Entrevista a Alonso Salazar

Continuando con las entrevistas a los aspirantes a la Alcaldía de Medellín, consultamos a Alonso Salazar Jaramillo, ex alcalde de la ciudad durante el periodo 2008-2011 y candidato actual por el Partido Verde y por la Alianza Social Independiente (ASI).

Las respuestas del ex mandatario tuvieron un marcado énfasis en el tema de la construcción de paz. Salazar Jaramillo también habló de seguridad, participación ciudadana y reparación a las víctimas.

Nombre cinco de sus principales propuestas de campaña

Eliminar la pobreza extrema en el 2019; construir 40 mil viviendas; lograr retornos voluntarios y dignos de mucha gente —víctimas de desplazamientos—; dar un salto en la movilidad pública de Medellín con la construcción de dos monorrieles, que son 30 kilómetros o 150% del actual; lograr tener mucha más institucionalidad en la ciudad.

¿Qué es para usted la justicia transicional?

“Yo creo que la justicia transicional debe ser en cierto sentido ideal, un acuerdo de la sociedad para pasar de una situación de conflicto, a una situación en lo que genéricamente se llama posconflicto y se puedan ir asentando las bases de una convivencia y de muchas expresiones políticas no armadas que permitan también ejercer la política en contexto de democracia.

Ahora, qué tan fuerte puede ser ese consenso social, depende de muchos factores. Pero digamos que el esfuerzo tanto del Gobierno como en este caso de las FARC, es buscar que ese consenso sea lo  más amplio posible.

Por eso las FARC no deben estar actuando como en la perspectiva de mostrar poder, cosa que ya lo  han demostrado en 50 años, sino de actuar de una manera que ese consenso sea lo más amplio posible en el sentido de que la gente empiece a tener confianza en la voluntad de ellos y cuando se empieza a tener confianza, al mismo tiempo la sociedad tiende a ser más generosa en entender una perspectiva de reinserción política.”

En ese sentido, ¿respalda el proceso de paz en La Habana?

“Nosotros hemos sido amigos en general de los procesos de paz. Aún con el que se hizo con los paramilitares en el que nos comprometimos mucho, sobre todo en la fase de reinserción o en esa particularidad, aún con muchos costos políticos porque cuando uno se involucra en ese tipo de procesos que han radicalizado a la sociedad, pues termina bombardeado de alguna parte.

Pero tenemos la convicción de que con la guerrilla hay que hacer lo mismo y que por eso desde el gobierno de Fajardo en la Alcaldía de Medellín nos comprometimos fuertemente en la Casa de Paz. Por acuerdo del Presidente Uribe y el ELN, se formó la Casa del señor del Corral, el héroe histórico allá en el Corregimiento de San Cristóbal y le apostamos a eso.

Y le apostaremos sin duda también a una reinserción con las FARC, desde luego en el contexto en que se aprueben los acuerdos y que el gobierno nacional nos permita.”

En ese marco de la paz territorial ¿qué propuestas tendría?

“En el caso de Medellín habría que tener un elemento de análisis y es que, tal vez después de la operación Orión y en general desde el punto de vista militar, la guerrilla salió de Medellín, fue expulsada, seguramente deben haber muchas redes de apoyo y redes sociales. El tema de la paz en Medellín todavía pasa mucho por el tema de las bacrim.

Si se llegara a dar un proceso con las FARC y hubiese una cifra que yo no logro estimar de posibles reinsertados de las FARC en la ciudad, se presentan dos procesos que son paralelos: uno, el de la reinserción de los miembros de la FARC  a un contexto social, que va a ser duro para ellos porque es un contexto social muy reactivo, muy conservador y habría que procurar que la sociedad madure en el sentido de que si realmente la guerrilla es coherente en el proceso, tenga aceptación.

Pero por otro lado están las secuelas de las viejas negociaciones, tal vez nadie ha entendido suficientemente que, por ejemplo, Urabeños son todavía parte del proceso del EPL, todos sus mandos importantes provienen de la reinserción del EPL y desde luego después fueron también el paramilitarismo que se reinsertó y ahora se presenta como un nuevo fenómeno criminológico donde los aspectos de esa formación de izquierda y de esa idea de trabajo social se mezcla con actitudes criminales muy fuertes.

Ese es el desafío más grande que tiene Medellín, lograr más convivencia que paz en los territorios, poder institucionalizar la vida que hasta ahora por varias décadas sigue con mucha influencia de factores irregulares.”

En ese sentido, en el tema de seguridad, ¿cuál sería el eje para intervenir?

“Yo he insistido y creo que es un tema nacional que hay que romper el vínculo entre política y violencia, entre política y criminalidad, que mientras ese vínculo siga tan activo, como por ejemplo se ve en esta región, es muy difícil combatir las estructuras criminales porque tienen una cantidad de soportes legales, de zonas donde pueden replegarse y tener mayores coberturas. Yo digo que eso sucede por ejemplo en el caso de Medellín y en municipios vecinos.

Cuando fui alcalde eso quedó probado al verse que el Cebollero tenía grandes aliados políticos; el cura del Corregimiento Limonar de San Antonio de Prado tenía grandes aliados políticos; casi que cada banda importante de la ciudad logra tener aliados en el mundo de la política que después corresponden con beneficios en épocas de elecciones.

Lo segundo es una actitud muy decidida del gobernante para combatir la criminalidad y las estrategias tienen que ser muy diversas y adecuadas a los contextos. Yo creo que ahorita estamos en una época en que estas estructuras tienden a mimetizarse cada vez más y ahí el trabajo de inteligencia va a ser mucho más fuerte que el combate abierto y radical.

Pero todo eso tiene que estar empaquetado dentro de un proyecto integral en el cual la agenda social y la construcción de oportunidades para la gente más humilde también sea una realidad.”

En Medellín se ha dicho que algunos sectores de la comunidad legitiman a grupos ilegales ¿Cómo trabajar frente a eso?

“Eso creo que se da por tres factores básicos, primero por ausencia de la institucionalidad, perene en este país en muchas regiones y territorios o en las ciudades. En segundo aspecto, la poca presencia se da de manera irregular, muy agresivas y con violaciones a los derechos humanos, como casos de los falsos positivos. Y en tercer lugar, porque estas estructuras criminales por sus procedencias y sus aprendizajes han logrado saber que el beneficiar de diversas maneras a las comunidades les da una aceptación.

Aquí por ejemplo tenemos un caso, que a mí me llama mucho la atención desde el punto de vista casi que antropológico, que es la banda de Los Triana. Es una banda de 40 años que logra permanecer, evolucionar y frente a la cual digamos no existe realmente un movimiento muy reactivo de la comunidad.

Pero eso lo que está implicando es un nivel de aceptación de lo que no debiera ser aceptable, esos controles no están enmarcados institucionalmente, son controles que tienen homicidios, que tienen otra serie de violaciones de los derechos ciudadanos, pero es como el contraste de lo peor a lo menos peor, en eso se desenvuelven las comunidades.

Pero la pericia que tiene la criminalidad en general hoy en Colombia para crecer y para lograr ajustes, entronques con la comunidad es muy alto y utiliza para ello una buena parte de los recursos públicos por medio de las ong’s que constituyen o por los convenios que hacen con los mandatarios.”

La  participación permite fortalecer que la ciudadanía se preocupe por lo público ¿Cómo está dimensionando el tema de participación ciudadana, qué estrategias tiene pensado desarrollar?

“A mí me parece que lo que toca empezar a incentivar fuertemente es una participación ciudadana que podamos montarla en el carril de la legalidad, no ya una participación ciudadana en el sentido genérico o, por ejemplo, lograr que las asambleas sean mayoritarias con respecto a las del año anterior, porque hay que cualificarlas y parte de la cualificación tiene que ser el deslinde de la participación ciudadana con estructuras que o bien son cómplices o bien son parte directa de estructuras criminales, por lo anotado ya con anterioridad.

Pero en general el paquete creo que debe ser bastante parecido, fomentar todos los mecanismos de participación en la escuela, los mecanismos de participación de las comunidades, las juntas de acción comunal y fortalecer las ong’s, depurarlas y fortalecerlas, todo lo que tenga que ver con veedurías.

Nosotros establecimos una costumbre que ya no se usa en esta administración y era que al inicio de cualquier obra pública se formaba inmediatamente el comité ciudadano, incluso antes en el proceso de diseño se dejaba a la gente participar en la metodología que llamábamos Taller de Sueños, pero sobre todo ya en el control de la obra, a tal punto que pedíamos que esa comunidad o ese comité a nombre de la comunidad fuera quien recibiera finalmente la obra.

Los políticos tradicionales y la inercia de la política logra volvernos hacia atrás en el sentido de que la gente sigue persiguiendo la abstracción del Estado como un favor de alguien o de un partido o de un líder. Tenemos que seguir insistiendo en que los administradores de lo público lo que tienen es un recurso de la sociedad que deben manejar adecuadamente y en ese sentido lo que llega a los territorios, a las comunidades, a la ciudadanía, son los beneficios naturales que el Estado debe brindar. Si no logramos ese quiebre nos van a seguir instrumentalizando siempre la participación.

Muchos programas nuestros, y eso voy a reconocerlo con tranquilidad, han sido instrumentalizados, por ejemplo el de reinserción, donde los jefes paramilitares más o menos terminaron haciéndole creer a muchos que si tenían algunos beneficios del Estado era por la gestión de ellos, por su gesto… Pero después también el programa de Fuerza Joven. No logramos desarraigar una buena cantidad de estos jóvenes de los circuitos, como eran jóvenes en riesgo, ya tenían algún tipo de protección por criminales, no logramos desarraigarlos a todos ellos.

No es arrepentirse de esas acciones, pero si cualificarlas. Es decir, la participación y participar tiene que ser un verbo que sigamos conjugando pero creo que las maneras exactas de conjugarlo tenemos que precisarlas.”

Y en el tema de Planeación Local y Presupuesto Participativo ¿cómo fortalecerlo? ¿Qué piensa de la iniciativa de algunos aspirantes de subirlo del 5 al 20%?

“En las condiciones en que está el presupuesto participativo sería una locura, no porque no debiera ser un proceso al que pueda llegarse, sino que así como hay una cantidad: seguramente la mayoría de entidades y de líderes que participan muy constructivamente, también es posible identificar una mancha grande: participación de estructuras criminales que están cooptando presupuesto público, van muy derechito a esas estructuras, al bolsillo de algunos líderes muy corruptos.

Entonces yo creo que toca no suspender el presupuesto participativo, pero si empezar un proceso de calificación de las organizaciones.

Luego volver a revertir contratación a las comunidades, que se les fue quitando por dificultades administrativas o por temor a la calidad de esas organizaciones, hay que volver a que las organizaciones sociales puedan ser ejecutoras de proyectos.

Y una tercera fase sería un incremento gradual a condición de superar algunas dificultades.”

En relación al tema de víctimas, ¿cómo se debe preparar la ciudad?

“Desde que nosotros estábamos en el proceso de reinserción de los paramilitares, decidimos varias cosas.

Una, empezar a trabajar el tema de víctimas desde la estructura municipal, dentro de eso, acciones de reparación y un tema que se inició en ese momento de memoria histórica que tuvo un primer remate muy importante, lo que es el Museo de la Memoria.

En el periodo en que yo fui alcalde yo dije: el cuatrienio pasado nuestros énfasis en reinserción, en este cuatrienio nuestros énfasis en el tema de víctimas. Y desarrollamos entonces un conjunto de estrategias de atención a las víctimas de reparación. A veces en coordinación con el gobierno nacional, a veces con recursos y esfuerzos propios. Dentro de lo cual desplegamos formas muy diversas como el acceso de vivienda de muchas familias desplazadas, la atención humanitaria, pero también un proyecto que hizo historia y que hay que digamos evaluarlo bien para proyectarlo a futuro que fue el programa de retorno a San Carlos.

Yo aprendí en ese proceso que así como algunos que hemos venido del campo no queremos regresar al campo, no nos sentimos de allá, si hay mucha gente que mantiene una identidad, está tan ligada a la tierra que es como una mata que en la ciudad empieza a secarse y que prefiere ir a lo bonito que les da el campo.

Entonces, si nosotros lográramos proyectar esos retornos voluntarios al mismo tiempo haríamos presiones sociales a una ciudad que ya tiene muchas dificultades en territorio, digo incluso en lugares para construir vivienda, la densidad social y de problemáticas muy complejas.

Ahora, esas condiciones tienen que ser en una dignidad como lo exige la Corte Constitucional pero además como nos nace a nosotros hacerlo. Todo el tema de la seguridad en el sentido de que no sea riesgoso para sus vidas, que va desde el desminado hasta la garantía de la presencia del Estado, la no presencia de actores armados, la posibilidad de una producción que les de sustento, las posibilidades de vivienda digna.

Hay que agregar que en un diagnóstico que hicimos con Federico Restrepo candidato a la Gobernación de Antioquia, encontramos un elemento adicional y es que por ejemplo la infraestructura vial de este departamento es muy desintegradora, entonces nos proponemos construir 300 kilómetros de vía pavimentada para que todas las cabeceras de Antioquia queden con vía pavimentada.

Eso es calidad de vida, eso es posibilidades económicas, posibilidades de turismo, pero posibilidad al mismo tiempo de otra cosa que es tal vez la más importante: la posibilidad de ser de aquí, de ser de allá de una manera fácil.”

En el tema de economía solidaria, ¿qué se debe fortalecer?

“Yo siento que todavía nos falta trabajar más desde nosotros, desde lo público, siento que al sector solidario también le falta ser un poco más proactivo en algunas materias.

Recuerdo la administración pasada, que resolvimos problemas más que avanzar, resolvimos problemas por ejemplo en el sentido de evitar que algunas cooperativas como Cootrafa fueran desligadas de la recepción del pago de servicios públicos, digamos sobre todo por atrasos tecnológicos, tuvimos unas discusiones fuertes con algunos sectores cooperativos sobre el tema de los depósitos de dineros públicos que puedan estar allí y en ese aspecto yo he sido muy insistente, lo he renovado en las conversaciones más recientes con líderes cooperativos, debe  haber un lobby importante del sector cooperativo nacional que ya es bastante fuerte para que se modifiquen leyes y decretos que nos ponen a los alcaldes en una condición de mucho riesgo para trabajar con el sector cooperativo.

Una política de discriminación negativa desde el Gobierno nacional que debe ser superada y yo lo he dicho, yo los acompaño en la gestión pero consciente de que una parte de esa realidad no depende solo de la voluntad del alcalde.

Avanzamos en otras materias que son todavía débiles pero muy importantes como los círculos solidarios, hicimos convenios con Fomentamos, siempre con el telón de fondo de Confiar como acompañante de todos estos procesos, pero diría que tendríamos que dar un salto más importante en estos cuatro años.”

¿Qué piensa de un consejo municipal de paz para la ciudad?

Es posible, sin embargo una de las tragedias que tiene este país es que tiene un organismo para cada cosa, tiene exceso de leyes; en el pasado se han establecido comités de paz, este gobierno creó unos nuevos comités de paz, no hay interacción ni diálogo. Pero yo creo que se puede pensar, lo importante más que constituirlos es si son productos de algo, y el que sea producto de algo es sobre todo que sea producto de un consenso, de lograr movilizar sectores empresariales, sectores sociales diversos, desde sindicales hasta organizaciones comunitarias y académicos.

No puede ser que el alcalde diga que tengo mi comité de paz y eso sea suficiente. Yo intenté por ejemplo conformar una comisión de la verdad aquí en la ciudad, en el proceso de reinserción paramilitar. Pero tenía también la conciencia de que no era suficiente con que algunos la quisieran. Ahí estuvo también el IPC, desde luego muy proactivo con el tema, pero no logramos generar consenso con otros sectores importantes de la sociedad.

Entonces no puede ser la verdad de cada uno, la verdad tampoco va a ser nunca absoluta pero si debe ser lo más consensuada posible.

Ahora ya la comisión nacional de memoria estableció un proceso de hacer ese trabajo pero le falta ese componente de venga, hablemos y mirémonos la cara y narremos en una primera instancia desde la perspectiva de cada uno qué ha pasado aquí a ver si en una segunda instancia es posible construir una narrativa común, nunca será absolutamente homogénea, pero si, yo pensaría mucho más en los procesos que en los organismos exigen.”

¿Quiénes son los tres principales aportantes a tu campaña y cuánto están aportando?

“Yo no tengo las cifras exactas ahora. Están a punto de entrar, 40 millones de dos empresas del grupo empresarial antioqueño; 60 millones de tres empresas constructoras de la ciudad y una cantidad de pequeños aportes de amigos que se han ido sumando.

Tengo una estrategia en la que tengo mucha fe, es que logré que mi editorial me donara dos mil libros de la Parábola de Pablo que pienso venderle a mis amigos para que ese sea de parte mía también un aporte importante a la campaña, yo nunca pongo en juego mi patrimonio que no es mucho pero que al mismo tiempo es el patrimonio de mi familia en el tema electoral, jamás.

Pero un trabajo intelectual, que la gente puede recibir con agrado y por ahí derecho aportar, hemos estimado que nos puede dar unos 100 milloncitos de pesos.”