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Ramón Isaza: el Estado en el Magdalena Medio

El grupo paramilitar que este hombre integró y luego lideró durante casi tres décadas no solo dejó miles de víctimas, sino que ejerció justicia, impuso normas de conducta y desarrolló obras de infraestructura en esa región del país.

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El 23 de octubre de 1981 la guerrilla de las Farc hizo una reunión en el hoy corregimiento La Danta, ubicado en el Magdalena Medio, cerca de Puerto Triunfo. Asesinaron al inspector de policía y a siete personas más allí y en las veredas La Mesa y Mulatos. Cuenta Emma Guerra, hija del fundador de La Danta, que luego apareció el MAS (Muerte a Secuestradores) y el Ejército. Incluso, en el libro Con el miedo esculpido en la piel, se da cuenta de que los grupos paramilitares, comandados por Ramón Isaza, se establecieron allí y legitimaron entre sus habitantes bajo el discurso de proteger a la población.

“En el relato del origen del grupo paramilitar de Ramón Isaza es el discurso legitimador sustentado en lo que considera la justificada e ineludible defensa armada contra la guerrilla”, dice el informe Isaza, el clan paramilitar. Las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, publicado recientemente por el Centro Nacional de Memoria Histórica. “Este relato se perpetuó en diferentes versiones. En todas se evidencia un marcado énfasis en la crueldad, pero, sobre todo, en el irrespeto de los guerrilleros al trabajo campesino de Isaza”, se lee en el informe.

Ramón Isaza ha repetido en continuas ocasiones el combate entre un grupo de “escopeteros” que él comandaba y guerrilleros del Frente 9 de las Farc, el 22 de febrero de 1978. Este hito fundacional solo se conoce de voz de Isaza. Dice él que las armas las obtuvo del Ejército, aunque otras versiones indican que en 1977 recibió un millón de pesos de ganaderos  y madereros de la región, y que con este compró las armas.

Los primeros “escopeteros” fueron José Domingo Manrique, Luis, sus hermanos Orlando y Emeterio Isaza Arango, Genaro Valencia, Géner, Luis Flórez, Alirio Morales y Celín Londoño El Mono Celín. En un primer periodo, entre 1983 y 1991 se denominaron Autodefensa Campesina del Magdalena Medio, pero fueron más conocidos como MAS (Muerte a Secuestradores). En 1983 fueron cooptados por Henry Pérez, se enfrentaron a Pablo Escobar en los primeros años noventa y luego se reconfiguraron como Autodefensas de Ramón Isaza, hasta 1998, cuando pasan a conocerse como Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio (ACMM), expandiéndose en el oriente antioqueño, el oriente de Caldas, el norte del Tolima y el occidente de Cundinamarca.

“Durante los años ochenta, tanto a órdenes de Ramón como durante su subordinación a la estructura de Henry Pérez en Puerto Boyacá, el grupo paramilitar ejercía control y vigilancia, básicamente en los corregimientos de Las Mercedes, La Danta, San Miguel, Estación Cocorná, Puerto Perales y Doradal; sin embargo, para los patrullajes, las acciones armadas y choques con la guerrilla en áreas rurales, usualmente se integraban con el Ejército”, dice el informe.

Agrega el documento que, a partir de 1996, “el grupo de Ramón Isaza inició la construcción de obras públicas, pagó salarios a profesores, ayudó a damnificados del invierno y realizó festividades, financiadas por los cobros de seguridad a los ganaderos”.

Según el libro Con el miedo esculpido en la piel, en el corregimiento La Danta el Frente José Luis Zuluaga, comandado por Luis Eduardo Zuluaga alias MacGyver, yerno de Ramón Isaza, los paramilitares construyeron el centro de salud, parte del cementerio, un barrio, una plaza de toros y una cancha de fútbol, electrificaron veredas y abrieron alrededor de 80 kilómetros de vías veredales. Dice el libro que “el Señor [MacGyver], con su talante progresista, le propuso [a Jorge Barón] que llevara El show de las estrellas al corregimiento. Si para Jorge Barón el problema eran los tres mil millones que costaba llevar su show musical allí, para el Señor no lo eran. Pero esta figura de la televisión se negó y ahí fue cuando el Señor decidió crear las Fiestas del Mármol, en honor a la actividad económica del poblado, con los mismos artistas que Barón tendría en escena.”

Señala el informe del CNMH, que el Frente José Luis Zuluaga era uno de los más organizados, “en La Danta funcionaba una cooperativa, una oficina del frente, un dispensario y hasta una emisora, todo creado y al servicio del paramilitarismo.” En La Danta, por ejemplo, ejerció funciones del Estado: administraba justicia, hacía obras de infraestructura e imponía normas de conducta.

“Cuando se castigaba a una persona por hechos cometidos contra la población civil, MacGyver lo utilizaba además para congraciarse con la comunidad. Esto sucedía por ejemplo con la restitución de un bien hurtado o hasta con la realización de un juicio público contra los sospechosos”, dice el documento.

Desmovilización y rearme

Los datos de Justicia y Paz dicen que Ramón Isaza es responsable de 410 hechos entre 1991 y 2005, los que generaron 710 víctimas directas y 1069 indirectas. La mayoría ocurrieron en el año 2000, cuando se crearon los frentes de las ACMM (Frente Central, José Luis Zuluaga, John Isaza, Omar Isaza, Isaza Héroes del Prodigio y Celestino Mantilla) y el conflicto armado crecía en intensidad.

La mayoría de las víctimas directas vivían en San Francisco (114), La Dorada (117), Sonsón (56) y Fresno (56).

Pero son innumerables los hechos. Entre ellos está el uso de una isla en el río Magdalena como centro de castigo y trabajos forzados, “y eventualmente de ejecución tanto para paramilitares como para civiles que transgredían el orden paramilitar impuesto. La Isla se mantuvo entre mediados de los años noventa hasta la desmovilización en 2006”. También señalan la connivencia entre el Ejército y las ACMM durante la operación Marcial, con la cual el gobierno de Álvaro Uribe pretendía acabar con las guerrillas ELN y Farc en el oriente antioqueño.

Para Camilo Villamizar, investigador del informe, La violencia paramilitar fue posible por la incapacidad del estado de defender a sus ciudadanos. “El Estado delegó sus principales funciones, como el monopolio de la violencia legítima”, dice. Y agrega que las ACMM no eran un grupo de autodefensa como lo ha repetido Ramón Isaza: “ese discurso de que era un grupo de autodefensa no es real, porque desde el principio tuvo relaciones con militares y narcotraficantes y se expandió a zonas donde no estaba arraigado. Su carácter paramilitar es incuestionable”.

En febrero de 2006 se desmovilizaron cerca de mil combatientes, quienes entregaron 757 armas. Pero el territorio fue copado nuevamente por grupos que se disputaban las economías ilícitas de la zona, conformados por combatientes sin desmovilizar y desmovilizados. Muchos de ellos se agruparon alrededor de Ovidio Isaza, hijo de Ramón Isaza y conocido como Roque.

La explicación del informe sobre la aparición de nuevos grupos paramilitares se debe, entre otras razones, “a la imposibilidad del Estado por sustituir efectivamente con institucionalidad legítima la práctica de regulación y construcción de órdenes soportados en el uso privado de la violencia. A esto se suman dos elementos de índole económica: 1) la existencia de economías ilícitas, que pervivieron una vez los grupos paramilitares dejaron libres sus zonas de control y 2) el riesgo que corrieron los patrimonios ilegales construidos durante la confrontación, debido a procesos de índole judicial y a nuevos actores que arribaron para competirles el control territorial.”

¿Extrañan las comunidades la hegemonía paramilitar? El informe señala que hay quienes lo añoran porque “controlaban” la delincuencia, mientras que hay otros relatos que dicen que no hay por qué añorar, dado que nunca se fueron, además porque la mayoría de excomandantes recuperaron la libertad.

Juan Camilo Gallego Castro
Periodista de la Universidad de Antioquia. Autor de los libros "Aquitania. Siempre se vuelve al primer amor" (Sílaba Editores, 2016) y "Con el miedo esculpido en la piel" (Hombre Nuevo Editores, 2013). Algunas de sus crónicas han sido publicadas en Frontera D (España), El Espectador, Verdad Abierta, Pacifista!, Universo Centro y Hacemos Memoria.