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A graves problemas de salud se exponen en el Bajo Cauca por alimentos con mercurio

El uso indiscriminado del mercurio en la actividad minera en esa región de Antioquia está ocasionando problemas de salud y amenazando la seguridad alimentaria de sus pobladores, que consumen pescado que supera en 200 veces el valor permitido de la concentración del metal. En algunos jóvenes ya se identifican problemas cognitivos.

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El pescado, el cerdo, el pollo, el huevo, la yuca, el plátano y el ñame tienen altas concentraciones de mercurio y metilmercurio en varias zonas del municipio de El Bagre, en el Bajo Cauca. Los efectos de ese consumo en humanos serían palpables en algunas comunidades, dicen varios investigadores de la Universidad Lasallista en el libro Minería, mercurio y salud.

Azucena Cabrera, una de las investigadoras, dice que el mercurio se ha convertido en un problema para la salud humana y animal, pues este se está acumulando en los seres vivos y está poniendo en riesgo a las comunidades y su seguridad alimentaria.

El mercurio se utiliza para la extracción del oro en el Bajo Cauca. Cuando este se quema se vaporiza, llega a la atmósfera y luego cae con las precipitaciones. Según la investigadora, este cae al sedimento donde se junta con bacterias que les incorporan grupos de carbono. Es ahí cuando su forma se denomina metilmercurio, el cual se absorbe más fácil en organismos vivos en donde tiene la capacidad de acumularse.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que el metilmercurio es responsable de generar problemas cognitivos, lingüísticos y de coordinación, bajo coeficiente intelectual, problemas de memoria, bajos desempeños en tareas de velocidad y movilidad táctil.

Además, Colombia es el tercer país del mundo que más utiliza el mercurio, a pesar de que la ley 1658 de 2013 estableció que el 16 de julio de 2018 se prohibiría en Colombia de manera oficial el uso de mercurio en la minería y que para 2023, la industria y los procesos productivos en el país lo eliminarían de sus actividades. Incluso, en marzo de 2018 Colombia ratificó el Convenio de Minamata, un tratado internacional que busca reducir las emisiones globales de mercurio y sus afectaciones a la salud y al ambiente. A pesar de ello, el mercurio continúa utilizándose en la minería informal e ilegal en el país.

Los daños ocasionados por el uso del mercurio

Los investigadores de la Universidad Lasallista estudiaron las concentraciones de mercurio y metilmercurio en 12 localidades de El Bagre. En algunas de ellas, dice Cabrera, “hay altas concentraciones en el pescado, el cerdo y el pollo. El pescado presentó mayores concentraciones, llegó en promedio a estar 200 veces por encima del valor permitido, un promedio de 207 microgramos por gramo, cuando el límite de metilmercurio es de 1.6.” 

Añade la investigadora que es preocupante el consumo del pescado, “encontramos que el consumo permisible por día para el mercurio es de 0.5 microgramos y, de acuerdo con los hábitos alimenticios, las personas están consumiendo hasta 13 microgramos por kilogramo de peso al día.”

El huevo en algunas zonas, por ejemplo, supera diez veces el valor permitido de mercurio. Lo mismo sucede con la yuca, que absorbe más metilmercurio que el plátano y el ñame que, además, también superan los valores permitidos. “En resumen, tenemos una posible fuente de exposición a partir de los alimentos, estamos poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de esos pobladores”, indica Cabrera.

El estudio Niveles de metilmercurio y mercurio total en carbohidratos (yuca, plátano y ñame) de cultivos familiares en una zona minera del Bajo Cauca antioqueño, Colombia, concluye que “la contaminación de metilmercurio y mercurio total en matrices alimentarias de carbohidratos: yuca, ñame y plátano cultivadas localmente en territorios donde está asentada la minería ilegal y en consecuencia hay considerables vertimientos del mercurio al medio ambiente.”

En 2017, la Secretaría de Minas de Antioquia estableció que había 59 minas de aluvión y 10 minas de veta sobre el río Nechí. El estudio Impactos de la minería extractiva aurífera en el río Nechí, del Observatorio de Derechos Humanos y Paz del IPC, dice que “se estima que las unidades de producción minera con retroexcavadora utilizan entre 1 libra y 1,5 libras de mercurio al mes, mientras que los barequeros utilizan en promedio entre 5 y 6 onzas al mes. Los residuos son vertidos al río y no se usan medidas de protección, sin embargo, es sabido que las dinámicas de explotación ilegal y artesanal hacen que estos números varíen en el tiempo.” Esta investigación del IPC también cita el informe Estudio del Agua que el IDEAM desarrolló en 2018, donde se asegura que el mayor uso de mercurio para la minería se encuentra en los departamentos de Bolívar (304 toneladas), Chocó (195 toneladas) y Antioquia (170). Y es el río Nechí uno de los ríos más afectados por el vertimiento de mercurio.

Problemas en la salud

Azucena Cabrera indica que los problemas de salud por la exposición al mercurio y metilmercurio se empezarán a ver en el transcurso del tiempo, y algunos de estos efectos ya serían palpables en niños y adolescentes, como lo concluyeron en la investigación Acercamiento sociodemográfico y evaluación piloto de dificultades cognitivas en niños y jóvenes de colegios públicos en un municipio minero del Bajo Cauca antioqueño.  

El estudio se hizo con 48 niños y adolescentes de un colegio de la zona urbana de El Bagre, entre los grados cuarto y once. El 29% de las familias de los menores se dedica a la actividad minera informal y los menores también trabajan allí, para aportar económicamente a sus hogares. 

Cabrera asegura que “lo que se encontró en uno de los colegios es que sus índices de capacidad cognitiva están por debajo del promedio. Los principales problemas se vieron en la comprensión, el aprendizaje y el razonamiento.”

Si bien el estudio dice que es prematuro arrojar resultados definitivos, “las evaluaciones realizadas comienzan a indicar diversas alteraciones a nivel cognitivo en los niños evaluados”. 

Sin embargo, advierten que el daño cognitivo en los niños y jóvenes no solo puede responder a su exposición al mercurio y metilmercurio, sino que también pueda deberse a la probabilidad de que hayan sido expuestos durante el embarazo, “lo que causa un daño irreversible en las conexiones neurológicas relacionadas con el pensamiento cognitivo, la memoria, la capacidad de concentración, el lenguaje y las aptitudes motoras y espacio-visuales finas del niño o adolescente”.

Lea también: Jarillones rotos e investigaciones lentas: el caso Mineros Aluvial en el Bajo Cauca

Juan Camilo Gallego Castro
Periodista de la Universidad de Antioquia. Autor de los libros "Aquitania. Siempre se vuelve al primer amor" (Sílaba Editores, 2016) y "Con el miedo esculpido en la piel" (Hombre Nuevo Editores, 2013). Algunas de sus crónicas han sido publicadas en Frontera D (España), El Espectador, Verdad Abierta, Pacifista!, Universo Centro y Hacemos Memoria.