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Pobladores del barrio La Cruz y La Honda censan sus necesidades

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Los habitantes de los barrios La Cruz y La Honda, ubicados en las laderas nororientales de la ciudad, iniciaron el pasado sábado 18 de abril la primera Encuesta Comunitaria, a través de la cual esperan determinar el nivel de necesidades sociales y económicas que vive este sector periférico, caracterizado por la alta concentración de víctimas del desplazamiento forzado y graves niveles de pobreza.

El proceso, que ya tuvo sus dos primeras jornadas el pasado fin de semana, continuará el próximo sábado 25 de abril y culminará el domingo 26. Para este día, los responsables del registro esperan haber encuestado a las cerca de las 8.500 familias que residen en ambos barrios y que se estima habitan en 4.500 viviendas, muchas de ellas construidas con madera, cartón y plástico, y ubicadas en peligrosas pendientes de la ladera.

La idea, según Claudia Patricia Serna, coordinadora general de la Encuesta Comunitaria, es tener una un diagnóstico más acertado sobre las necesidades de estos barrios en materia de empleo, educación, salud, alimentación, vivienda, recreación y acceso a servicios públicos domiciliarios.

De ahí que el censo enfatice en preguntas sobre los ingresos del grupo familiar, el número de integrantes, el nivel de escolaridad, los gasto básicos de cada familia, la ingesta de alimentos y los servicios públicos domiciliarios con los que cuenta y el costo de éstos.

Uno de los aspectos que caracteriza esta Encuesta Comunitaria es que fue diseñada por los miembros de las organizaciones barriales de La Cruz y La Honda. Desde finales del año pasado iniciaron la preparación y la logística de este novedoso proceso social. La aplicación del censo cuenta con la participación de cerca de 120 encuestadores voluntarios, entre pobladores, amigos y acompañantes de los procesos comunitarios.

Me parece una buena idea, porque así la gente de esta ciudad se va a dar cuenta cómo es que vivimos en estos barrios; además, la Alcaldía va a tener que pensar qué soluciones tomar”, dijo Luz Marina Vázquez al momento de recibir a los encuestadores en su vivienda.

En la sala de su casa, incrustada en una peligrosa pendiente de las laderas nororientales en las que se asientan estos barrios, Luz Marina respondió pacientemente el cuestionario y sus aseveraciones no fueron muy diferentes a las entregadas por sus vecinos: “A veces trabajo en ventas ambulantes; con lo que me gano o pago servicios o traigo comida a la casa; la cuenta de servicios es carísima”.

Casualmente, mientras atendía a los encuestadores, un contratista de las Empresas Públicas de Medellín le entregaba la factura correspondiente al mes de abril, lo que reafirmó sus cuestionamientos.

Mire, aquí dice que debo pagar 75 mil pesos de energía eléctrica cuando aquí tenemos un fraude; no nos quieren poner contador porque es zona de alto riesgo, pero parece que no lo es a la hora de cobrar. Ya me tocará pensar cómo voy a hacer para pagar esta ‘cuentica’, y pensar que no tengo ni con qué mercar”, agregó la señora.

 

Resultados previsibles

La Cruz y La Honda, ubicados en la comuna 1, albergan gran cantidad de población desplazada.
De acuerdo con Claudia Patricia Serna, para finales de junio deberá estar lista la sistematización de resultados, los cuales serán socializados en diversos espacios de ciudad donde se debata el tema de pobreza y servicios públicos domiciliarios.

Esperamos también publicar una cartilla con los resultados y iniciar un proceso pedagógico para que la gente sepa cuáles son sus derechos, para fortalecer los procesos comunitarios de movilización y generar mayor conciencia ciudadana sobre la calidad de vida de las comunidades marginales”, señaló la coordinadora general de la Encuesta Comunitaria.

Y aunque aún faltan muchas semanas para conocer los consolidados de este censo, para algunos líderes comunitarios los resultados son más que previsibles. Por lo menos así lo siente Ana Fabricia Córdoba, fundadora de Latepaz, organización comunitaria que trabaja por el mejoramiento de la calidad de vida de los desplazados y víctimas de la violencia allí asentados.

Según esta mujer, de tez negra y desplazada del Urabá antioqueño, la condición de desplazados, sumado al hecho de habitar en zona catalogada de alto riesgo no mitigable es, en sí, una gran problemática. Pero si a esto se añade el drama que supone el pago de los servicios públicos domiciliarios más el hambre que impera allí, el panorama es desolador.

Hay mucha hambre. Usted tiene que venir a las 5 de la mañana para que vea la cantidad de mujeres que salen a la Plaza Minorista y a otros sectores para que les regalen un plátano o una yuca con qué hacer una sopa”, manifestó Ana Fabricia.

Esta práctica, conocida como “Los recorridos”, es una de las fuentes de consecución de alimentos más común entre las mujeres, en su mayoría cabeza de familia, de estos sectores. Además del dolor que significa tener que “mendigar” los alimentos, los recorridos suponen otra tragedia que repercute profundamente en la calidad de vida de las mujeres de estos barrios.

Los niños hay que dejarlos encerrados, pues si nos quedamos, ¿qué les vamos a dar de comer? Como no tenemos con quién dejarlos, Bienestar Familiar ha amenazado conque nos los van a quitar. Nosotras sentimos que esto es injusto, porque la gente no comprende que lo que hacemos, lo hacemos por necesidad”, expresó Luz Elena Ibarra.

De ahí que tanto habitantes como realizadores de la Encuesta Comunitaria le estén dando una especial relevancia a esta iniciativa, pues sienten que es una oportunidad de mostrarle a la Administración Municipal que necesitan soluciones de fondo.

Lo expresado por Luz Marina Vázquez al terminar la encuesta dice mucho del inconformismo de estas comunidades frente a su pobreza: “el Alcalde y sus secretarios sí sabe cómo vivimos, lo que pasa es que se hacen los locos ¿Cómo cuando necesitaban que votáramos por ellos si nos visitaron y nos prometieron el cielo y la tierra?”.