Eran las 7:00 de la mañana y lo que en otro momento podría haber sido un pueblo alegre que despierta al ritmo de las campanas de la iglesia; el martes 16 de abril, Jericó despertó frío, silencioso y arrinconado en las cafeterías que circundan el parque principal.
Entre cafés oscuros y pandequesos, se hablaba de la cantidad de extranjeros que han llegado los últimos meses al municipio, del racionamiento del agua que ha afectado la rutina diaria de los habitantes y sobre un asunto especial que iba a ocurrir ese día pero de lo que decían no tener mayor información o, quizá, de lo que no querían hablar.
En una mesa, un hombre joven le explicaba a una mujer que “es por una audiencia pública, con esa gente de arriba de Palo Cabildo, los antimineros”, mientras la señora le hacía señas de que hablara bajito y ambos miraban cómo en el centro del parque de Jericó comenzaban a llegar hombres y mujeres campesinas con sombreros y ponchos, y jóvenes con pinturas y banderas que dicen “No a la mina, sí a la vida”.
El 16 de abril, a las 7:00 a.m. se congregaron en el parque principal de Jericó 57 campesinos y campesinas, defensores de derechos humanos, artistas, dos periodistas y una religiosa que fueron querellados por la empresa Anglogold Ashanti el 13 de diciembre de 2023, luego de que los y las habitantes del corregimiento Palo Cabildo ingresaran a los predios de Rafael Ortega —quien dice tener contrato de servidumbre minera con Anglogold Ashanti—, para desmontar una maquinaria instalada de manera clandestina por la empresa con el objetivo de iniciar labores de exploración minera.
Según sus habitantes, la empresa nunca socializó con la comunidad la instalación de esta plataforma, que además se pensaba situar muy cerca de un humedal que provee agua a Jericó y a otros municipios vecinos, como Támesis.
La querella aduce a que “un grupo de personas que se denominan anti mineros, ingresaron a la fuerza al predio el Lago, y procedieron con intimidaciones a realizar estragos en la propiedad, dañando los equipos y herramientas que se destinaron para el estudio del nivel de agua en el subsuelo, por parte de la empresa Minera de Cobre Quebradona S.A,S. B.I”.
Sin embargo, en redes sociales sus habitantes registraron cómo de manera pacífica se toma la maquinaria que posteriormente fue entregada a la Policía Nacional:
El arte habla cuando las voces son silenciadas
De trozos de cartón salían frases que gritaban “Enseñar a cuidar el ambiente es valorar la vida”, “Nuestra lucha es por la vida”, “#TodxSomosQuerellados” y “Sí al agua”, como un llamado para que el resto de habitantes de Jericó comprendan la importancia que tiene defender el territorio de actividades extractivas que impactan sus humedales y el agua, sobre todo en medio del actual racionamiento que tiene a este municipio del Suroeste antioqueño casi 10 horas sin agua, ante el desabastecimiento nacional por el cambio climático y los grandes impactos ambientales.
A las 8:40 a.m. los tambores, las quenas y los sikuris retumbaron por las calles de Jericó y al ritmo de la música, las voces cantaron la importancia de que el Suroeste fuera declarado Distrito Agroecológico, como una apuesta para evitar que empresas como Anglogold Ashanti se apropien del territorio. Agradecieron a la pacha mama y a la naturaleza misma por permitirles disfrutar de sus riquezas
La pincelada final de aquel momento previo a la audiencia, fue la voz de la hermana laurita Elizabeth Rua, también querellada, quien se encomendó a su dios trayendo las palabras del Papa Francisco en su segunda encíclica Laudato si’: “Cuando insistimos en decir que el ser humano es imagen de Dios, eso no debería llevarnos a olvidar que cada criatura tiene una función y ninguna es superflua. Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios”, leyó la hermana Elizabeth, para luego decir a quienes oraban con ella y como frase purificadora de los católicos “Que Dios nos acompañe”.
Por las calles de Jericó y de camino al Auditorio Santamaría, los y las querelladas marcharon con un tapabocas en señal de protesta ante el silenciamiento que se les ha obligado a llevar durante el proceso judicial. Sin embargo el slogan que han adoptado #TodxsSomosQuerellados le ha dado la voz a quienes no fueron citados en este proceso y acompañan la lucha de los y las habitantes de Jericó.
Esta no es la primera vez que pasa. Actualmente, está suspendida una primera querella que interpuso la empresa en agosto de 2020 en contra de estos mismos campesinos que se oponen a las intervenciones de la empresa en su territorio.
Vea también: «Agua sí, mina no»: el llamado de los habitantes de Jericó
“Estoy querellado por defender el agua”
Porfirio José Garcés es un adulto mayor de Palo Cabildo, querellado por estar presente y apoyar el desmantelamiento de la maquinaria de Anglogold Ashanti aquel 13 de diciembre de 2023.
“Yo defiendo mi territorio y lo seguiré defendiendo cueste lo que cueste”, dice antes de ingresar al auditorio Santamaría en el cual se llevó a cabo la audiencia pública.
Los y las querelladas entraron con un tapabocas marcado con una equis roja y se ubicaron en el ala derecha del auditorio. El inspector de Policía presidió la audiencia y lo primero que señaló es que solo ellos estaban autorizados para grabar audio y video, y tomar fotografías de la audiencia. Una violación no solo a la libertad de prensa de los medios alternativos que acompañamos el espacio sino también al artículo 21 del código nacional de Policía que señala que “todo procedimiento policivo podrá ser grabado mediante cualquier medio de las tecnologías de información y comunicación, por lo que está prohibido a cualquier persona, salvo las restricciones expresas de ley, impedir que sean realizadas dichas grabaciones”.
Siendo las 9:07 a.m. se dio la instalación de la segunda audiencia de la querella, como se señala en el expediente. Antes de que la parte defensora presentara sus pruebas y argumentos en favor de la comunidad de Jericó, informaron la presencia del Ministerio del Interior, Ministerio de Ambiente y ONU Derechos Humanos.
Luego la defensa pasó a argumentar que todo este proceso se habría evitado si el Inspector de Policía hubiera acudido al llamado que hicieron los y las habitantes de Palo Cabildo el 7 de diciembre ante la posible instalación de esta plataforma. Fecha en la cual inició un plantón de más de cuatro días en la Vereda La Soledad, de Palo Cabildo.
Ante esto, entonces, la defensa señaló que el proceso judicial se estaba llevando sin garantías de imparcialidad ni objetividad por parte del inspector de Policía y solicitaron la recusación de este funcionario ante el Alcalde municipal de Jericó.
“La audiencia se suspende porque presentamos una solicitud de recusación y esa solicitud la debe resolver el alcalde en un término de dos días. Este tiempo para nosotras, como abogadas, es valioso porque sentimos una celeridad excepcional en este proceso y nos permite sostener que, desde el inicio, el proceso ha tenido varias irregularidades, y proteger el derecho al debido proceso de las y los campesinos de Jericó”, indicó Xioma Mendoza, abogada del Instituto Popular de Capacitación IPC y representante de 20 querellados
La audiencia se suspendió y a pesar de que el Inspector pidió a los y las asistentes salir en silencio, sin “algarabías”, la música de los sikuris inundó el recinto y las voces sin tapabocas gritaron “Agua sí, mina no; agua sí, mina no”.
“¿Que si vale la pena defender el territorio? Vale la pena no, vale la vida”, responde Porfirio al salir del recinto, agregando que “estoy querellado por defender el agua, por defender la tierra, por defender nuestra cultura campesina, por defender el futuro de nuestros hijos. Soñamos con un mejor futuro pero nos vendemos a una empresa que va a acabar con nuestro territorio. Pensemos en la vida y la vida es el agua”.
