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‘La Paz total nos permitirá sacar de la guerra unas 17 mil personas’: Ariel Ávila

El senador ponente del proyecto de ley asegura que esperan negociar con unas 13 organizaciones criminales, resolver las causas estructurales del conflicto y evitar que se siga reciclando la guerra.

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El senador Ariel Ávila dice que con la Paz total el actual gobierno espera que alrededor de 17 mil personas abandonen la guerra. “De las 52 organizaciones criminales que tiene Colombia, el cálculo es que con 10, 12, 13, máximo, vamos a hacer sometimiento a la justicia y confiamos que con la guerrilla del ELN haremos el proceso de paz”, asegura.

El ponente del proyecto de ley de Paz total se pregunta quién ganó la guerra. Contrario a un discurso general en el que se dice que no hubo ganadores, porque la perdió todo el país, ante los más de seis millones de desplazados, los más de cien mil desaparecidos, Ávila dice que “siempre hay alguien que gana”, y quienes la ganaron fueron “élites rurales, latifundistas que se quedaron con seis millones de hectáreas despojadas a pequeños campesinos. Y todas esas élites son las que están gobernando este país a nivel municipal y departamental, y tienen mucho poder a nivel nacional.”

Los problemas de la Paz total

Los ganadores de la guerra, según Ávila, son el primer problema de la Paz total, entre otras razones porque es “dramático” cambiar el país con personas que se verán afectadas cuando hagan el acuerdo de paz con el ELN o sometan a otros grupos armados. “El problema que tenemos hoy es que los que se robaron la tierra y los que utilizaron los grupos armados para robarse esa tierra son los que gobiernan en el territorio en gran parte de Colombia”, asegura.

El segundo problema descrito por el senador es la economía de guerra que hay en Colombia, donde no importa los actores, sean guerrillas o paramilitares, pues es una economía que vive más allá de esos actores. Muestra de este problema, asegura, son las 204 mil hectáreas de hoja de coca, de acuerdo con el informe anual de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito: hay “300 municipios, de 1.100, con presencia de minería ilegal; un mercado creciente de trata de personas, derivado de la tragedia de gran parte del mundo y tráfico de madera en la selva colombiana. Nuestro gran reto es cómo desmovilizamos actores armados, pero evitamos que se engendren nuevas olas de violencia con esa economía de guerra”, explica.

El tercer problema para el senador Ávila es que el gobierno anterior creó un marco institucional para evitar nuevas negociaciones de paz, lo que implica que debe modificarse la Constitución, de ahí la propuesta de Paz total, seguir dialogando con los actores armados e ir interviniendo los territorios.

Luz María Múnera, representante a la Cámara, asegura que es falaz hablar de Paz total sin hablar de vida digna, porque si las condiciones de vida de los colombianos no cambian, seguiremos reciclando grupos armados. “Si esas condiciones de base no cambian – tenencia de la tierra, empleo digno, educación- nos enfrentaremos a un reciclaje de la guerra.”

“Sin diálogo que nos lleve al desarme”, agrega el senador Omar Restrepo, “es difícil la garantía de la vida en los territorios rurales y urbanos. La Paz total pasa por resolver el problema de la tierra, su democratización y la garantía de la vida.”

Hacer la Paz total

Ariel Ávila explica que la Paz total contempla una negociación de paz, de agenda política con la guerrilla del ELN y procesos de sometimiento con organizaciones criminales. La lógica es la siguiente: “La organización criminal entrega verdad, entrega bienes o riqueza adquirida ilegalmente y el Estado le devuelve una reducción de la pena y, al final de la pena, le devuelve un 10% de su riqueza para que pueda vivir con su familia, pero tiene que entregar toda la información de rutas, colaboradores y demás. Muy parecido a la justicia norteamericana. Acá no estamos inventando nada nuevo.”

Así las cosas, sacarían de la guerra a unas 17 mil personas que conformarían entre diez y trece grupos armados. Sin embargo, asegura que “el reto nuestro es que lo que acordemos lo cumplamos, bajo una sola lógica, y es que superemos las causas estructurales de la guerra en Colombia”, ante la “tradición” colombiana de incumplir lo que se pacta, a la que define como la tragedia nacional.

Las causas estructurales a las que se refiere son tres: las economías de la guerra, la inclusión política y el acceso a la tierra. “El reto que tiene este gobierno es que logremos mitigar esos tres fenómenos de causas estructurales. Si logramos avanzar en eso, vamos a evitar un nuevo ciclo de violencia, que es el miedo que siempre tenemos.”

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Juan Camilo Gallego Castro
Periodista de la Universidad de Antioquia. Autor de los libros "Aquitania. Siempre se vuelve al primer amor" (Sílaba Editores, 2016) y "Con el miedo esculpido en la piel" (Hombre Nuevo Editores, 2013). Algunas de sus crónicas han sido publicadas en Frontera D (España), El Espectador, Verdad Abierta, Pacifista!, Universo Centro y Hacemos Memoria.