José Girón Sierra
Analista de paz y conflicto del Observatorio de Derechos Humanos del IPC
Este conversatorio-taller se lleva a cabo en un contexto en el cual la seguridad urbana, y por ende las conflictividades urbanas, ocupa un lugar destacado no sólo como tema central de los medios si no también en el quehacer de casi la totalidad de los alcaldes de las principales ciudades del país. Para la ciudad de Medellín, la seguridad y la convivencia no ha dejado de ser un tema medular, mucho más cuando a la luz de los hechos pareciera que se viviera un momento de agotamiento de viejas y nuevas estrategias encaminadas a romper los ciclos de violencia que ha vivido la ciudad.
Decimos que este evento marca una diferencia no sólo por la temática trabajada, lo fue también por la estructura y las tesis allí expuestas. Veamos:
1. Hemos estado acostumbrados a una proliferación de eventos hechos y pensados para darle lustre a los gobernantes en sus períodos de gobierno, los cuales si mucho se hacen presentes en las instalaciones con discursos cuyos contenidos muchas veces ignoran. No son pocos los recursos que se dilapidan en estos eventos que no sólo no están articulados a ningún proceso social si no que casi nunca sus aportes y conclusiones hacen parte del direccionamiento de las políticas públicas.
La diferencia en el evento que nos ocupa es sustancial. En primera fila estuvo el Alcalde con su equipo de gobierno y no sólo instaló sino que cerró al evento mismo. No creo que exista un precedente similar, lo cual sugiere que por fin un tema de tanta importancia para la ciudad como la seguridad y la convivencia sea una problemática que se saque de los espacios de los aparatos de seguridad y del monopolio de los gobernantes de turno y se asuma el riesgo de escuchar otras miradas en la perspectiva bien de afianzar lecturas o bien asumir otras en aras a ser más asertivos en la política publica.
2. Si bien se admite que la ciudad tiene el privilegio de mostrar un acumulado importante en el conocimiento de sus realidad a diferencia de la mayoría de las grandes ciudades, producto del esfuerzo juicioso de investigadores provenientes de universidades, organizaciones no gubernamentales y organizaciones sociales, se confronta con abundante argumentación la tesis de un ciudad sobre diagnosticada fundamentándose la necesidad de que esta producción de conocimiento no se detenga y cada vez se plantee preguntas más precisas sobre una realidad compleja que requiere ser abordada con las mayores claridades.
3. La seguridad no puede seguirse entendiendo en la estrecha acepción de desarrollar acciones generalmente coactivas para eliminar la amenaza, concepción que ha primado en la totalidad de las políticas públicas sino que debe asumirse una acepción mas preventiva y por lo tanto más integral. Esta acepción debe incorporar de manera destacada el componente cultural desde el cual se logre procesos de corto, mediano y largo plazo que transformen la estructura de valores y de creencias que de manera relevante conducen a la intolerancia y en general al comportamiento violento, como también, a prácticas sociales muy estructuradas que omiten la legalidad y privilegian el atajo.
4. Se precisó que si bien Medellín ha provocado transformaciones importantes en bienes públicos como la educación, la movilidad y en las coberturas de los servicios públicos, el bien público del cual más se carece es que la ciudad cuente con una regulación institucional legítima. Dicho de otro modo, es indispensable que de una percepción de un Estado lejano y corrupto, de llegue a una percepción de un Estado cercano, creíble, eficaz y confiable. Esto también significa que en la política de seguridad y convivencia estén diseñados procesos dirigidos a la transformación política, cultural e institucional imaginados para temporalidades que no se limiten a periodos de gobierno. No es posible que la ciudad continúe con un modelo de gobierno en donde como lo señalaba recientemente la secretaria de educación, el único representante de la institucionalidad que permanece en los barrios es el rector del colegio y prime en estos territorios el papel regulatorio de las estructuras ilegales.
Bienvenido este ejercicio y los que parece derivarse de éste, sobre todo por la voluntad del Alcalde Aníbal Gaviria de asumir el reto y el liderazgo de que la ciudad también sea reconocida como ciudad innovadora en seguridad y convivencia, campo de total relevancia en el mundo de hoy y en una Colombia que con no pocos problemas pretende resolver el conflicto armado que la ha victimizado por mas de 50 años. Por acá podría realmente estar despuntado un real compromiso con la vida.
Julio 18 de 2013