como si valiera menos.

Ya el Oriente antioqueño desbordó la simple confrontación entre estructuras locales. Ya hay evidencia para demostrar que hacen presencia grandes estructuras armadas del peso de Clan del Golfo, Clan Isaza, Clan Oriente, la gente del Mesa, que es hoy una de las estructuras más importantes.

La negación del fenómeno hace que no se presente gran operatividad contra actores armados, uno no ve capturas de cuadros políticos o económicos importantes, más allá de los golpes de siempre, a los dos o tres que distribuyen. El Oriente está cercano a presentar niveles importantes de confrontación. Hay una tensión muy fuerte y un aumento de presencia militar.

Juan Camilo Gallego Castro
Periodista de la Universidad de Antioquia. Autor de los libros "Aquitania. Siempre se vuelve al primer amor" (Sílaba Editores, 2016) y "Con el miedo esculpido en la piel" (Hombre Nuevo Editores, 2013). Algunas de sus crónicas han sido publicadas en Frontera D (España), El Espectador, Verdad Abierta, Pacifista!, Universo Centro y Hacemos Memoria.