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La plasticidad y competencia de los Derechos Humanos en el escenario de posconflicto

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Editorial. Boletín número 1 – Junio 2016, Observatorio Derechos Humanos y Paz – IPC-.

Aportar a los procesos de resemantización de los derechos humanos, en el momento actual, es un reto crucial  y una tarea inaplazable para  el Observatorio de Derechos Humanos y Paz del IPC, con criterios dialécticos de repercutir las concepciones formales e instrumentales de los mismos, centrados tradicionalmente en la mera legitimación del poder político, las cuales han constituido a los derechos en una fórmula vacua, en donde lo único que importa es que se pueda afirmar que “se tienen derechos”. En este sentido, la apuesta es por suscitar análisis para el desarrollo no solo para la defensa, en contextos situados, sobre las condiciones materiales e inmateriales en las que desenvuelven grupos humanos en concreto, en territorios específicos, y la forma como las mismas les permiten o limitan el acceso a los bienes colectivos que constituyen aquello que se denomina derechos humanos. En este sentido, se espera que en conjunto con los diferentes grupos, organizaciones y movimientos sociales con los que interactúe, se generen análisis y acciones que expresen un genuino compromiso con la transformación de la sociedad hacia una más democrática, equitativa y justa.

Desde la nueva apuesta política del IPC, congruente con el nuevo plan estratégico,  el Observatorio se  constituye en un espacio académico y político para el análisis y la acción transformadora de los hechos sociales que afectan la vigencia y garantía de los derechos humanos. Después de más de 15 años de creación y puesta en marcha, el Observatorio pone a consideración de la comunidad académica y las organizaciones sociales, los aprendizajes, las dificultades y los desafíos enfrentados a lo largo de este tiempo que, además de sistematizar y resignificar la experiencia, ofrece un horizonte prospectivo que da cuenta de los objetivos de corto, mediano y largo alcance que se propone para la consolidación de su quehacer. Se espera que el norte aquí trazado se convierta en una guía que convoque y sensibilice a diversos actores, en variados caminos y escenarios, para enfrentar la ardua y compleja tarea que tenemos de contribuir en el propósito de  avanzar en materia  de derechos humanos, máxime con las posibilidades que se pueden abrir en un eventual escenario de posconflicto.

En el último periodo, el Observatorio ha puesto su mirada sobre las dinámicas de acumulación capitalista que se han consolidado con el posicionamiento del modelo de desarrollo neoliberal, el cual ha privilegiado prácticas productivas extractivistas, las cuales, además de estar asociadas con procesos de afectación a los recursos naturales y los medios de subsistencia de la población, también lo han estado con procesos de acumulación por desposesión, a través de diversos medios de presión, incluso con la utilización de la violencia armada, lo cual explica en buena medida la pervivencia del conflicto armado en el departamento de Antioquia.

En este nuevo período, nos proponemos continuar las líneas temáticas que se han venido trazando, realizando análisis de tipo correlacional entre los diferentes escenarios y factores de vulneración y afectación de los derechos humanos. Interesa analizar los procesos sociales y comunitarios de resistencia y acción colectiva, que se movilizan en función de la defensa y promoción de los derechos humanos. Resulta de vital importancia estos análisis, toda vez que nos permiten situarnos en las construcciones que la diversidad de integrantes de la sociedad civil elaboran sobre los derechos humanos desde abajo, resignificándolos y dotándolos de nuevas interpretaciones, más allá de las prohijadas hegemónicamente.

Será de particular interés los resultados de los actuales procesos de negociación política entre el Gobierno Nacional y la organización insurgente de las FARC, al igual que  con el ELN, toda vez que ello situará a la sociedad colombiana en general en un probable escenario de posconflicto, lo cual seguramente repercutirá en la forma como se deberán comprender los derechos humanos, el desarrollo, la democracia y la seguridad.

El Observatorio realiza su actividad de forma interdisciplinar, además con una perspectiva política afincada en los lineamientos del nuevo Plan Estratégico del IPC 2016-2025. Sus integrantes, en  calidad de investigadores internos, comunitarios y en residencia,  provienen de diversos campos sociales, tanto desde la academia como desde los movimientos sociales y comunitarios de base, con los que el Observatorio se incumbirá. Conjuntamente entienden que el horizonte de los DD.HH, en un probable escenario de posconflicto, requiere planteamientos cismáticos, obligadamente plurales y democráticos, que desde el pensamiento crítico, generen procesos de activación y acción transformadora de la sociedad.

La teoría crítica de los derechos humanos resulta un referente apropiado para el desarrollo de las actividades del Observatorio de Derechos humanos y paz del IPC en los análisis que, en contextos situados, se realicen sobre de las diversas situaciones, en diferentes territorios del departamento de Antioquia se presentan en cuanto a las condiciones materiales existentes para el acceso a los bienes que constituyen los derechos humanos.

La actual etapa neoliberal ha situado a los derechos del capital y a las libertades funcionales al mercado por encima de los derechos socioeconómicos relativos al bienestar general de la población, así como de los derechos colectivos al territorio, los étnicos, a la ciudad y al ambiente. No obstante que el discurso constitucional establece una amplia carta de derechos fundamentales, los contenidos y el significado de estos se encuentran determinados por el modo de desarrollo neoliberal, el cual favorece las políticas de libre mercado y desregulación en desmedro de las políticas de igualdad política, económica, social y cultural (Herrera, 2008, p. 111).

En un escenario de relaciones asimétricas de poder, en el cual ciertos actores económicos –como las empresas trasnacionales- han cobrado una gran fuerza y supeditan la garantía de los derechos socioeconómicos y colectivos de la mayoría de la población al logro y satisfacción de sus intereses, obliga a pensar sobre cuál tipo de concepción de derechos humanos es la que se debe prohijar para una  ineludible reconceptualización, reconstrucción y nuevas prácticas contra hegemónicas, que sean sinfónicas con  el nuevo escenario. Como lo ha señalado Boaventura de Soussa Santos, en una época en la cual los derechos humanos han sido dotados de significado y contenido de manera hegemónica por la globalización neoliberal, es necesario construir una “concepción posimperial” y “posocolonial” de los derechos de manera contrahegemónica, que tenga la capacidad de recoger las luchas que los diferentes universos de víctimas realizan cotidianamente en aras de condiciones de vida digna (2009, p. 527.)

Desde hace un tiempo se ha posicionado una reflexión teórica crítica sobre los derechos humanos, la cual ha formulado replanteamientos a la forma cómo se entienden estos. De esta manera, se ha señalado la necesidad de comprender a los derechos humanos como producciones socio-culturales en las cuales deben hallarse sus fundamentos, más allá de cualquier reflexión metafísica sobre los mismos, que los concibe como objetos obtenidos de una vez y para siempre.

Similarmente, se reivindica su carácter procesual, esto es, los derechos humanos son el resultado de diversos procesos de luchas y reivindicaciones centradas en el acceso a los bienes necesarios para vivir dignamente. Así las cosas, los significados y alcances de los derechos humanos siempre serán provisionales, no hay momentos definitorios eternos, pues habrá una lucha constante e incesante por definir aquello que se nombra como derechos humanos.

De este modo, los derechos humanos serían los resultados siempre provisionales de las luchas sociales por la dignidad. Entendiendo por dignidad, no el simple acceso a los bienes, sino que dicho acceso sea justo y se generalice por igual a todas y a todos los que conforman la idea abstracta de humanidad. Hablar de dignidad humana no implica hacerlo de un concepto ideal o abstracto. La dignidad es un fin material. Un objetivo que se concreta en dicho acceso igualitario y generalizado a los bienes que hacen que la vida sea “digna” de ser vivida. (Herrera, 2008, p. 106-107)

De igual manera, teniendo en cuenta su carácter procesual y más allá de las declaraciones universales, la vigencia de los derechos humanos debe ser analizada en contextos situados, esto es, analizar las condiciones materiales que efectivamente se presentan en un determinado espacio-tiempo, que posibilitan el acceso a los bienes necesarios para la garantía de los derechos. En este sentido, resulta de vital importancia la revisión de las diversas dinámicas y relaciones de poder, en particular los procesos de resistencia y acción colectiva que reivindican condiciones sociales, políticas, económicas y culturales para una mejor vida, además que confrontan los intereses de dominación de élites políticas y económicas en la apropiación de los bienes colectivos, a través de discursos desarrollistas.

Los derechos entendidos no como universales antropológicos a priori, sino como una forma y práctica de enunciar la dignidad humana histórica y culturalmente situada, se transforman en apropiables y objeto de disputa en su propio régimen de enunciación. Una lectura sintomática de las luchas en torno a su interpretación, que les dé inteligibilidad histórica, los recorta contra la lógica normalizadora de los dispositivos de poder. Vistos como una forma de enunciar la dignidad humana en procesos de lucha, se hace patente la tensión entre el discurso lineal del progreso y las generaciones, y el discurso de la guerra, la genealogía y los saberes sujetos. Y la actual forma totalizada de gubernamentalidad neoliberal no es la excepción. Contra el telón de fondo de los dispositivos de seguridad se afirman derechos de la población, como derechos colectivos, de «interés público» o de «incidencia colectiva» que afirman la producción de bienes públicos relacionales más allá de la riqueza, productividad y utilidad de las poblaciones y que descansan en la participación, la organización y el acceso colectivo a la justicia para mejorar las relaciones entre poblaciones y medio físico-natural. Los derechos de consumidores y usuarios, el derecho ambiental, el desarrollo sustentable, la solidaridad intergeneracional, el derecho a la ciudad que los condensa en el ámbito urbano, plantean esa lucha concreta de colectivos sociales más allá de las estrategias de normalización que suponen los Objetivos del Desarrollo Sustentable, o la captura del concepto «desarrollo sustentable». (Médici, 2011, 128)

Referencias

Herrera Flores, Joaquín (2008). La reinvención de los Derechos Humanos. Editorial atrapasueños.

Santos, Boaventura de Soussa (2009). Sociología jurídica crítica. Madrid: Trotta/ILSA.

Medici, Alejandro (2011). El malestar en la cultura jurídica : Ensayos críticos sobre políticas del derecho y derechos humanos. La Plata: Universidad Nacional de La Plata.