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Personería de Medellín se quedó sin Delegado para los Derechos Humanos

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Oficialmente se conoció que el Personero de Medellín aceptó la renuncia de Jorge Ceballos.
Las contradicciones políticas y administrativas con el Personero de Medellín, Jairo Herrán Vargas, llevaron a que el Personero Delegado para los Derechos Humanos, Jorge Ceballos, ratificara este lunes su renuncia, presentada desde el pasado 20 de agosto, y solicitara expresamente su aceptación.

 

Tales razones fueron expuestas este lunes durante una rueda de prensa ofrecida por Ceballos en la sede de la Unidad Permanente para los Derechos Humanos (UPDH), donde estuvo rodeado de sus más inmediatos colaboradores, con quienes trabajó desde el 17 de enero de 2005, cuando se creó esta dependencia en convenio con la Secretaría de Gobierno de Medellín y adscrita a la Personería de Medellín.

 

Si bien en reciente entrevista con la Agencia de Prensa IPC, Ceballos fue enfático al señalar que detrás de su renuncia “había intereses oscuros” de algunos sectores que no tenía identificados, la verdad es que durante el diálogo con los periodistas dejó claro que quien presionaba su salida era justamente su jefe, el Personero de Medellín.

 

El origen de las presiones lo tenía tan claro esta vez que cuando uno de los periodistas le preguntó si renunciaba al cargo porque sentía que ya no era un buen complemento del Personero de Medellín, su respuesta fue categórica: “Afírmelo así”.

 

Pese a las expresiones de apoyo provenientes de organizaciones no gubernamentales defensoras de derechos humanos, tanto locales, regionales como nacionales e internacionales, que solicitaron la no aceptación de la renuncia, Ceballos insistió en  solicitarle al Personero de Medellín su aceptación, sustentando su decisión en la forma cómo se manejaron las relaciones entre la Personería y la Coordinación de la UPDH.

 

Y es que la situación entre ambos funcionarios se había fracturado desde el comienzo del segundo periodo de Jairo Herrán Vargas, justo cuando fue ratificado por el Concejo de Medellín para un segundo periodo a comienzos del 2008; además, las relaciones se habían agravado con el tiempo, al punto que, según Ceballos, la comunicación entre ellos estaba afectada en los últimos seis meses.

 

En sus explicaciones, el funcionario dimitente se refirió a esas diferencias como “contradicciones internas y administrativas con el señor Personero”, que se comenzaron a afectar cuando ambos fijaron posiciones contrarias sobre algunos temas sensibles para la ciudad.

 

Un ejemplo de esas diferencias lo representa la visión sobre la medida de toques de queda barriales, tomada por las autoridades locales en las últimas semanas. Ceballos considera que es una decisión excepcional que atenta contra varios derechos básicos de la ciudadanía y rechazó tajantemente la determinación; mientras que Herrán Vargas prefirió,  antes de objetar la misma, abrir un compás de espera para evaluar sus resultados, principalmente en materia de protección a los derechos de la niñez.

 

Pero no sólo hay diferencias de enfoque sobre este tipo de temas. La distancia entre los dos funcionarios llevó a que el manejo de las políticas para la población LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), el desplazamiento intraurbano y la infancia y adolescencia estuviera bajo el control del despacho del Personero de Medellín, cuando históricamente estaba bajo el control de la Unidad Permanente para los Derechos Humanos, que coordinaba Ceballos.

 

“Uno observa allí un desplazamiento sobre algunas funciones clásicas de la Unidad, eso se percibe, y percibo el mensaje que, aunque no es explícito, es implícito”, precisó el funcionario dimitente, y ante la pregunta de uno de los periodistas sobre si le pidieron la renuncia con mensajes subliminales, no vaciló en responder que sí y agregó: “según lo interpreté, él quería que yo me fuera”.

 

Otro de los aspectos que gravitó durante la charla con los periodistas fue el de los protagonismos políticos, asunto que ronda la decisión de Ceballos y, al parecer, la actitud del Personero de Medellín.

 

“A veces me duele ese asunto de los protagonismos”, afirmó Ceballos, consciente de que su tarea al frente de la coordinación de la UPDH durante los últimos cinco años y medio y la eficiencia de su grupo de trabajo convirtió esta dependencia en fundamental para la ciudad y el departamento, y es considerada una de las fuentes más confiables por organizaciones no gubernamentales extranjeras como la norteamericana Human Rights Watch.

 

Sin ninguna prevención al respecto, Ceballos admitió esa valoración y dijo, no sin antes aclarar que era una inmodestia, que “tengo que reconocer que la parte se volvió más importante que el todo”, en una cifrada alusión al conjunto de la Personería de Medellín, que constantemente se ve opacada por las labores de la UPDH.

 

En su carta de ratificación de la renuncia, Ceballos dejó claro que había cumplido un ciclo y afirmó que a través de su labor le supo responder a la ciudad, “como funcionario publico, defensor de los derechos y coordinador y animador de un equipo de trabajo que con inteligencia, convicción y esfuerzo se comprometió con una causa desde una dependencia en la que más que ocupar un empleo se adquiere un compromiso social”.


Ya de manera más informal, Ceballos expresó su preocupación por las contradicciones que suscita el trabajo de la UPDH y abogó para que no se cumpla el vaticinio de Human Rights Watch, que en diálogo con la Agencia de Prensa IPC manifestó el temor de que este tipo de problemas debilite el trabajo de defensa de los derechos humanos en Medellín, justo en el momento que más se necesita.