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Lo que sucede en Bolivia

Artículo de opinión elaborado por Jorge Salazar.

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Frente a lo sucedido en Bolivia, es evidente que medimos con metros distintos las cosas dependiendo de si es la derecha o la izquierda, o si sucede en el norte o en el sur. Lo que sucedió con Evo Morales fue un golpe de estado que nada tiene de democrático. Se puede estar de acuerdo o no con Evo, pero eso no justifica violar la constitución y utilizar la violencia para tumbarlo, es más, con solo escuchar el recuento minucioso que hizo el ministro de relaciones exteriores de México, contando toda la odisea para lograr sacar a Evo de Bolivia, se puede concluir, sin lugar a dudas, que fue un golpe de estado, se mire por donde se le mire, sin eufemismos.

Lula da Silva, antes de ganar en Brasil, perdió tres veces y, en algunos casos, con sospechas de fraude; lo mismo le sucedió anteriormente a Andrés Manuel López Obrador en México, sin embargo, ellos no trataron de orquestar un golpe de estado, sino que trabajaron desde la democracia hasta que lograron ganar con un apoyo masivo del pueblo, ¿notan la diferencia?  Lo mismo frente al tiempo que llevaba Evo en el poder: 13 años, ¿qué se dice entonces de Angela Merkel en Alemania, quien lleva 14 años, uno más que Evo? Dirán entonces que “Evo era un dictador y Angela no”. Aquí sí se confunde uno, ¿a qué en concreto llaman dictadura?, ¿será al hecho de que indudablemente el partido en el gobierno tratara de implementar sus propuestas, lo cual es normal y obvio? Cuando la derecha está en el poder eso lo hace, incluso con corrupción y reprimiendo la protesta social y asesinando líderes sociales, ¿Fue ese el caso de Evo? No que se sepa.

Lo que se ve en Bolivia es cómo la derecha, con grupos cívicos armados, utilizó la violencia, cometió actos criminales y una parte de la policía se les unió y la otra se hizo a un lado, lo mismo que los militares, todos se hicieron a un lado para dejar que esos grupos hicieran el trabajo sucio y violento; no defendieron la constitución y la democracia como debería ser, todo lo contrario, le plantearon a Evo que renunciara, consumando un claro golpe de estado.

El otro aspecto es que fue algo claramente preparado, en donde se puede apreciar la mano de los Estados Unidos (apoyados desde adentro por sectores racistas de las élites mestizas bolivianas y probablemente de algunos gobiernos de derecha latinoamericanos), comenzando por el papel de la tal auditoria “técnica» de la OEA al proceso electoral, donde sin presentar ninguna prueba manipuló intencionalmente la opinión pública nacional e internacional, resaltando o magnificando las irregularidades propias de cualquier proceso electoral, y que de ninguna manera variaban el resultado final de la misma. Al respecto existen análisis detallados del proceso electoral donde se ve que la tendencia ya venía antes de que el conteo rápido se detuviera, que no es lo mismo que el conteo vinculante, el cuál es más lento y nunca se detuvo (existen además documentos que pueden ser consultados, si realmente se quiere ser objetivos y tener más elementos de juicio, que explican cómo no hubo ningún fraude y que analizan esto con más detalle).

Es más, dicha auditoria “técnica” de la OEA nunca habló de fraude, habló de situaciones «inusuales», fueron Almagro y la derecha los que salieron a decir que fue fraude.

También es muy diciente la manera expedita como se posesionó la señora Jeanine Añez, con solo los diputados de oposición que no alcanzaban a completar el quorum y donde, además, ya sabemos, se les impidió o dificultó el desplazamiento de los parlamentarios del MAS. Dicha señora ya ha estado ejerciendo funciones, nombrando nueva cúpula militar y ministros de gabinetes, lo que evidencia que se está ejecutando un plan previamente acordado.

Frente a las críticas al último gobierno de Evo por la implementación de proyectos petroleros y otros proyectos extractivos y el descontento de algunos sectores, habría que precisar que ellos son legítimos, aunque lo que se ve es que resaltan esto más de la cuenta y no se tiene en cuenta todo lo que ha implicado de manera positiva el gobierno de Evo para Bolivia y América Latina. En fin, esas eran y son cuestiones para seguir debatiendo y de manera democrática ganarlas, pero lo que no es adecuado, desde ningún punto de vista, es aprovechar un golpe de estado, claramente orquestado por la derecha, para venir a sacar las diferencias y críticas al gobierno de Evo, casi hasta el punto de validar dicho golpe, ignorando el riesgo, las amenazas a toda la bancada del MAS, el chantaje represivo y la persecución racista a las comunidades indígenas (que son las mayoría de la población boliviana) y de los miembros del partido MAS por parte de grupos militares, policiales y paramilitares azuzados por los golpistas. 

Uno no sabría decir si estas posturas son ingenuas o qué es lo que se pretende, y más bien desconoce que con la derecha en el poder perdemos todos y todas las demócratas del mundo, ni qué decir el mismo pueblo boliviano, incluyendo los sectores populares no afines a Evo. Por supuesto, llegará el momento donde indudablemente se tendrán que analizar los errores cometidos por el gobierno de Evo Morales, pero ahora se trata de respaldar y proteger a las comunidades indígenas y populares que están siendo reprimidas, a los y las miembros del MAS perseguidas por sus ideas políticas, y de generar un movimiento mundial de solidaridad con el proceso boliviano y con Evo Morales.

* Las ideas aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y en nada comprometen al Instituto Popular de Capacitación (IPC).