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Monitorear y vigilar: la nueva apuesta de las comunidades de las cuencas del río Nechí y Cauca

Con seis encuentros de formación en monitoreo, el Instituto Popular de Capacitación - IPC pretende formar a comunidades campesinas, pescadores, afrodescendientes y étnicas en herramientas técnicas para el seguimiento de sus afluentes hídricos y la defensa de su territorio.

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Pescadores, campesinos y habitantes de los municipios de El Bagre y Nechí recuerdan con nostalgia cómo eran los humedales que frecuentaban para pescar: grandes extensiones de agua que les proporcionaba bocachicos, bagres y doncellas para su alimentación e ingreso económico.

Hoy esas especies de pescados y ecosistemas, que hacían parte del río Nechí y Cauca, solo quedan en la memoria de quienes los conocieron, como cuenta José Inés Tejada, cacique de la comunidad indígena Zenú de San Pedro Medio, en el municipio de Nechí. 

«Se han perdido los peces por el lodo y la suciedad del agua que se les va a las agallas y los mata. También se ha perdido el sistema de trabajo porque donde se sembraba maíz y arroz fueron dañados por las maquinarias de oro y eso ya no se puede trabajar porque no existe», cuenta el cacique. 

Así como Jose Inés, alrededor de 20 de personas participaron del proceso de formación en monitoreo comunitario del agua, enfocado en la cuenca del río Nechí, realizado por el Instituto Popular de Capacitación – IPC y con el cual se pretende poder construir con comunidades étnicas, afrodescendientes, campesinas y pesqueras elementos técnicos que les permita continuar con la defensa de su territorio y hacerle un seguimiento y monitoreo a las diferentes afectaciones de su afluente hídrico. 

“Este proceso tiene un antecedente del trabajo que ha venido acompañando el IPC con los pescadores en la defensa de los humedales y que han sido afectados por la empresa Mineros S.A. De aquí en adelante van a ser sesiones que van a rotar por otras comunidades para empezar a hacer ejercicios prácticos incorporando elementos técnicos de monitoreo y elementos propios o tradicionales de las comunidades para observar la naturaleza”, indica Pablo Barrios, coordinador del Observatorio de Derechos Humanos y Paz del IPC, y encargado de instalar el proceso en el municipio de Nechí. 

Desde el 2013, el Instituto Popular de Capacitación, de la mano de organizaciones sociales y campesinas del Bajo Cauca, viene desarrollando diferentes actividades de caracterización, observación y vigilancia a las afectaciones generadas por la minería a gran y pequeña escala en los diferentes ecosistemas acuáticos del río Nechí y Cauca. 

En el informe Derechos humanos y debida diligencia en la minería aurífera en el río Nechí, elaborado en 2022 por el Observatorio de Derechos Humanos y Paz del IPC, durante las actividades de reconocimiento y observación realizadas en ese año, se identificó la desaparición de 26 ciénagas y humedales, 13 humedales en estado crítico y 10 en estado medio de conservación. 

Unas cifras que encendieron las alarmas frente a la degradación de estos ecosistemas que hace parte de una zona de protección especial teniendo en cuenta que el Tribunal Superior de Medellín declaró al río Cauca y su cuenca como sujeto de derechos, mediante la Sentencia de Tutela 038 de 2019.

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Teresa Jaramillo, integrante de la comunidad afro del corregimiento de Puerto Claver, en El Bagre y del Consejo Comunitario Afro Claver, recuerda que una de las principales actividades económicas en su territorio era la producción de arroz, un alimento que hoy es imposible cultivar debido a las grandes afectaciones que la minería a cielo abierto a causado en los suelos y que hace imposible su cosecha.

“Los daños que ya están causados en Puerto Claver es todo lo que tiene que ver con la minería: la minería ancestral, las minerías de cielo abierto y la gran minería de la que hemos tenido más daño que es la de Mineros de S.A., porque ellos tienen un potencial grandísimo en maquinaria, remueven muchísimas toneladas de tierra y causan muchos daños al ecosistema y en los ríos”, comenta Teresa. 

Para esta mujer del Bajo Cauca, este espacio de formación es una oportunidad para tomar conciencia sobre las afectaciones que en este momento se han causado en los humedales y en las cuencas hidrográficas y que está en manos de comunidad aportar a la mitigación de estas, ser responsables de sus acciones y estar atentos a cambios en la forma del agua, de la tierra, de la flora y fauna.

“Es entrar en un proceso de concientización de lo poco o mucho que hay y que tenemos que tener más cuidado, empezar a cuidarlo y hacer las cosas con responsabilidad, sobre todo con el ambiente”, agrega Teresa.

Tanto Teresa como el cacique Jose Inés señalan que lo más importante de este espacio tiene que ver con el empoderamiento a los y las jóvenes de la comunidad, pues será la nueva generación la encargada de vigilar y proteger eso que hoy está a punto de extinguirse. 

“Nosotros ya no vamos a alcanzar a mirar lo que va a pasar de aquí a unos años, entonces ellos son los que van a manejar el ecosistema de las regiones, de las veredas, de las partes donde se están viviendo, son los que se van a aprovechar de esto que se está haciendo o son los que van a sufrir de la destrucción que sigue”, señala el cacique. 

Este es el primero de seis encuentros que se esperan realizar en la región del Bajo Cauca relacionados con la calidad del agua en sus parámetros biológicos y físico-químicos, tipos y características de humedales en el río Nechí, y bioindicadores que hablan de la calidad del agua.

Daniela Sánchez Romero
Periodista de la Universidad de Antioquia. Me interesan los tema de cultura, memoria, paz y derechos humanos.