Un futuro incierto, tal vez de guerra, podría esperarle a la organización delincuencial “La Oficina”, tras el arresto de su máximo jefe, Erickson Vargas Cardona, alias “Sebastián”. Su detención en el municipio de Girardota, Antioquia, representa una pérdida para esa estructura, pero no un golpe mortal como señaló el presidente, Juan Manuel Santos. Eso piensan algunos analistas, para quienes “La Oficina” es toda una empresa del crimen organizado que ha sobrevivido la pérdida de varios jefes visibles.
Alias “Sebastián” fue capturado por la Policía Nacional en una modesta finca de la vereda El Salado de Girardota, norte del Área Metropolitana. En el lugar también estaban su compañera sentimental y dos escoltas que se enfrentaron a las autoridades; alias “César”, quien fue detenido, y alias “Negro”, quien murió en el tiroteo.
Al momento de su arresto, el 8 de agosto de 2012, Erickson Vargas lucía cabello largo y barba frondosa, lo cual le daba una apariencia diferente a la que tenía en la foto difundida por las autoridades cuando ofrecieron 1.200 millones de pesos, por información sobre su paradero. Según la policía, la millonaria recompensa la recibió un informante que les ayudó a identificar la finca en la que estaba escondido, ya que el capo cambiaba constantemente de residencia.
Las autoridades también revelaron que en el operativo fueron descubiertas siete caletas, en las que se hallaron 205 millones de pesos, 10 mil dólares y armas de alto calibre, como fusiles y lanzagranadas; además de un telescopio de largo alcance que le permitía vigilar los alrededores de la propiedad.
Más allá de lo que representa el arresto de este capo, el director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (CORPADES), Fernando Quijano, manifestó que “para ‘La Oficina‘ la captura de alias ‘Sebastián‘ es un golpe certero pero no mortal” pues, según él, la estructura de la organización estada conformada por jefes “sin rostro” que ostentan el máximo poder y toman las decisiones pero permanecen ocultos.
“Esa estructura funciona como una empresa criminal, tiene una junta directiva que representa socios, los socios son la mafia, lo que llamaban aquí el Cartel de Medellín. Y también está el que presta el nombre, llámese “Sebastián”, Valenciano” o el que sea. Esa persona tiene altos dividendos y tiene poder, pero tiene que consultarle a la junta”, expresó el líder social.
La historia ha demostrado que esta organización ha sobrevivido la pérdida de temibles cabecillas como el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, quien la conformó en los años ochenta y la lideró hasta su muerte en 1993; y el ex jefe paramilitar Diego Fernando Murillo Bejarano, alias “Don Berna”, comandante del bloque Cacique Nutibara, quien controló el crimen organizado en el Valle de Aburrá tras derrotar a la banda La Terraza y al Bloque Metro de las AUC, entre 1997 y 2003.
Justamente el poder de alias “Sebastián” creció a la sombra de “Don Berna”, quien lo reclutó cuando era un sicario reconocido en la comuna 9. En ese sector, Erickson Vargas y junto a su hermano Franklin Vargas, alias “Frank”, -detenido por la policía el pasado 17 de febrero- habían conformado el combo “La 36”, dedicado al hurto de vehículos. Al lado de “Berna” ambos hermanos pasaron a hacer parte de la banda “Los Pepes”, Perseguidos por Pablo Escobar, y luego de “La Oficina”.
En sus casi 30 años de existencia, “La Oficina” ha logrado manejar a la mayoría de los combos del Área Metropolitana en diferentes épocas y la hegemonía de alias “Sebastián” no fue la excepción. Según Quijano, actualmente esa organización controla más del 70% de los grupos armados de la región, lo que para el líder social demostraría que “el negocio de la mafia se mantiene y que esa organización es una fachada que carga con todo el pecado”.
Una investigadora del Instituto Popular de Capacitación (IPC), de quien se omite su nombre, manifestó que “estos conflictos se mueven por redes de patronazgo y clientela. Alrededor de un patrón se teje toda una red, cuando ese patrón está ausente porque lo capturan, asesinan o extraditan, esas clientelas se re alinderan, ya sea por quienes van a entrar a sucederlo en el poder o por quienes, previamente, estaban disputando.”
La investigadora agregó que la caída de “Sebastián” podría desatar disputas por el poder principalmente en los corredores estratégicos, para tráfico de armas y drogas, pero en general en toda el Área Metropolitana, porque se trata de una organización que agrupa a la mayoría de las organizaciones armadas.
“Situaciones como estas hacen que en algún momento empiece una estrategia de copar territorios, de colonizar zonas que no se tenían, que es precisamente lo que puede pasar, que se empiece otra vez a tratar de cooptar las bandas o de someterlas. Entonces ahí son los recambios, justamente esa recomposición de poderes y re alineamiento de clientelas es el que pronostica un escenario de fuerte incremento de violencia en la ciudad”, explicó la analista del IPC.
Esto significa que nuevamente “La Oficina” enfrentaría un conflicto de reacomodamiento interno, como ocurrió cuando “Sebastián” impuso su jefatura, en medio de una guerra que propició la llegada a la región de la banda “Los Urabeños”.
Reacomodamiento y violencia en el Valle de Aburrá
La guerra entre “Sebastián” y “Los Urabeños” se derivó del conflicto interno que vivió “La Oficina” tras la desmovilización de alias “Don Berna” y su posterior extradición a Estados Unidos, en el 2008. Fue entonces cuando se desataron varias traiciones y se conformaron dos facciones, una conformada por el ala militar, que lideraba redes de sicarios, y la otra por el ala económica, centrada en el narcotráfico. Esta última, al mando de Maximiliano Bonilla, alias “Valenciano”, fue la que tejió alianza con la banda de Urabá.
Esas luchas internas desataron una oleada de violencia en Medellín y en otras poblaciones del Valle de Aburrá, principalmente entre los años de 2007 y 2009. En ese periodo los homicidios en la capital antioqueña prácticamente se triplicaron, porque de acuerdo con las cifras de Medicina legal, pasaron de 771 en 2007 a 2.178 en 2009. La mayoría de estos crímenes se dieron por enfrentamientos entre combos leales a “Sebastián” o “Valenciano”.
Pero las traiciones y disputas en “La Oficina” se hicieron evidentes desde el 2006, cuando “Berna” aún permanecía preso en Colombia. Ese año alias “Danielito” mató al empresario Gustavo Upegui, presunto testaferro de la organización desde la época de Pablo Escobar. Posteriormente “Danielito” fue asesinado y se posicionó como jefe, alias “Rogelio”, quien en el 2008 se entregó a la justicia norteamericana, en Buenos Aires, Argentina.
Para el año siguiente la confrontación interna de “La Oficina” la protagonizaban alias “Valenciano”, líder del ala financiera y “Sebastián”, cabecilla del ala militar. El primero se había aliado con “Los Urabeños”, al parecer en el 2008, y el segundo recibió el poder de José Leonardo Muñoz, alias “Duglas”, capturado en el 2009. Más tarde, en el 2011, “Valenciano” fue capturado en Maracay, Venezuela, y posteriormente extraditado a Estados Unidos, lo que le permitió a “Sebastián” consolidarse como máximo jefe.
Después de esta disputa “Los Urabeños” permanecieron en la región e insistieron en copar espacios de “La Oficina”, por lo que “Sebastián” continuó haciéndoles frente; pero ahora, con la captura del capo, esa banda criminal vería favorecidos sus intereses como planteó la investigadora del IPC.
“Podría decirse que este es un momento propicio para que “Los Urabeños” traten de imponerse y hacerse al control hegemónico de la ciudad. Ellos tienen muchos recursos, en tanto tienen dinero del narcotráfico y, ahora, esta situación representa una oportunidad para que capturen bandas a su servicio, cosa que no habían logrado antes. Pero además no se puede perder de vista que, por más intentos que haya de desmitificarla, la “Oficina de Envigado” como tal sigue estando allí. Y esa es una oficina de negocios, que ha necesitado tener su componente armado y que seguramente ya tendrá dentro de la baraja de nombres a quién va a suceder a “Sebastián” en el poder.”
¿Y los nuevos jefes?
En el bajo mundo ya se escuchan rumores sobre la llegada de más integrantes de “Los Urabeños” a la ciudad y también sobre los alias de quiénes podrían reemplazar a “Sebastián”. Así lo reveló Fernando Quijano, quien advirtió que la caída de Erickson Vargas ha estado rodeada de una campaña de desinformación, la cual aún no permite vislumbrar al nuevo capo.
“Se hablaba que desde diciembre ‘La Oficina‘ había determinado los nuevos jefes. En una de esas se rumoraba que estaban ‘El Grande‘, ‘Carlos Pesebre‘ y ‘Fredy Colas‘ –detenido el 9 de agosto en el sector de El Poblado, un día después de la captura de ‘Sebastián‘-. Luego salió otro rumor de que eran ‘El Flaco‘, ‘Mateo‘ e inclusive ‘Morro‘. Otros decían que casi todo lo tenía controlado alias ‘Mi Sangre‘, de ‘Los Urabeños‘, y así sucesivamente. Ayer hasta un medio salió diciendo que es ‘Helenita‘”, expresó Quijano.
Hasta ahora la Policía tampoco se atreve a revelar quién sería el nuevo jefe de la estructura, sin embargo recientemente el comandante de la Institución en el Valle de Aburrá, el general Yesid Vásquez Prada, indicó que “alias ‘Pichi‘ y ‘Barny‘ son los verdaderos poderes por encima de ‘Sebastián‘.” Estas declaraciones las entregó el alto oficial tras el asesinato en Medellín de dos uniformados de la Dirección Antinarcóticos, los subintendentes Sergio Castro y Franklin Moreno.
Al igual que alias “Sebastián”, quien escaló en la “La Oficina” al lado de “Don Berna”, alias “Pichi” y “Barny”, habrían adquirido poder en la estructura a la sombra de antiguos capos de la organización criminal y, según la policía, estos dos hombres habrían ordenado el asesinato de los agentes antinarcóticos.
Fernando Quijano sostuvo que “si ‘La Oficina‘ no dio la orden de matar a los dos uniformados, los que la dieron –‘Pichi’ y ‘Barny’ según las autoridades-, la dieron porque sienten que tienen buena parte de poder. O sea yo creo que la organización puede entrar a una nueva guerra interna y a su vez resistir la batalla contra ‘Los Urabeños‘”.
Quijano agregó que a pesar de funcionar como una empresa criminal y tener una junta directiva que toma las decisiones, la organización ahora “se debate en un problema complicado: los que quieren negociar con ‘Los Urabeños‘, los que están en pie de guerra contra esa banda y los que quieren tomarse el poder, considerando que son los llamados para estar al frente de ‘La Oficina‘. Ahí estarían ubicados ‘Pichi‘ y ‘Barny‘”.
Según la investigadora del IPC será necesario “mirar qué tanta cohesión hay al interior de la organización para ver si se define un solo nombre o si ocurre como después de ‘Berna‘, cuando se decidió que el jefe era ‘Danielito‘, pero lo desaparecieron y lo asesinaron. O que entren a disputarse el poder como ocurrió con ‘Duglas‘ y ‘Valenciano‘, y posteriormente con este último y ‘Sebastián‘.”
Para Quijano lo cierto es que la organización “necesita quién los represente y lleve la voz de la firma ante el bajo mundo, pues indudablemente el crimen organizado, las bandas o redes criminales, tienen la obligación y la necesidad de conocer un jefe; porque sino cualquiera se para y dice que es él.”
Mientras la nueva jefatura sale a flote, seguramente continuarán escuchándose nombres y rumores, se desatarán enfrentamientos en algunos sectores y posiblemente “Los Urabeños” ganarán poder en varias zonas. Pero lo que ha demostrado la historia es que “La Oficina” tiene la capacidad de adaptarse a las adversidades porque, al parecer, siempre hay un poder detrás del poder.
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