La carta que “Karina” le escribió a las víctimas de Argelia

Elda Neyis Mosquera, excombatiente del Frente 47 de las Farc, le respondió a 48 mujeres del Oriente antioqueño que le habían enviado sus cartas. Esta comunicación hace parte de un diálogo por la reconciliación y la búsqueda de desaparecidos en esa región de Antioquia.

Foto: pacifista.tv

Carta de Elda Neyis Mosquera

 

03 de diciembre 2018

Respetadas y estimadas víctimas

Argelia, Antioquia

 

Las saludo en el amor de nuestro Señor Jesucristo.

Les pido perdón de corazón a todos ustedes. Escribo esta nota con mi alma llena de aflicción, por todo lo que pasó; sé que son hechos que no debían de haber pasado, pero lamentablemente pasaron. Cuando miro atrás no hubiese querido hacer parte del dolor que ustedes están pasando, pero desafortunadamente hice parte directa del conflicto en las cuales ustedes salieron involucrados llevándose la peor parte.

No quisiera estar escribiendo esta nota. Quisiera estar frente a ustedes para poder sentir y mirar en sus rostros el dolor que les causé a cada uno, poder ver gestos de perdón, de resignación y quizás de venganza. Sé lo que es sentarse y sentirse frente a las víctimas; ya lo he vivido en carne propia y créanme que no es fácil, y aunque sé que es duro prefiero hacerlo, pero por ahora no me es posible.

Quisiera también estar frente a ustedes para que conozcan de mí esa parte humana, que muchísimas veces la mostré pero que muchos de ustedes no me la vieron, tal vez porque se me escondía detrás de un uniforme y un arma.

Soy una mujer común y corriente, soy hija, soy mamá, soy hermana, soy tía. Crecí en un hogar humilde lleno de muchas necesidades, las que me llevaron a la guerra buscando una mejor vida. Yo tenía sueños, pero sueños que no pude cumplir, por el abandono y falta de oportunidades por parte del gobierno; esos mismos sueños que conocí en cada niño, en cada adolescente, en cada joven, esas mismas necesidades que conocí en cada familia, en cada uno de sus hogares, en cada región por donde anduve en esos 24 años que permanecí en las Farc. Esas mismas necesidades que me encaminaron a vincularme a las Farc en los años 84, siendo menor de edad. Fueron las mismas que llevaron a sus hijos y sus seres queridos a la vinculación a esa organización año tras año.

Sé que cometí errores. Sé que permití que muchos de sus hijos se vincularan a la organización. Sé que atenté contra los valores y principios de la dignidad humana. Eso lo he admitido públicamente y lo he confesado en los estrados judiciales desde mi desmovilización. Una vez más les pido perdón.

Me he comprometido y no he desfallecido en ese compromiso, con Dios, con las Víctimas, con la Justicia, con mi familia y con el pueblo colombiano de hacer todo lo que esté a mí alcance para tratar de resarcir el daño causado; no tengo para una reparación económica, pero mi más grande anhelo es poder hacer esa reparación simbólica, en todos los aspectos que esta significa. Por eso no me acogí a la ley que sacó a muchos desmovilizados de los diferentes centros reclusorios, porque eso extendería mucho más el tiempo donde ustedes puedan recibir una reparación por parte del gobierno. De hecho, ya estamos en la etapa de incidencia de reparación. Me alegró enormemente cuando el pasado 23 de noviembre del año en curso el representante del Ministerio Público dijo ante la sala de Justicia y Paz, que Argelia era uno los municipios que se debía tener en cuenta para la reparación colectiva e integral.  

Creo en Dios y solo escucharé la voz de nuestro Señor Jesucristo, la que el Espíritu Santo me dice que cruzaremos el lago, y que nada me podrá detener para encontrar paz y tranquilidad en sus corazones y el mío, no importa cuánto tiempo sea; pero el Creador me ha dado esa promesa y yo la he recibido con fe, convencida que para Dios todas las cosas le son posibles. Y para los que amamos a Dios todas las cosas nos ayudan para bien. Por eso los invito a que no escuchemos ninguna otra voz que nos conlleve a alimentar el odio, el rencor y el no perdonar; al contrario, debemos de trabajar por una verdadera reconciliación donde haya arrepentimiento y perdón, para que haya paz en nuestro corazón y solo así habrá paz en nuestro país.

Me duele saber y me da mucha tristeza que hayan abogados y otras personas inescrupulosos que se aprovechen de la oportunidad para crear falsos testimonios de falsas  víctimas y no permitir que el proceso de las  verdaderas víctimas pueda realizarse con más celeridad. Mi compromiso es coadyuvar que la verdad y la justicia sean posibles; confió en Dios y sé que “la verdad os hará libres”. 

Por último, quiero referirme a las cartas que me hicieron llegar algunas víctimas. Las leí detenidamente. Hay varias que son hechos de mi conocimiento ya referidos ante la unidad de Justicia y Paz; otras que no están dentro de mi temporalidad de mando en el frente 47. No doy respuesta a cada una de ellas, solo quiero indicarles que se dirijan al despacho 17 de Justicia y Paz de la ciudad de Medellín, para que sea este organismo competente quien haga lo correspondiente en estos casos. Pero haré todo lo que esté a mi alcance para que cada una de las víctimas pueda obtener una respuesta.

Le doy gracias al señor Benjamín y a su esposa Beatriz por hacer posible que yo me dirigiera a ustedes y por la labor que están haciendo por las víctimas de desapariciones de Oriente Antioqueño.

Espero salir pronto para enfocarme en lo que Dios ha puesto en mi corazón. 

 

Atentamente

Un abrazo en el amor de Cristo

Elda Neyis Mosquera García

 

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Para el Instituto Popular de Capacitación (IPC) estos ejercicios de reconciliación son importantes para la construcción de paz en el país. Sin embargo, para llegar allí también es fundamental conocer la verdad del conflicto armado.