El barrio Nuevo Amanecer, ubicado en el corregimiento Belén Altavista, occidente de Medellín, se ha convertido en un problema jurídico para la ciudad. Hoy, esta solución de vivienda, se convirtió en un litigio en el que nadie acepta responsabilidades.
Sus pobladores llevan más de cuatro años reclamándole a
Ante la falta de soluciones concretas por parte de las autoridades municipales y la firma constructora, la comunidad emprendió el camino jurídico apelando a
Este recurso jurídico fue interpuesto el 27 de de septiembre de 2007 en el Juzgado 11 Administrativo de Medellín contra el Municipio de Medellín,
Pero este camino tampoco ha sido el más expedito para solucionar los problemas en el barrio Nuevo Amanecer. Si bien la ley contempla que
“Lo que sigue es el periodo probatorio, donde el Juez analiza las pruebas que las partes entregaron. Eso, por lo menos, tomará unos meses más”, señaló un abogado de
¿Y qué reclama la comunidad?
Janeth Ramírez, líder comunal de Nuevo Amanecer, aseveró que las 470 viviendas presentan problemas de humedades, inundaciones, grietas profundas en sus paredes, goteras y malos acabados en puertas, ventanas y escaleras, lo que se ha convertido en un peligro para los residentes.
De ello sabe
“El otro problema son las redes de acueducto y alcantarillado, que son muy deficientes: el agua tiene poca presión, las alcantarillas se taponan constantemente y las aguas negras salen hasta por los inodoros de las casas y las redes de las calles”, explicó Ramírez.
Como si fuera poco, el barrio fue entregado sin terminar: faltan parques recreativos, adecuación de las zonas comunes y no se construyó una caseta para la acción comunal y una escuela para la población infantil, obras contempladas en el proyecto inicial del barrio Nuevo Amanecer.
Lo peor, a juicio de la líder comunal, son las explicaciones que recibe de las partes involucradas cuando hacen algún tipo de reclamo.
“
El asunto tiende a adquirir un tinte dramático si se cumple la orden impartida por
La razón: la improvisada obra, levantada a la entrada del barrio y cuyos recursos fueron obtenidos gracias a los bazares, bingos y bailes realizados por los habitantes, ocupa “zonas comunes” y no cuenta con los respectivos permisos. Lo paradójico es que dos años atrás,
“Así es todo acá. Uno llama a EPM y le dicen a uno que no pueden arreglar nada porque
Respuestas encontradas
Al ser consultados sobre el tema, funcionarios de la constructora MIV S.A. expresaron su desacuerdo frente a los reclamos de los pobladores relacionados con las fallas que presentan las edificaciones.
“El barrio lo han visitado técnicos de distintas entidades y no han corroborado que los problemas que presentan las viviendas sean por la utilización de materiales de baja calidad o porque se construyó mal. Lo que sí hay allí es un problema de aguas profundas, pero eso no es nuestra responsabilidad”, señaló un funcionario de la empresa, quien pidió reserva de su identidad.
Sin embargo, el vocero de la constructora reconoció demoras en la construcción de las zonas comunes, argumentando que las mismas obedecen a diferencias con
“Para ejecutar este proyecto tuvimos que comprar un lote. Sobe ese lote había que pagar un impuesto predial, que varía de valor dependiendo de si se construye o simplemente se deja baldío. Es más, el valor también varía dependiendo del área construida. Como se construyó en toda el área, el valor que deberíamos pagar por ese impuesto sería de por lo menos 9 millones de pesos, pero el Municipio nos está cobrando 40 millones de pesos. Es decir, nos está cobrando un impuesto como sin no se hubiera construido nada”, indicó el vocero.
De acuerdo con la versión del funcionario, aún no se avizora una pronta solución y, mientras esto no ocurra, la empresa no podrá disponer de recursos para culminar las obras faltantes.
“A esto súmele otro problema: construimos dos viviendas en ese sector, avaluadas en 70 millones de pesos cada una, que pensábamos vender y con ese dinero terminar las obras. Pero hace más de un año, líderes de la comunidad las invadieron en retaliación con nosotros y ahí están ocupadas. No las podemos vender, no arreglamos con el Municipio; en definitiva, no tenemos plata”, agregó.
Al respecto,
Mientras el tema se resuelve, seguramente por las vías legales, la comunidad continuará con su calvario, esperando que alguien se responsabilice por una obra mal ejecutada y a quien nadie parece importarle, salvo a sus moradores.