Este proyecto, financiado por la Embajada de Francia, también buscaba aportar al restablecimiento de derechos del corregimiento Puerto López, en El Bagre, el cual fue declarado como el primer sujeto de reparación colectiva del país, por los efectos que tuvo el conflicto armado en esta comunidad, en donde primero hicieron presencia las guerrillas ELN y Farc, y luego grupos paramilitares como el MAS, el Bloque Mineros y el Bloque Central Bolívar de las AUC.
“La experiencia nos puso de frente al contexto y a la comprensión de la dinámica territorial y del conflicto armado de manera permanente. Sin duda, proyectos como este que se desarrollan en contextos complejos, no sería posible desarrollarlos, si no se cuenta con organizaciones aliadas en el territorio, cercanas y articuladas a la gente, como el Colectivo Gente y Bosques”, dice Mónica Rojas, investigadora del IPC y una de las coordinadoras del proyecto.
Al respecto, Mirsham Mendoza González, promotor territorial del proyecto e integrante de Gente y Bosques, agrega que “nos concentramos en la documentación de cuarenta casos de personas dadas por desaparecidas, pero logramos documentar 48 casos. Se logró fortalecer el sujeto de reparación colectiva y se capacitó y formó a 25 mujeres en temas de emprendimiento y microempresas.”
Esta documentación de casos también acompañó al comité de impulso del sujeto de reparación colectiva, un proceso que inició en 2011 en Puerto López y sus 19 veredas y al cual le llegó su declaración tres años después. De acuerdo con Manuel Tovar, habitante del corregimiento y miembro de Gente y Bosques, en ese proceso solicitaron condiciones para reparar la cultura, la economía y la educación, afectadas por el conflicto armado.
Sin embargo, agrega Jairo Rodríguez, uno de los líderes de la reparación, solicitaron 26 medidas reparadoras que han tenido dificultades para cumplirse, pues el corregimiento se ubica en la serranía de San Lucas, en una zona declarada como reserva forestal, por lo cual no han podido desarrollar el 40% de las medidas, que incluían proyectos agrícolas, piscícolas o la construcción de obras de infraestructura, como casetas comunitarias. Eso significa que algunas de las medidas de reparación fueron modificadas.
Pero las medidas han ido llegando. Elementos como semillas y plantas fueron divididas entre las comunidades y de esa manera distribuyeron los proyectos de cítricos, piscicultura y ganado; además fueron capacitados en primeros auxilios y en Derechos Humanos. Sin embargo, advierte un líder, también fueron beneficiarios de unos instrumentos musicales que permanecen en la Secretaría de Educación en el casco urbano de El Bagre y que no han sido entregados y llevados a Puerto López. Entre estos están un acordeón, un bombo y una guitarra.
El proyecto entre el IPC y Gente y Bosques brindó capacitaciones, asesoría y acompañamiento al comité de impulso del sujeto de reparación colectiva de Puerto López para que continúen con la implementación del plan de reparación. También se fortaleció la participación de las mujeres y familias buscadoras, se impulsaron iniciativas para generar ingresos a mujeres víctimas, con asesoría y capital semilla para proyectos productivos.
Al final de este proyecto, Mónica Rojas dice que hay que profundizar y darle continuidad “al acumulado adquirido por las personas buscadoras, sobre todo las mujeres, en cuanto a los vínculos emocionales, psicosociales, afrontamiento del miedo y asumir la atención psicológica individual y psicosocial colectiva”. Como resultado de este proceso, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) recibió en Montería la documentación de los 48 casos de manos de las familias buscadoras y las organizaciones.
En cuanto a la desaparición, Mirsham Mendoza señala que “en el transcurso de la documentación de casos pudimos encontrar que muchas de estas desapariciones se hicieron hacia el sur de El Bagre en el corregimiento Puerto López; también en el norte, en el corregimiento Puerto Claver. Pero la gran mayoría fueron desapariciones en el río.”
Al final de este proceso, concluyen varios líderes, se demostró que era posible fortalecer iniciativas productivas y de subsistencia de las mujeres, con proyectos como la cría de especies como pollos y cerdos, emprendimiento con costureras y siembra de huertas con yuca y maíz. Además, de que en Puerto López sí existía el deseo de iniciar la búsqueda de las personas desaparecidas, a pesar de que aún hacen presencia actores armados en el territorio. Estas familias ahora esperan que la UBPD busque a sus seres queridos.