Este miércoles se conoció que el director de la Policía Nacional, general Henry Armando Sanabria, solicitó a la Fiscalía que investigue al comandante de la Policía Antioquia, Daniel Horacio Mazo Cardona, por un posible caso de corrupción. Si bien no se conocen detalles del caso, el director señaló que «si en el desarrollo de la investigación hay necesidad de iniciar una causa penal estaríamos atentos a lo que se requiera por parte de la Fiscalía».
Mazo Cardona, oriundo de Carmen de Atrato en Chocó, ha recibido 90 condecoraciones y 147 felicitaciones en su carrera. A mediados de los años noventa fue comandante de la estación de Policía en La Ceja, en una época en la que en ese municipio estableció su sede las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), al mando de Ricardo López Lora, conocido como La Marrana.
El Tribunal Superior de Medellín asegura que La Marrana llegó al oriente en abril o mayo de 1996. Los paramilitares arrendaron varias casas en La Ceja y desde allá La Marrana dirigió el nuevo Frente Oriente Antioqueño de las ACCU.
En el 2001, el Juzgado Primero Penal del Circuito Especializado de Antioquia explicó que no solo tenían “la finalidad de combatir a los grupos insurgentes, sino también de llevar a cabo acciones de ‘limpieza social’ sobre personas consideradas por una parte de la población como individuos ‘indeseables’ (‘viciosos’, atracadores, cuatreros, violadores, entre otros)”. Para lograrlo, los paramilitares conformaron una red de la cual hicieron parte miembros de la fuerza pública y las convivir.
Alianza entre las ACCU, la Convivir Oriente y la fuerza pública
El 14 de agosto de 1997 las ACCU asesinaron a seis aserradores en la finca La Argentina en el municipio de El Retiro (Antioquia). Ocho hombres armados ordenaron a las víctimas tenderse en el suelo, boca abajo, con las manos en la espalda y luego los asesinaron.
Para la época, Ricardo López Lora era el comandante del grupo paramilitar en el Oriente antioqueño. La Fiscalía y la Procuraduría identificaron que en 18 de los 23 municipios de esa región había policías que hacían parte de una red del grupo paramilitar.
En 1998 la Fiscalía responsabilizó a cuatro miembros de la Convivir Oriente, conocida como Cantarrana, de ser coautores de la masacre. En la sede de la Convivir encontraron un revólver que, de acuerdo con informes de balística, fue utilizado en el crimen. Esta convivir fue creada el 4 de marzo de 1995 en una reunión en la que participaron 132 personas de esa región, en compañía del entonces gobernador Álvaro Uribe Vélez.
A la masacre también fueron vinculados miembros de la Policía, como Juan Carlos Valencia y Juan Carlos Tejada, quienes el 14 de mayo de 2002 fueron condenados por el Juzgado Segundo Penal Especializado de Antioquia por concierto para delinquir, por ser promotores del grupo paramilitar en el Oriente antioqueño, responsable de dos masacres en el sector de Palenque en el municipio de La Ceja, una masacre ocurrida en Sonsón en agosto de 1996, conocida como Fin de semana negro, y la masacre de los aserradores de El Retiro. La prueba para condenarlos se encontró en el beeper del paramilitar, quien fue detenido en La Ceja en enero de 1998, gracias a las investigaciones de un grupo de fiscales liderado por el hoy ministro de defensa Iván Velásquez.
¿Qué tiene que ver esta historia con el comandante de la Policía en Antioquia, Daniel Horacio Mazo Cardona?
El comandante Daniel Mazo y su posible relación con grupos paramilitares
Una sentencia del Consejo de Estado, del 18 de mayo de 2017, en la que se condena al Estado por su responsabilidad en la masacre de los aserradores de El Retiro, señala que en el 2000 la Procuraduría formuló cargos contra 26 miembros del Ejército y la Policía. Entre los militares estaban el mayor Jesús María Clavijo, el mayor Álvaro Cortés Morillo y el soldado Carlos Mario Escudero, quienes luego fueron condenados por su relación con el grupo paramilitar de la Marrana; entre los policías, por su parte, estaba Daniel Horacio Mazo Cardona, quien fuera comandante de Policía en La Ceja, el municipio que tenía como sede el grupo paramilitar. Además de él estaban 16 policías más, varios de ellos condenados posteriormente.
Dice la sentencia, citando a la Procuraduría, que estos miembros de la fuerza pública “no informaron a sus superiores de la existencia y operaciones de grupos paramilitares, no registraron en los libros y documentos los hechos y las novedades a que estaban obligados, violaron la reserva de la Policía Nacional al coordinar con López Lora y sus hombres desplazamientos, citas, reuniones, operaciones y permitieron que este particular conociera información clasificada, usaron los bienes y equipos pertenecientes a la entidad para concretar citas, asistir a reuniones o actos de coordinación con Ricardo López Lora.”
La Procuraduría aseguró que “el subteniente coronel Daniel Horacio Mazo Cardona fue comandante de la Ceja y dijo no conocer nada sobre las matanzas, pero en la prueba trasladada aparece que entregaba a civiles a los grupos de autodefensas para que los ejecutaran y como persona que apoyaba al grupo de limpieza social de la Ceja.” Y agrega que la labor que cumplía el entonces subteniente Mazo Cardona era “en favor del grupo de delincuencia, que no era otro que el liderado por Ricardo López Lora.”
El 7 de mayo de 2003, la Comisión Especial de la Procuraduría General de la Nación declaró prescrita la investigación “tras advertir que habían transcurrido más de 5 años contados a partir de la ocurrencia de los hechos”.
A pesar de la prescripción, el Consejo de Estado dijo en la sentencia que pese a la absolución disciplinaria de los militares y policías, “es claro que existía una fuerte complicidad entre estos y miembros de grupos delincuenciales, la que permitió materializar no solo la masacre de los 6 aserradores que aquí se conoce, sino además, la consolidación de ese movimiento armado que bajo el pretexto de combatir grupos insurgentes, cometió toda serie de vejámenes y transgresiones al derecho internacional humanitario.”
Uno de los testigos clave de la Fiscalía para condenar a militares y policías por su relación con el paramilitar Ricardo López Lora fue un testigo protegido conocido como Marino I. El 20 de diciembre de 1999 le dijo a la Fiscalía que él perteneció a la fuerza pública en el Oriente antioqueño, “razón por la cual tengo conocimiento de la participación de varios miembros de la misma”. Entre las personas que señaló estaban: “del ejército el coronel Zapata, comandante del Grupo Juan del Corral, […] el mayor Clavijo, que era comandante de la base del ejército del municipio de La Unión. […] De la Policía Nacional para esa época que yo tenga conocimiento estaba el coronel Carrillo Vanegas, coronel Lozada Meñaca, capitán Castillo, el teniente Mazo, que era comandante de un grupo de carabineros.”
Cuando le preguntaron con quiénes trabajaban estos miembros de la fuerza pública, Marino I respondió que “el comandante de ellos era el Marrano”.
Según el libro Fin de semana negro, el cual describe la masacre de Sonsón ocurrida en 1996 e investiga la alianza entre paramilitares y fuerza pública en esa región, “La Marrana lideró el grupo de paramilitares de las ACCU durante tres años en el oriente de Antioquia, entre 1996 y 1998. No eran el único actor armado en la región, es cierto, sin embargo, en esos tres años se registraron 1.267 asesinatos selectivos, el 14.8 % de los casos. Y las cifras del Observatorio de Memoria y Conflicto indican que algo sucedió entre 1995 y 1996, el año en el que arribó La Marrana y sus hombres a la región, pues este tipo de hechos aumentaron en un 30 %. Sin embargo, si se mira con lupa algunos de los municipios en los que hicieron presencia permanente los paramilitares, se evidencia que solo en esos años los asesinatos selectivos aumentaron en La Ceja (173 %), El Carmen de Viboral (218 %) y La Unión (750 %).”