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En el Oriente antioqueño no hay un municipio sin grupo armado

Un informe de la Mesa de Derechos Humanos de esa región alerta sobre el copamiento del territorio por grupos paramilitares y el aumento de homicidios, desapariciones y desplazamientos que podrían empeorar en los próximos años.

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No hay un municipio del Oriente antioqueño donde no haga presencia un grupo armado ilegal. De la guerra por décadas entre grupos paramilitares, fuerza pública y guerrillas, en el nuevo mapa de la región aparecen nuevos y grandes grupos como Clan Isaza, Clan del Golfo y El Mesa, y otros más pequeños que hacen presencia en uno o varios municipios.

En esta región hubo 559 homicidios en los últimos cuatro años. Cada año son más las personas asesinadas, los desplazamientos y las desapariciones forzadas, asegura la Mesa de Derechos Humanos y Atención Humanitaria del Oriente en su informe “Nuevos órdenes, viejas disputas”.

Fabián Restrepo, investigador principal del informe, dice que «desde 2018 hasta hoy hay un aumento significativo en índices de homicidios en la región y de la actividad de los grupos armados. Eso responde a la actividad armada de estos grupos, particularmente contra pequeñas estructuras locales. No creo en la versión oficial de las autoridades de Rionegro, que sostienen que la disminución de los delitos es producto del accionar de la fuerza pública, creo que es el resultado hegemónico del control de esos mercados«.

Entre 2018 y 2021 los municipios con más homicidios fueron Rionegro (72 casos), Carmen de Viboral (62), Sonsón (51), Guarne (43), Marinilla (39) y El Peñol (34). El año pasado, por ejemplo, los municipios con más homicidios fueron Sonsón (27), Rionegro (19) y San Luis (14).

Yesid Zapata, vocero del Proceso Social de Garantías y uno de los colaboradores del informe, dice que estos homicidios se deben, en primer lugar, “a la permisividad del Estado, porque no está garantizando la vida de la ciudadanía y este deber tener el uso exclusivo de las armas. La otra es que hay una permisividad con esas presencias armadas territoriales. De nada sirve militarizar un territorio si no hay una intención de desmontar una práctica que le ha hecho tanto daño a las comunidades. Y hay una práctica que es condenable, que la denominan limpieza social, y es ahí donde están los homicidios de jóvenes, víctimas de los grupos que están ejerciendo el control territorial.

Para Fabián Restrepo, el “Oriente antioqueño desbordó la simple confrontación entre estructuras locales. Ya hay evidencia para demostrar que hacen presencia grandes estructuras armadas del peso de Clan del Golfo, Clan Isaza, Clan Oriente, la gente del Mesa, que es hoy una de las estructuras más importantes.”

El Mesa y el Clan Isaza

El Mesa, dicen los investigadores, es uno de los grupos paramilitares más poderosos que tiene el departamento de Antioquia. Este nació en el municipio de Bello, pero desde hace muchos años se vienen expandiendo en el resto de Antioquia.

Según el informe, tienen presencia directa en El Carmen de Viboral, La Ceja y San Rafael, y a través de “franquicias” o grupos locales en otros municipios. Pero también en ciudades como Bogotá, Girardot y el departamento de Boyacá.

El Clan Isaza, por ejemplo, tendría presencia en doce de los 23 municipios de la región. Este grupo estaría conformado por antiguos miembros de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio.

Dice el informe Isaza, el clan paramilitar, elaborado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, que “el rearme asociado al Clan Isaza puede rastrearse desde el momento de la desmovilización, cuando se presentan irregularidades asociadas al ocultamiento de armas y la no desmovilización de algunos miembros de las ACMM”, de ahí que Ovidio Isaza, conocido como Roque e hijo de Ramón Isaza, fue la principal figura del rearme, “la organización creada por Roque tenía como fin participar en diferentes eslabones de la cadena de producción del narcotráfico, ya que su organización habría controlado los cultivos y laboratorios de coca”.

Una de las críticas que hacen los investigadores del informe a la institucionalidad del Oriente es que no existe “una gran operatividad” contra los actores armados ni capturas de importantes cuadros políticos o económicos. Señalan que hay capturas de pequeños expendedores, pero que no se ha avanzado en la desestructuración de las bandas.

Además, no identificaron la presencia de grupos guerrilleros en la región.

Las desapariciones y desplazamientos

Al aumento de los homicidios se le suma la desaparición de 100 personas en los últimos cuatro años. Solo entre 2020 y 2021 hubo un aumento de 135% de los casos. La región pasó de 20 a 47 casos.

De los casos del año pasado, tres personas aparecieron asesinadas, doce con vida y 33 aún siguen desaparecidas. Rionegro, con 20 casos, es el municipio con mayor cantidad de desapariciones. De acuerdo con Medicina Legal, dos fueron asesinadas, seis aparecieron vivas y 12 aún no aparecen.

Los desplazamientos también aumentaron, pese a que municipios como Rionegro, El Retiro, El Santuario y San Rafael se negaron a entregar información. Entre 2018 y 2021 las personerías recibieron 694 declaraciones. Solo en 2021 hubo 349 personas desplazadas. El Carmen (72), Rionegro (55), Guarne (45) y Marinilla (35) fueron los más afectados.

Pero las violencias intrafamiliar y sexual también aumentaron en tiempos de pandemia. En 2021 hubo 812 casos. El 85% de las víctimas fueron mujeres. La mayor cantidad de casos se registraron en Rionegro (235), Guarne (84), El Carmen de Viboral (57) y Sonsón (51).

Fabián Restrepo insiste en que los municipios deben hacer un esfuerzo analítico para entender por qué están aumentando las violencias en el Oriente e insiste en que debe protegerse la vida y el trabajo de la sociedad civil que se moviliza en defensa de la vida y que tiene preocupaciones por el territorio.

Juan Camilo Gallego Castro
Periodista de la Universidad de Antioquia. Autor de los libros "Aquitania. Siempre se vuelve al primer amor" (Sílaba Editores, 2016) y "Con el miedo esculpido en la piel" (Hombre Nuevo Editores, 2013). Algunas de sus crónicas han sido publicadas en Frontera D (España), El Espectador, Verdad Abierta, Pacifista!, Universo Centro y Hacemos Memoria.