- En Medellín se gesta un movimiento ciudadano que reivindica la salud como derecho
- Tertulias, debates y acciones jurídicas hacen parte de sus actividades
De hecho, el propio Henao viene promoviendo desde el año anterior un movimiento que busca generar conciencia ciudadana sobre las falencias y los problemas que generó la Ley 100 (que reformó el sistema de salud en Colombia), con la cual, según afirma, no sólo aumentaron los obstáculos para el grueso de la población de acceder a servicios médicos prioritarios sino que además propiciaron hechos graves de corrupción como los revelados recientemente por el propio Gobierno.
Al movimiento se le conoce como “Martes por la salud”, pues es precisamente en este día de la semana donde él y otro grupo de por lo menos 20 personas entre médicos, estudiantes, activistas de diversa índole y ciudadanos del común, “víctimas” del sistema de salud, se reúnen a las afueras de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, a eso de las 6:00 de la tarde.
En las reuniones, que se cumplen sin falta desde el 2 de marzo de 2010 y que fueron inspiradas en movimientos como el de las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina o las Madres de la Candelaria de Medellín, los participantes debaten, intercambian conceptos y argumentos que demuestren que en Colombia la salud se convirtió en un lucrativo negocio en el que todos ganan (E.P.S, I.P.S; intermediarios) menos los pacientes.
“Y quedó peor con la reforma hecha por el gobierno nacional a través de la ley 1438 de 2011, porque lo que se hizo fue fortalecer a las EPS, al otorgarles más poder para contratar, para determinar el plan de beneficios y para determinar qué servicio presta y que no. Mejor dicho, fortaleció el negocio”, asegura Fabio Henao, quien señala que buena parte de los problemas que se están denunciando hoy día, fueron advertidos en su momento por profesiones de la salud como él.
“Esto estaba advertido. Cuando el intermediario recibe el dinero, contrata a una entidad que a su vez, sub-contrata el servicio con la que le brinde precios más económicos. En esa espiral de dinero, todos ganan, menos el paciente que recibe servicios más limitados. Y estamos hablando de recursos nada despreciables: el año pasado el Gobierno destino 34 billones de pesos para la salud. El problema no es de plata, es un problema estructural”, agrega el galeno.
Acciones puntuales
Pero los encuentros no son solo deliberativos. De ahí han salido un buen número de acciones de tutela dirigidas contra E.P.S que niegan o restringen el acceso a servicios o medicamentos. También se han planeado otras acciones, como la que tuvo lugar a finales de febrero del año en curso, cuando un grupo de pacientes de enfermedades denominadas de alto costo, afiliados a la E.P.S Coomeva, decidieron protestar pacíficamente frente a sus instalaciones.
Y es que según los integrantes del “Martes por la salud”, los pacientes de las llamadas enfermedades de alto costo son quienes padecen mayores dificultades con las barreras que tiene el sistema de salud. “Son pacientes que deben viajar desde otros municipios, desde la periferia, hacia Medellín, lo que eleva los costos de tratamiento para los pacientes. A eso se suma que las E.P.S destinan menos presupuesto para estas enfermedades, dejando la carga de la atención sobre los pacientes”, sostiene Henao.
Para la muestra, la historia de Victoria Uribe, habitante del barrio Medellín Sin Tugurios (Pablo Escobar), en la comuna 9 de la ciudad. Su esposo sufre artritis degenerativa y ella padece de epilepsia. Por sus condiciones médicas, no pueden trabajar y por ello, dependen para su sostenimiento de los aportes de su único hijo, quien gana un salario mínimo. En los últimos cinco años ha tenido que entablar cinco acciones de tutela: tres contra el antiguo Instituto de Seguros Sociales (I.S.S) y dos contra la Nueva EPS, la entidad que reemplazó al I.S.S.
Una de las tutelas, recuerda Victoria, era para que el I.S.S le concediera el derecho a la pensión a su esposo. La otra era para que reconocieran que para sus precarias condiciones económocas, ella y su esposo debían ser catalogados como pacientes de atención prioritaria; es decir, acceder de forma rápida, oportuna y gratuita a los servicios de salud. Las otras dos han tenido como objeto reclamar los medicamentos que ella requiere para tratar su epilepsia.
“La droga me la entregan 15, 20 y hasta un mes después. Yo me tengo que tomar unas pastillas diarias, porque si no, me dan unos dolores de cabeza terribles. Cuando se me acababan iba a la E.P.S y me decían que no las había, que viniera dentro de ocho días, dentro de 15 días. Un día me tocó poner tutela para que me las entregaran a tiempo”, agrega la mujer.
Curiosamente, una de las personas que le “señaló el camino” para reclamar sus derechos ante el sistema de salud fue un médico ex-empleado del Seguro Social que hoy hace parte del grupo de personas que se dan cita todos los “Martes por la Salud”. Gracias a sus asesorías, Victoria ha logrado sortear una serie de obstáculos jurídicos que, tal como lo afirma, no hubiera podido enfrentar sola.
Por ello y gracias a la confianza que le genera su criterio, Victoria aceptó participar en estas reuniones en las cuales dice aprender mucho. “La salud es un derecho que tenemos todos. Pero las E.P.S lo convirtieron en un negocio: nos atienden mal y nos cobran por todo”, expresa la mujer quien espera, al igual que el resto de participantes, que un día se cumpla el propósito que dio vida a este movimiento:
“Qué esto se vuelva una bola de nieve. Que cada día se unan más personas insatisfechas con el sistema de salud actual y se genere tanta presión que al final, el Estado se tome el trabajo de formular una política pública donde quede consignada que la salud es un derecho fundamental y donde el ser humano sea el centro de la misma”, explica Fabio Henao, uno de los gestores del “Martes por la salud”.