El 5 de marzo, en Marinilla se celebró el primer encuentro de Diálogos de Verdad para la Reconciliación en el Oriente Antioqueño, con el que se espera iniciar un proceso en el que los excombatientes se acerquen a las víctimas y las comunidades. En su discurso, el representante a la cámara Omar Restrepo aseguró que estos encuentros permitirán “el mutuo reconocimiento desde lo humano, a través de un diálogo sincero que busca la verdad sobre lo sucedido, el perdón, la resiliencia y la reparación”.

En esta región hicieron presencia los frentes 9 y 47, derrotados militarmente por el Ejército y los grupos paramilitares durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez en las operaciones Marcial, Meteoro y Espartaco. Fue el fin del control que por muchos años tuvieron de la autopista Medellín-Bogotá y los municipios donde se encuentra el complejo hidroeléctrico que produce cerca del 30% de la energía del país.

En esta entrevista, Omar Restrepo se refiere a los diálogos con las víctimas, la verdad que quieren aportar y cómo sería la reconciliación, más allá de la lectura de un discurso de perdón.

IPC. ¿Por qué el Oriente antioqueño fue importante para las Farc?

Ómar Restrepo. Las Farc llega al Oriente en el 74-75, fue un núcleo que sale del Frente Cuarto con el propósito de fundar el Noveno. Las Farc tenían un plan de despliegue a nivel nacional que se iba consolidando en la medida que hubiera condiciones. Apareció el cuarto en el Magdalena Medio y el Quinto en Urabá, se fueron reproduciendo y desplegando en la geografía de los departamentos y copando los territorios.

El conflicto con el Noveno se vuelve bastante complejo y se agudiza en la medida que algunos sectores económicos invierten ahí, como en las represas. Ahí se mueven intereses. Los ingenieros, para no pagarles impuestos a las guerrillas, financiaban el paramilitarismo. Y estos comenzaron a asesinar y a desplazar.

El Frente 47 operaba entre Antioquia y Caldas. Ese frente fue desarticulado, ahí murió Iván Ríos, ahí estuvo Karina. Unos desertaron, otros fueron encarcelados.

IPC. ¿Por qué le están apostando a los diálogos en el Oriente antioqueño?

O.R. Nosotros hicimos presencia allá durante más de treinta años. Desde nuestra narrativa tenemos mucho que decir porque fuimos actores del conflicto. Conocemos algunas realidades y tenemos verdades y responsabilidades que admitir como actores armados. Lo que queremos es que las comunidades y la gente de ese territorio conozca la realidad, porque hay algunas verdades que dicen otros actores que también tienen responsabilidad en el conflicto.

La contraparte tuvo un éxito militar y desarticuló todas las estructuras que teníamos las Farc en ese territorio y ellos impusieron su verdad, pero nunca se ha conocido la verdad de nosotros y de los señores del ELN. Queremos decir nuestra verdad para resarcir, para restaurar, para reparar a las víctimas y para que la gente conozca toda la realidad y la complejidad del conflicto en el Oriente. Además, queremos entrar a esa región para hacer actos de reconciliación y para apostarle a una paz estable y duradera, donde los odios vayan quedando atrás, donde cerremos las heridas y las víctimas sean reparadas.

IPC. ¿Cuál es la verdad que se impuso en el Oriente antioqueño?

O.R. La verdad que se terminó imponiendo es que la mayor responsabilidad de las víctimas la tuvo las Farc, y que fueron las Farc las que generaron las mayores afectaciones a los derechos humanos en el territorio, eso no es cierto. Ahí hubo masacres que se realizaron antes del paramilitarismo. El paramilitarismo llega en los últimos años de la década del noventa, 96 y 97, que el paramilitarismo se exporta a todo el país, con la masacre de Segovia, las masacres de Urabá y a toda la geografía del país.

El paramilitarismo siguió teniendo presencia luego de que fuimos sacados del Oriente. Todavía hay presencia del paramilitarismo en Doradal y otros municipios de esa región.

Nosotros necesitamos que el país y la gente de la región del Oriente conozca la realidad. Ahí el Ejército participó en masacres antes del paramilitarismo. El paramilitarismo entra como una estrategia contrainsurgente y para profundizar el neoliberalismo y generar las condiciones de todos esos megaproyectos que hay en el Oriente.  

Hay un proyecto de consolidación de los grandes capitales para generar y garantizar su seguridad económica a raíz del desplazamiento, del asesinato de los líderes sindicales. No es gratuito que hubieran acabado con los sindicatos de Cementos Nare, en Puerto Nare, La Sierra, en la región de San Carlos, toda una estrategia para garantizar la inversión del gran capital.

IPC. Usted también manifiesta que tienen verdades y responsabilidades por reconocer, ¿a qué se refiere?

O.R. Nosotros participamos en unas tomas guerrilleras como en Cocorná, San Carlos, Granada, hubo afectaciones a la población civil, donde nosotros tenemos que asumir responsabilidades. También se cometieron asesinatos por parte de algunos miembros de nuestra organización, ahí tenemos que asumir nuestras responsabilidades y queremos llegar a esa región para pedirle perdón a las víctimas, para decirles en qué fallamos como organización. Tuvimos malos comportamientos por parte algunos compañeros de la organización. Inclusive hay algunos mandos que quieren ir allá cuando se abran esos escenarios como Alonso y Marcos Urbano, que ellos estuvieron y fueron líderes en ese territorio. Queremos que se abran diálogos donde puedan asumir sus responsabilidades como actores materiales e intelectuales.

IPC. Sin embargo, en el Oriente reconocen a Elda Neyis Mosquera, alias Karina, como una de las responsables del conflicto, al mando del frente 47, ¿ella estaría en este proceso de reconciliación?

O.R. Ella estuvo como jefe del Frente 47 durante un tiempo. Después se apartó de las Farc, ella desertó de la organización. Ella podrá hablar como persona, asumir sus responsabilidades como individuo en lo que ella tuvo responsabilidad en ese tiempo. Nosotros necesitamos hablar como organización, como fuerza política y militar, con asumir nuestras responsabilidades. Ella lo podrá hacer a título personal pero no podrá hablar a nombre de las Farc. Ella está desmovilizada, podrá decir cosas que son ciertas, además tiene que asumir su responsabilidad, pero quienes lo van a hacer lo harán a nombre de la organización, de manera colectiva.

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IPC. ¿Cómo imaginan su llegada a municipios como Argelia y Nariño en donde hay rabia hacia ustedes?

O.R. Nosotros nos estamos abriendo espacios con las organizaciones sociales, con las víctimas, con las comunidades del territorio, para que se den las condiciones, para que se vayan creando escenarios donde nosotros lleguemos, como las propuestas de reconciliación, donde vamos aceptando nuestra responsabilidad. Sabemos que habrá gente con resistencia, con resentimientos, odios también, porque se cometieron errores que no se pueden justificar.

La intención es esa, nosotros firmamos un acuerdo para reconciliarnos y para hacer posible la reconciliación en el país. No podemos seguir alimentando los odios. La paz es un propósito de la sociedad, para eso hay que generar las condiciones, desde aceptar nuestras responsabilidades, pero otros actores también tendrán que reconocer su papel en el conflicto.

IPC. ¿Cómo sería ese proceso de reconciliación, pues en algunos casos los miembros de las Farc solo leen un discurso, piden perdón y se marchan?

O.R. Vamos a participar de los escenarios que se vayan abriendo con algunas organizaciones como Fe y cultura, tenemos que decirle a la gente que los actos son los que sirven y los que envían mensajes ciertos y constructivos en una sociedad que ha estado involucrada en el conflicto durante más de 200 años. El conflicto se ha venido reciclando. Ha habido varios acuerdos, que han sido traicionados, que no han sido cumplidos. A los que han dejado las armas se les asesina o encarcela después o se les estigmatiza. Hemos venido cumpliéndole al país. Vamos a generar la confianza a partir de toda nuestra práctica, no vamos a estimular la lucha armada, vamos a hacer todo lo posible para que en Colombia se logre una paz completa con todos los sectores que siguen empuñando las armas. Estamos convencidos de que la única solución en este país es la negociación.

IPC. ¿Dónde están los excombatientes que sobrevivieron y que estuvieron en el Oriente?

O.R. En Medellín hay varios, están en el proceso de reincorporación, en el Meta está Alonso, otros están en el Nordeste antioqueño. La mayor parte de la gente que estaba en ese proceso de la lucha armada en el Oriente, unos fueron encarcelados, otros desertaron y no los capturaron, otros están muertos. Pero sí hay gente que puede ir y contar desde su vivencia la realidad que les tocó vivir y los errores que se hayan cometido. Todavía hay mandos que fueron líderes de esa región y que conocen la minucia del conflicto.

IPC. En estos diálogos están las organizaciones, las comunidades y ustedes, pero ¿cuál es el papel de los antiguos paramilitares y la fuerza pública?

O.R. Nosotros queremos que en ese escenario también estén ellos, tienen mucho que decirles a las comunidades, a las víctimas y al territorio. Deben participar todos los actores que hicieron parte del conflicto, tanto los que estuvieron en la primera línea, como los autores materiales, como empresarios, medios de comunicación y ganaderos. Todos tenemos que aportar desde nuestra responsabilidad de lo que haya ocurrido. Porque detrás de ese conflicto hay muchos que quieren pasar de agache.

IPC. ¿Cómo evitar que esto se convierta en una guerra de discursos en donde señalen al otro como el que más daño cometió, sino que sea un propósito común aportar a la verdad y la reconciliación?

O.R. Eso lo va garantizando la misma sociedad en la medida que pidan más responsabilidad. Hemos estado con miembros de la fuerza pública que estuvieron en la cárcel y que salieron por el proceso. Ellos han aceptado responsabilidades, lo mismo los paramilitares. Con ellos no es difícil, lo más difícil es con los otros actores que financiaron e hicieron apología al conflicto, que se han lucrado del mismo conflicto.

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