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La economía solidaria: una alternativa para romper la inequidad

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Entre el 9 y 10 de octubre se realizó en Medellín el IX seminario Otra Economía es posible

En una América Latina que continúa siendo la región más desigual del mundo, según afirmó este año la Organización de Naciones Unidas (ONU), prácticas como la  economía solidaria y el comercio justo cobran cada vez más fuerza porque apuntan a la construcción de tejido social, pensando en el bien general y no en el enriquecimiento de unos pocos. Así se planteó en el Noveno Seminario Otra Economía es Posible, realizado en Medellín.

La capital antioqueña no escapa a la realidad latinoamericana y de hecho se presenta como la ciudad más desigual de Colombia. No obstante, el impulso de la economía solidaria en Medellín tiene serios problemas y requiere una mayor voluntad política, según afirmó Nelly Osorno, socia y educadora del Instituto Popular de Capacitación –IPC.

“Medellín sigue siendo la ciudad más desigual de Colombia, con mayor concentración de riqueza, tal como lo plantea el Informe de Inequidad Urbana en América Latina, elaborado por la Oficina Global de ONU Hábitat; no obstante se sigue considerando que el modelo de desarrollo que necesita esta ciudad es de crecimiento y no de redistribución de la riqueza; lo que pudiésemos pensar que hay una falta de voluntad política para abordar el reto que se planteó el actual Alcalde en el Plan de Desarrollo 2012-2015 “Un hogar para la vida” frente a la inequidad en la ciudad”, reflexionó la educadora.

Nelly Osorno agregó que “hablar de economía solidaria implica repensarse la forma como se hace la economía, trascender hacía practicas económicas donde el centro sean el bienestar y las personas en general, y no la acumulación de capital para unos pocos; es decir, ello implica crear estrategias donde se redistribuya la riqueza en toda la cadena de producción, incluyendo productores y consumidores finales”.

En este sentido, concluyó la educadora, “pensar en estrategias que permitan avanzar en la redistribución de la riqueza en Medellín, implica pensar un modelo de desarrollo incluyente y generador de riqueza colectiva, como lo viene planteando la propuesta de economía social y solidaria que cada vez más cobra fuerza en países de américa Latina.”

 

 

 

Una ruta para superar la pobreza y la inequidad

Ecuador, junto a Brasil, Argentina y Bolivia, es uno de los países Latinoamericanos que más ha impulsado la economía solidaria en años recientes, como parte de las estrategias para reducir la pobreza y la desigualdad.

En julio de este año en Ecuador, se conoció que en el en primer semestre de 2013 hubo una reducción de 4,23 puntos en los índices de pobreza rural, en comparación con el mismo periodo de 2012.[i]Según declaró en ese momento la directora del IEPS, Ximena Grijalva, el aporte de la economía solidaria incidió en esa reducción.

 “la economía popular y solidaria genera alrededor del 60% de empleo a nivel nacional, representa el 13% del Producto Interno Bruto (PIB) y participa en el 5% de las compras públicas”, reveló la Directora del IEPS a la Agencia Pública de Noticias de Ecuador y Suramérica –ANDES[ii]

En Ecuador, como en otros países, la economía solidaria tiene antecedentes ancestrales, pero se ha fortalecido en los últimos años porque, además de los movimientos sociales que la promueven, se ha impulsado una política pública por parte del Gobierno.

En febrero de 2011 fue sancionada en Ecuador la Ley de Economía Popular y Solidaria, y desde el año 2009 esta práctica se institucionalizó con la creación del Instituto de Economía Popular y Solidaria de Ecuador (IEPS).

Este instituto ha beneficiado alrededor de 69.000 familias, unas 700 organizaciones, que hacen economía solidaria en ese país. El apoyo ha consistido en capacitaciones y asistencia técnica, fortalecimiento de saberes, acceso a mercados y desarrollo productivo a través de inclusión financiera.

De esa manera lo explicó Nelly Lara Cobo, asesora del IEPS, quien presentó la experiencia de ese país durante el Noveno Seminario Otra Economía es Posible, realizado el 9 y 10 de octubre en Medellín.

La funcionaria ecuatoriana definió la economía popular y solidaria como “la riqueza que genera el pueblo, en la producción de bienes y servicios”. Y agregó que de cara a la política de Buen Vivir de su Gobierno, es importante apoyar a este sector “para que siga generando empleo y para que siga ofertando sus bienes y servicios.”

Sin duda para un Gobierno no es fácil romper el modelo económico tradicional para enfocarse en la economía solidaria. Pero, como explica Nelly Lara, este es un asunto de relaciones de poder que en Ecuador se ha manejado a través del diálogo con los sectores tradicionales y, sobre todo, con el respaldo de la población.

“Cuando este nuevo modelo está apoyado por el pueblo, entonces muy bien. Eso ha demostrado Ecuador, con los resultados logrados, que eso satisface al pueblo. Hemos reducido la pobreza y tenemos como reto eliminar esa pobreza con la economía popular y solidaria”, afirmó la funcionaria.

 

El movimiento social por la economía solidaria y el comercio justo

Hablar de economía solidaria no es solo un tema de palabras o de moda, es un asunto de hacer sentir, hacer y practicar. Así lo planeta Rolando Cangás, líder del Movimiento de Economía Social y Solidaria de Ecuador – MESSE, quien recuerda que esta práctica económica ha sido ancestral en Suramérica, sin necesidad de que exista una política pública.

Sin embargo, Rolando Cangás reconoce que las políticas públicas son importantes porque pueden “garantizar otro tipo de prácticas de economía solidaria, como por ejemplo las cajas solidarias y las cooperativas solidarias, o los espacios de venta de los productores a los consumidores.” No obstante, insiste en que la esencia radica en sentir, hacer y practicar la economía solidaria en las comunidades.

Para promover esa esencia, el MESSE ha agrupado a más de 200 organizaciones a nivel nacional en Ecuador, con el propósito de articularlas y generar espacios que fortalezcan la economía solidaria. Allí se congregan organizaciones como cajas y ferias solidarias, pero también asociaciones de producción agroecológica y de comercio justo.

“Hay un conjunto de organizaciones que estamos activadas dentro de este nuevo repensar de lo que es la economía solidaria. Nuestro papel principal ha sido, a base de encuentros, ir generando propuestas e ir generando irrenunciables, con estas propuestas nosotros podemos ir generando la política pública”, explicó Rolando Cangás.

Considerando lo anterior, podría señalarse que la economía solidaria tiene mejores oportunidades cuando se instala como movimiento social. Al menos así lo concibe Marco Coscione, investigador independiente sobre comercio justo y movimientos sociales, quien en los últimos años ha colaborado con la Coordinadora Latinoamericana de Pequeños Productores de Comercio Justo.

Según Marco Coscione, la importancia de instalar el comercio justo como movimiento social radica en el legado territorial y comunitario que genera, porque para hacer comercio justo es necesario participar en el desarrollo de la comunidad.

“El objetivo principal del comercio justo es trabajar para el buen vivir de las comunidades. Si las organizaciones de pequeños productores no quieren trabajar para las comunidades no podemos hablar de comercio justo (…) Entonces, ese actor que es económico y comercial, está jugando un papel social y político en el territorio y eso es lo fundamental en el comercio justo”, argumentó el investigador.

En ese sentido, para Marco Coscione  es lamentable que “por desconocimiento no se entienda el comercio justo como un movimiento social, sino más bien como una práctica comercial y de certificación de productos”.

Y agregó que, ante las condiciones de crisis de la economía global en los últimos años, esta práctica se ha convertido en un nicho comercial que genera beneficios locales y de desarrollo comunitario, aportándole a la economía solidaria y beneficiando a los pequeños productor con la posibilidad de ingresar al mercado y de obtener un precio mejor y justo.

En este contexto, Rolando Cangás considera que para Latinoamérica es momento de retomar sus prácticas solidarias ancestrales, buscando proyectar la economía como una manera de “sentir y pensar desde una parte más humana; nosotros lo llamamos: pensar con el corazón.”



[i] “En junio del 2013 –la cifra de pobreza rural- se ubicó en 40,73%, mientras que en el mismo mes del 2012 registró 44,96%, según la última Encuesta Nacional de Empleo y Desempleo (Enemdu) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).”

S.a. 2013, 25 de julio, “Economía popular y solidaria genera alrededor del 60% de empleo a nivel nacional en Ecuador”, ANDES Agencia Pública de Noticias de Ecuador y Suramérica, disponible en Internet: http://www.andes.info.ec/es/sociedad/economia-popular-solidaria-genera-alrededor-60-empleo-nivel-nacional.html

[ii] Ibídem.

Yhoban Camilo Hernandez Cifuentes
Periodista egresado de la Universidad de Antioquia. Candidato a Magister en Ciencia de la Información con Énfasis en Memoria y Sociedad, Escuela Interamericana de Bibliotecología de la UdeA. Coordinador de la Agencia de Prensa IPC entre 2012 y 2018. Actualmente periodista en Hacemos Memoria. Trabajando por esa Colombia excluida y vulnerada, por aquellos que no son escuchados y por la anhelada paz. Aficionado a la literatura, al rock, a las huertas y a las buenas películas.